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Las bazas vascas para la 'corsa rosa'

Ocho corredores representan al ciclismo vasco en la carrera italiana a partir de este sábado

Las bazas vascas para la 'corsa rosa'Foto: afp

bilbao. Es la primera de las grandes. El sábado, en Nápoles, arranca la 96ª edición del Giro de Italia. Son muchos los primeros espadas que afrontan, a partir de esa fecha, tres semanas en las que está en juego el primer gran objetivo de la temporada. Vincenzo Nibali, Bradley Wiggins, Ryder Hesjedal, Samuel Sánchez... son los nombres que se barajan estos días como los llamados a dar la cara en la lucha por el maillot rosa. Pero en la ronda italiana también será patente la presencia vasca. Ocho corredores serán quienes representen al ciclismo vasco envueltos en los colores de cuatro equipos diferentes.

En este contingente euskaldun hay un hombre que ha ligado su extensa carrera profesional al Giro de Italia. Juanma Garate, a sus 36 años, es un hombre-Giro. Desde que debutara en profesionales en el año 2000, ha participado en siete ediciones de la prueba italiana. El irundarra siempre se ha desenvuelto con comodidad en el Giro, por lo que los diferentes equipos en los que ha militado han diseñado su temporada, si las lesiones lo permitían, pensando en dar guerra en las puertos de la ronda transalpina.

De los ocho corredores vascos que tomarán la salida este sábado, Garate es el único que sabe lo que es ganar en el Giro. En su palmarés luce una victoria de etapa. Fue en el Passo de San Pellegrino, en 2006, el mismo año en el que se llevaría la clasificación de la montaña. Fue la culminación de un periplo en el que Garate demostró que la carrera italiana se amoldaba a sus características como no lo ha hecho nunca otra carrera. Entre 2002 y 2006 el guipuzcoano terminó en cuatro ocasiones en el top ten del Giro. Su mejor resultado fue el cosechado en 2002, cuando fue cuarto en la general.

Este año Garate acude a Italia enrolado en el equipo Blanco. El equipo holandés acude con Robert Gesink como líder, por lo que el irundarra será un apoyo importante en las etapas de montaña para el ciclista holandés, que se estrena en el Giro. Por supuesto, Garate no desaprovechará la oportunidad de buscar una victoria de etapa si se pone a tiro. Con 36 años, puede que sea la mejor manera de despedirse de su carrera.

los escuderos de samuel Para Euskaltel-Euskadi este Giro se ha convertido en una obligación. Este año ha sido un punto de inflexión en la escuadra naranja y el cambio de filosofía ha hecho que su rendimiento sea examinado con lupa por los aficionados. Con esa presión sobre la plantilla, los resultados no han sido los deseados. El propio Igor González de Galdeano ha manifestado públicamente que esperaba más de algunos de sus corredores. Las dos victorias cosechadas en la Vuelta a Castilla y León no han diluido la decepción por la discreta Vuelta al País Vasco. Además, el mazazo del positivo de Serebryakov les apremia aún más a dar el do de pecho en el Giro.

El cuerpo técnico de Euskaltel ha querido que Samuel Sánchez se centre este año en la carrera italiana. El asturiano acude al rescate del equipo con la ambición de ganar una etapa y hacer podio en la única carrera de tres semanas que le queda, como ya hiciera en el Tour de Francia y en la Vuelta a España. Para conseguirlo contará con la ayuda de cinco compañeros vascos: Jorge Azanza, Gorka Verdugo, Egoi Martínez, Pablo Urtasun y Miguel Mínguez. Al margen de lo que pueda arañar Samuel para el equipo naranja, tal vez alguno de ellos logre repetir los éxitos de Igor Antón, Mikel Nieve y Ion Izagirre, los último ciclistas vascos en ganar una etapa en el Giro. Los dos primeros lo hicieron en la edición de 2011 y el menor de los Izagirre en 2012.

Otro que sacará a relucir todo su repertorio de gregario de lujo será Xabier Zandio. El iruindarra acude a la carrera italiana con la misión de escoltar al británico Bradley Wiggins en su reto de mutar su piel amarilla del Tour de Francia al rosa del Giro.

El octavo ciclista vasco que estará presente en la salida de Nápoles será Beñat Intxausti. El vizcaino arrancará cargado de ambición. Será su segunda participación en el Giro de Italia y quiere hacer valer las buenas sensaciones que le dejó la edición del año pasado y el buen papel que después cuajó en su última carrera de tres semanas, cuando fue décimo en la Vuelta a España. Su equipo, el Movistar, no escatimará en recursos para apoyarle en esta empresa. Intxausti es su jefe de filas y no renuncia nada. ¿Una etapa? ¿El podio? El vizcaino no se pone límites. Acude dispuesto a probarse e intentar llegar lo más alto posible.

En menos de un mes veremos si alguno de estos ocho corredores consigue colarse en el podio, un espacio que se le resiste al ciclismo vasco desde que en 2001 Abraham Olano y Unai Osa quedasen segundo y tercero, respectivamente, en un Giro que terminaría ganando el italiano Gilberto Simoni.