Urrutikoetxea, el superviviente
El vizcaino accede a las semifinales tras superar a Idoate en un choque durísimo
Duración: 71 minutos; 21:46 de juego real.
Saques: 3 de Urrutikoetxea (tantos 3, 7 y 8) y 3 de Idoate (tantos 6, 11 y 15).
Pelotazos: 381.
Tantos en juego: 14 de Urrutikoetxea y 9 de Idoate..
Errores: 6 de Urrutikoetxea y 5 de Idoate.
Marcador: 0-1, 1-1, 1-2, 2-2, 3-3, 4-3, 8-4, 9-9, 9-10, 10-11, 10-12, 11-12, 13-13, 14-13, 14-14, 15-16, 15-17, 16-17, 18-18, 19-18 y 22-18.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Josetxo Areitio (con Mikel Urrutikoetxea) y Jon Idoate (con su hermano Mikel).
Apuestas: A la par al inicio del encuentro.
Incidencias: Tercera eliminatoria de los cuartos de final del Manomanista de Primera de la Liga de empresas disputada en el frontón Bizkaia de Bilbao. Algo más de media entrada.
Bilbao. Con la fatiga marcada en su rostro y la rodilla ensangrentada después de luchar durante más de una hora, Mikel Urrutikoetxea celebraba con rabia su triunfo en los cuartos de final del Manomanista de Primera ante Mikel Idoate. Ambos pelotaris dieron toda una exhibición de entrega. Erraron golpes y varias veces no estuvieron acertados a la hora de rematar, sin embargo, lo que no se les puede achacar es la falta de entrega. Los dos contendientes se dejaron la piel y no regalaron absolutamente nada. Fueron 381 pelotazos a buena, toda una tortura en un partido mano a mano; además muchos de ellos fueron de aire, ya que ninguno de los manistas quería ceder terreno. Aun así, a pesar de que los dos delanteros lo dieran todo solo podía ganar uno y en el tramo decisivo el vizcaino acertó y selló su pase a las semifinales.
Idoate es una roca, un pelotari que no deja huecos y contra el que hay que luchar muchísimo para hacerle un tanto. El delantero de Zaratamo bombardeó constantemente a su oponente, sacando a relucir su poderoso golpe e intentando llevar la iniciativa constantemente. Urrutikoetxea mandaba una y otra vez la pelota a los cuadros traseros, sin embargo, todo volvía. El txantrearra nunca se rindió y devolvió prácticamente casi todo. Ambos pelotaris exhibían una seguridad brutal y solo los pequeños detalles decantaban la balanza hacia uno de los dos lados.
Pero en esta batalla a cara de perro, también hubo tiempo para disfrutar de bonitos tantos. No todo fue una tortura física, los dos pelotaris aprovecharon cada uno de sus pequeños momentos de respiro para dibujar obras de arte. Y si Urrutikoetxea deslumbraba con una volea a dos paredes de escuadra y cartabón, Idoate respondía con una milimétrica dejada que hacia inútil la carrera del vizcaino. Aun así, muchas de estas genialidades no acabaron en tanto ya que ambos demostraron que además de frescos de manos, también lo estaban de piernas y llegaban a todo, haciendo levantar al público después de los intercambios de golpes.
Los cartones subían y la igualdad se mantenía. Pequeñas rachas de buen juego parecían decantar el triunfo hacia uno de los dos lados, pero una y otra vez el empate volvía al marcador. El choque avanzaba y ninguno de los pelotaris parecía flaquear ante el asombro de la grada. Al final, solo unos mínimos detalles decantaron el vencedor. Con el viento a favor Idoate no supo ganar, y cuando le llegó el turno a Urrutikoetxea, éste no perdonó y se convirtió en el superviviente de la batalla y del Manomanista.