bilbao. No hace falta conocer muy en profundidad a Marko Banic (31-VIII-1984, Zadar) para saber que el sábado será para él un día complicado, de sentimientos a flor de piel. En su interior convivirán "la alegría" de regresar a la que él considera su casa, de volver a jugar ante su gente, con la sensación "muy dura" de no hacerlo ya como hombre de negro. El público de Miribilla agasajará como se merece al jugador que durante sus siete años en el Bilbao Basket ofreció un rendimiento deportivo fantástico y, más allá, a la persona que conquistó a la marea negra por su sencillez, cercanía e implicación. Él también cayó conquistado "por una ciudad, un club y una afición que me lo han dado todo". Hoy defenderá la camiseta de Estudiantes, pero como ocurre con el inquilino del banquillo colegial, Txus Vidorreta, es parte capital de la historia reciente del baloncesto vizcaino. A Marko le costará tragar salida cuando su nombre sea presentado, tendrá que luchar consigo mismo para contener su emoción, pero mucho cuidado con él cuando el balón se ponga en juego.
El sábado afronta un choque de gran carga sentimental por su regreso a Bilbao. ¿Le apetece?
Siento un choque de sensaciones. Estoy muy contento por volver a mi sitio, a mi ciudad, por ver a mi gente, pero va ser un poco raro. La verdad es que no sé muy bien cómo me voy a sentir cuando me siente en el banquillo visitante... Llevar en Miribilla una camiseta que no sea la negra va ser muy duro para mí, pero sabía que este día iba a tener que llegar. Quizás no quería que llegara tan pronto, pero así es la vida. Ojalá se viva un gran ambiente esa tarde.
¿Qué va a sentir cuando se presente a Estudiantes, llegue su turno y el público le reciba de pie coreando su nombre?
Voy a sentir mucha satisfacción por el reconocimiento al trabajo que hicimos durante muchos años tanto yo como mis compañeros, un trabajo que en muy pocos casos se ha visto en Europa. Para mí va a ser un honor porque en Bilbao me han querido como en ningún otro lado... (pausa larga, se emociona). Estoy muy orgulloso de sentirme un bilbaino más y así me voy a sentir toda mi vida, aunque ahora no juegue allí.
¿Ha echado mucho de menos Bilbao en este año y medio?
Cuando he estado en Rusia he tenido la cabeza en otro sitio, estaba totalmente centrado en la recuperación de mi lesión de rodilla, pero ahora que mi familia y yo estamos en Madrid no hay palabras para explicar lo mucho que echamos de menos Bilbao. Es una ciudad en la que nos sentíamos muy cómodos, en la que nos movíamos con la misma facilidad que en nuestro país, Croacia, la gente nos trataba de maravilla. Para nosotros Bilbao es especial, es nuestra casa. En ningún lado vamos a estar como allí.
Al menos el primer fin de semana de octubre pudo hacer una visita relámpago y quitarse el 'mono'.
Sí. Aproveché un par de días libres que tuvimos antes de empezar la temporada para visitar Bilbao y ver a la gente a la que quiero y respeto, pero apenas estuve un día, se me hizo muy corto. Fue una gran sensación pasear por la zona de la ría, que sigue siendo espectacular. Me encanta caminar por las calles de Bilbao. Sigue estando todo precioso y muy limpio. La gente me seguía saludando por la calle, alguno me abrazaba... ¡Qué gran sensación!
¿Cómo ha vivido este año en el que solo pudo vestirse de corto unos minutos con el Unics Kazan como consecuencia de una grave lesión?
Ha sido muy duro. En siete años en Bilbao me perdí muy pocos entrenamientos y solo dos partidos por las lesiones y convivir con una realidad tan dura me ha costado muchísimo. Ni siquiera podía entrenar por culpa de los dolores. Pero en la vida no todo puede ser de color rosa. Ha sido un año negro, pero ahora estoy muy contento porque vuelvo a sentirme sano. Siempre intento sacar conclusiones positivas de lo malo y creo que tras esta lesión soy mejor jugador y mejor persona.
¿Se siente ya completamente recuperado?
No quiero hablar demasiado, pero creo que ya la he dejado atrás. Ahora mismo me siento muy bien. Estoy bien de peso, me estoy cuidando como nunca, el preparador físico de Estudiantes trabaja muy bien atendiendo a mis necesidades y estoy muy satisfecho.
Visto que las cosas no le han salido como quería tras abandonar el Bilbao Basket, ¿se arrepiente de haber cambiado de camiseta o sigue pensando que era el momento indicado?
Sigo pensando que para mí era el mejor momento para salir de Bilbao. Excepto levantar un título, que habría sido mi gran sueño, cumplí con todos los objetivos que podía tener en el club. Jugar con el Bilbao Basket la Euroliga fue para mí el techo y tanto mi familia como yo creímos que era el momento de cambiar de aires. Luego las cosas han salido como han salido...
¿Ha seguido la actualidad del equipo desde Kazan?
Por supuesto. Hablaba mucho con la gente de Bilbao; con Txipi, que es mi aita bilbaino, con Álvaro, con Aitz, con Raúl López y Álex Mumbrú... Aunque ya no estaba en Bilbao esa sigue siendo mi gente. Hemos mantenido el contacto porque me interesa todo lo que rodea al club y al equipo, todas las noticias que pasan.
Se ha perdido un año repleto de sensaciones fuertes, buenas como la final de la Eurocup y malas como los graves problemas económicos. ¿Cómo ve desde la distancia la salud del Bilbao Basket?
Está viviendo una situación difícil, distinta. El problema es que como hasta ahora el club ha estado en una situación económica buena esta nueva realidad es muy difícil de afrontar. Antes nunca había problemas para encontrar patrocinadores y ahora no hay... Pero mira, yo sé que la gente del club va a arreglar esta situación, estoy convencido. Se está pasando por una mala situación, pero como ocurre en muchos otros sitios. Bilbao es un lugar con mucho potencial y el club siempre ha encontrado el apoyo de las instituciones y de la gente. Creo que va a ser capaz de sacar esto adelante. Hay que confiar en los gestores del club, no hay que perder demasiado tiempo en buscar culpables sino dar confianza para arreglar la situación.
En el aspecto económico y contractual, usted tampoco ha acabado bien con el Unics Kazan, que en verano rompió unilateralmente su contrato de tres temporadas.
Es el estilo que se lleva en los clubes de Rusia. Cuando no quieren a un jugador terminan la relación de esta manera. Pero yo estoy muy tranquilo y puedo mirarme al espejo porque cumplí con todo lo que se exigía en mi contrato. Tengo todos los documentos que así lo demuestran y el problema lo tiene el Unics, un problema mucho más grande que el que se creen. Tenemos hasta informes de médicos muy prestigiosos a nivel europeo. Mi mayor satisfacción sería que por un momento se sintieran de la misma manera que yo me he sentido porque lo han hecho todo de una manera muy fea.
¿Hubo alguna posibilidad real de que usted regresara al Bilbao Basket el pasado verano?
Cuando en Kazan me comunicaron de manera oficial que no contaban conmigo lo primero que hice fue llamar al Bilbao Basket por si había posibilidades de regresar. Ya no había sitio para mí, tuve que buscar un nuevo equipo y estoy muy contento de estar en Estudiantes, aunque está claro que me gustaría que las cosas nos fueran mejor en la clasificación. Creo que tanto Bilbao Basket como nosotros podemos estar bastante más arriba.
¿Qué le llevo a fichar por Estudiantes?
Txus Vidorreta. No fue la única razón, pero sí una muy grande, decisiva. Es un tío al que tengo muchísimo respeto y me siento un privilegiado por haber tenido la oportunidad de trabajar tantos años con él. Es el entrenador que me ha preparado para competir cada día en una Liga tan exigente. No siempre ha sido fácil, pero hemos hecho un gran trabajo juntos. Nos tenemos mucho aprecio y en los últimos años, pese a no estar ya juntos, nunca perdimos el contacto. Cuando surgió la posibilidad de reencontrarme con él, dejé de escuchar otras ofertas. Teníamos claro que esa era la mejor opción.
Usted llegó a Bilbao siendo casi un niño y ahora es casi el padre del vestuario estudiantil. ¡Lo que cambian las cosas!
Al llegar a Madrid me encontré a mucho chaval joven, pero la verdad es que estoy disfrutando muchísimo trabajando con ellos. Tienen un potencial enorme, les gusta escuchar, les gusta preguntar y te respetan, que es lo importante. Prácticamente me siento un entrenador ayudante con ellos (risas). El equipo va poco a poco mejorando y estoy seguro de que iremos hacia arriba.
¿Esperaba ver tan abajo al Bilbao Basket?
No se me pasaba por la cabeza en ningún escenario. Ha entrado mucha gente nueva, pero estas cosas pasan en el mundo del deporte. Lo que sí que veo es que hay muchas dudas en Miribilla con respecto a Rafa Pueyo y a la plantilla. Yo veo bien tanto al entrenador como a los jugadores, poco a poco van a ir cogiendo el ritmo competitivo. El problema es que el equipo ha entrado en una mala dinámica en un momento delicado del club. Al final todo influye en el ambiente.
Usted ha trabajado muchos años con Rafa Pueyo, ¿le ve preparado para el banquillo bilbaino?
Claro que sí. Al final lo que está pasando entra dentro de la lógica del deporte. Rafa ha trabajado muchos años con Txus y con Fotis, ha aprendido muchísimo y es parte importantísima de los éxitos del club durante todos estos años. Entonces estaba en segundo plano, pero todos sabemos las horas de trabajo que ha dedicado al Bilbao Basket. Es un tío que conoce muy bien el baloncesto, que sabe reaccionar. Ahora hay que confiar en él y apoyarle, nada más. Es su primer año y esa circunstancia hay que tenerla en cuenta. Estoy seguro de que va a sacar la situación adelante.
Analizado el presente y hablando de futuro. ¿Volverán a unir sus caminos Marko Banic y el Bilbao Basket en el futuro?
Yo lo tengo claro y por mi parte no existe ninguna duda: volveré a Bilbao. Si la otra parte está interesada, el Bilbao Basket siempre será una opción top para mí. Esa ciudad, ese club y esa afición me lo han dado todo en mi vida.