Duración: 1h 09 minutos de juego; 32:22 de juego real.

Saques: 2 de Bengoetxea VI y 1 de Martínez de Irujo.

Faltas de saque: 2 de Bengoetxea VI.

Pelotazos: 664 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 4 de Bengoetxea VI, 1 de Beroiz, 8 de Martínez de Irujo y 2 de Zabaleta.

Errores: 4 de Bengoetxea VI, 5 de Beroiz, 4 de Martínez de Irujo y 2 de Zabaleta.

Marcador: 1-1, 2-1, 2-2, 3-7, 3-8, 4-8, 4-9, 5-11, 5-12, 6-16, 6-17, 8-19, 10-20, 13-21 y 13-22.

Botilleros: Roberto García Ariño acompañó desde la silla a Bengoetxea VI-Beroiz; mientras que Jokin Etxaniz hizo lo propio con Martínez de Irujo-Zabaleta.

Apuestas: Se cantaron de salida posturas de doble a sencillo para Martínez de Irujo y Zabaleta.

Incidencias: 1.200 personas en el frontón Bizkaia de Miribilla para presenciar el partido que cerraba la segunda jornada de semifinales del Parejas de Primera.

Bilbao. El pie en el acelerador como primer mantra. Después, viene el resto. No aflojar. No parar. No bajar los brazos. No perder pelota. No mirar hacia detrás. Permanente huida hacia delante con un planteamiento tan fuerte como efectivo. Pura potencia. Caballos en las venas. Purasangres. Y no parar: jamás. Eso nunca entra en el plan, en la hoja de ruta, de Juan Martínez de Irujo y José Javier Zabaleta. ¿Para qué? Sobra con su receta. Kilómetros en las piernas, sacrificio y pegada a velocidad de la luz. Lo de sus rivales acaba siendo el aplastamiento: ya sea por cansancio, por bombardeo, por los nervios... Porque también su sombra, tan grande, atenaza solo por el mero hecho de ser los gallos. Aun así, Oinatz Bengoetxea y Mikel Beroiz amenazaban con tormenta. Los dos, huracanes de músculo veloz, siempre han dado el callo ante los de Aspe: fueron sus primeros verdugos. Así que por agotamiento pintaban bastos. Además, regalan muy poco. No pasa nada. Mismas premisas. Órdenes de equipo.

Y ante rivales de talla maratoniana, fue Juan el que cogió las riendas. Sí que regalaron más que de costumbre Oinatz y Beroiz -incluso el de Leitza se echó en cierta medida la culpa-, pero también endurecieron mucho un duelo que no pasará a la historia por ser un muestrario de remates de infarto. Ocurre que Irujo, abrochado a su versión más sobria y segura, se ejercitó en el trabajo sucio para abrir las primeras distancias. Aprovechó su potencia y su velocidad, aunque falló dos remates al principio, para sujetar a Zabaleta y evitarle las pelotas complicadas. Estaba claro que Oinatz y Beroiz son difíciles de meter mano, de ahí que aligerara carga en los cuadros traseros. Pronto se marcharon. 2-7 casi de salida.

Bengoetxea estaba timorato, gris, desdibujado y Beroiz, también. Raro, raro. Sujetaban, pegaban, cargaban. Pero Zabaleta enseñaba la espalda al de Huarte e Irujo se lo ponía en bandeja. Una vez que la primera brecha estaba abierta, todo fue coser y cantar. Irujo, tranquilo y con chispa, no se lió y siguió a lo suyo. El problema en los colorados era que la defensa funcionaba, pero no el ataque, y si juegas a exprimir, puedes acabar trasquilado. Y ese fue el caso, que sin mordiente, Juan dio dentelladas a diestro y siniestro, auspiciado por dos faltas de saque de Bengoetxea VI escandalosas que le dejaron tocado.

De hecho, el delantero de Leitza no sumó su primer gancho -los tantos más espectaculares del partido fueron suyos- hasta el 5-16. Lo de antes fue un ejercicio de errores y sufrimiento donde la fortuna jamás sonreía. Diez cartones de diferencia fueron una losa demasiado pesada. Y es que, tras eso, revivieron Oinatz y Beroiz. El zaguero dio la vuelta a la situación y el leitzarra se puso, poco a poco, a tono. Los de Aspe sumaron hasta la veintena, pero se quedaron atascados.

Salió el huracán Bengoetxea entonces. Ya estaba dentro. Pero era tarde, muy tarde. Sumaron esperanzas los colorados a base de apretar los dientes y tirar hacia adelante con todo, arriesgando. Y fueron sus mejores minutos. Después la gloria siguió vestida de azul. Porque un fallo de Oinatz en el saque remate y una cortada a la chapa de Mikel terminó con la historia. Eran estertores. Los de Aspe ya se habían metido tres cuartos de billete para la final en el bolsillo. Misión cumplida. A esperar.

las cábalas de la última jornada Con los triunfos de este fin de semana, las cábalas se han liado y ahora habrá que ver resultados porque las cuatro parejas pueden meterse en las semifinales. De este modo, Berasaluze II y Albisu entran en la final si ganan al de Ibero y a Zabaleta por dos tantos. Las dos parejas estarían dentro. No obstante, si vencen sus partidos Irujo-Zabaleta y Bengoetxea VI-Beroiz, estos dos dúos serían finalistas. A pesar de que Aimar Olaizola e Ibai Zabala no están teniendo buenos resultados en las semifinales, llegarán a la pugna por la txapela con Irujo-Zabaleta si estos ganan a Pablo-Albisu y ellos dejan en diez o menos a Bengoetxea-Beroiz.

En la mayoría de las combinaciones, Juan y José Javier están dentro, pero también pueden quedarse fuera si no pasan del cartón nueve contra Berasaluze II-Albisu y vencen su partido Bengoetxea VI-Beroiz, que acompañarían al de Berriz y al de Ataun en la final. Además, si Aimar e Ibai ganan a Oinatz y Mikel entre 22-11 y 22-20, Pablo y Jon Ander jugarían la final contra Irujo-Zabaleta hagan lo que hagan en el último envite.