bilbao. La expedición Bizkaia Gailurretan Bilbotik K2ra Euskaraz encabezada por Alex Txikon arrojó ayer buenas noticias sobre su intento de hollar la cumbre del K2 (8.611 metros), el ochomil más peligroso de los catorce, segundo más elevado y uno de los tres que le faltan al alpinista lemoarra para cerrar el círculo de la ascensión a las montañas más altas del planeta.
Según informó al alpinista vizcaino, la expedición ha estado atareada en superar la cota del Campo 1 y Campo 2 a fin de aclimatarse e ir equipando la vía por la que acometerán el intento de ascenso a la cumbre del K2. Una preparación previa al ataque definitivo que ha llegado a consumarse hasta los 7.300 metros de altitud, razón por la que se sentía satisfecho el himalayista de Lemoa, no en vano, Txikon y su compañero de cordada, el coruñés Félix Criado, han superado la que consideran parte "más dura técnicamente" del ascenso a una montaña que fue hollada por vez primera el 31 de julio de 1954 por una expedición dirigida por el italiano Ardito Desio y que precisamente se llevó a cabo por la ruta de los Abruzzos, que es concretamente la elegida por Txikon para su aventura. "Han sido días de mucho trabajo y de un gran esfuerzo por la cantidad de nieve que presenta la montaña. Hemos cargado e instalado más de 500 metros de cuerda; ahora queda superar el día del ataque a la cima la parte más peligrosa en el cuello de botella", explicaba el vizcaino, que descansaba ayer en el Campo Base, a la espera de una ventana de buen tiempo.
Txikon, de este modo, está cumpliendo los plazos previstos hasta el punto de que la expedición se ha propuesto adelantar la fecha del ataque a la cima del K2. "Estamos con muchas ganas y nos sentimos muy fuertes", comentaba como buen presagio, mientras descubría sus nuevas intenciones, que pasan por iniciar el asalto definitivo la semana del 25 de julio, coincidiendo con el cambio de luna. No obstante, a juicio del alpinista lemoarra, la montaña presenta mayores dificultades a las de anteriores intentos debido a "la cantidad de nieve y las condiciones climáticas tan duras, con mucho frío y viento". Un contexto que suma peligro a la ascensión, dado que las fuerzas de la naturaleza están propiciando el desprendimiento a lo largo de la ruta de los Abruzzos de gigantes y amenazantes bloques de hielo. Dificultades que se suman a otra ya prevista: la escasez de alpinistas debido al temor después del asesinato de 11 personas en el Campo Base del Nanga Parbat, que comparte suelo paquistaní con el K2. "Estamos unos 16 montañeros de todo el mundo, lo que nos hará coordinar un ataque conjunto a la cima", concluyó.