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Descubriendo una vuelta por etapas

Descubriendo una vuelta por etapasIker Martín

la Andalucia Bike race es una vuelta por etapas de 6 días, todas ellas en distancia de maratón (más de 50 kilómetros). Y en mountain bike.

La carrera en sí arrancó el pasado domingo, hace una semana, pero para nosotros llevaba desde el viernes dando vueltas. Es lo que tenemos los amateurs (este tema lo tocaré en más ocasiones) que al final lo tenemos que hacer todo. El viernes después del trabajo cogimos el coche y pusimos rumbo a Córdoba. Total, ocho horas de coche. Primera etapa, lista. El sábado fue un día de trámite para salir a rodar, ver que la bici va correcta, comer bien y descansar.

El domingo a las 10.00 horas se daba el pistoletazo de salida a la carrera. No voy a entrar mucho en los detalles porque al final, la crónica técnica de una pareja que corre más cerca del coche escoba que de la cabeza no tiene mucho interés. Aún así las tienen aquí: http://blogs.deia.com/corrernoesdecobardes/.

Una vuelta por etapas es una resta. Bueno una resta y una tortura. Me explico: uno llega con un estado de forma X y cada día que pasa va restando: X-5, X-10? La clave, por tanto, es hacer que esa X sea lo suficientemente grande como para llegar a meta. Desde que he acabado la Andalucía Bike a todos los ciclistas que corren el Tour, la Vuelta o lo que sea por etapas les considero superhombres.

Las dos primeras etapas se disputaron en Córdoba capital, en la Sierra Morena. El primer día ya me di cuenta de que había cometido algún error en mi entrenamiento. Estaba muy bien de forma, pero mi habilidad en terrenos técnicos era nefasta, peor que ver a Belén Esteban en ese programa de bailar. Y eso es una tortura, por muchas razones: frenas a tu compañero, pierdes todo lo que ganas en otros tramos y te desgastas el triple que los que van fácil.

El tercer día era en Priego de Córdoba, una etapa preciosa. Quizás porque en esos dos primeros días y gracias a mi compañero Gustavo mejoré algo la técnica y pude disfrutar de la etapa, me sentí ciclista.

El miércoles tocamos la nieve. Con más de 3.000 metros de ascensión acumulada y algo más de 1.500 de altitud máxima, el frío era notable. Era la etapa reina, rodadora y rápida hasta el último tramo en el que metieron una bajada muy técnica. Ahí perdí todo lo que gané subiendo. Esto es así. Salvamos la etapa sin caídas y sin pinchazos, que no es poco.

El jueves ocurrió una de esas cosas que suelen ocurrir en las vueltas por etapas. El temporal hizo que los organizadores decidieran suspender la etapa. Lo ideal es estos días de descanso es hacer un poco de rodillo o salir a soltar las piernas, pero para nosotros ponernos a lavar la ropa y no manchar la poca que nos quedaba limpia fue más que suficiente.

El viernes fue la última etapa. Punto y final. La alegría era máxima. Después de todo, estábamos contentos de cómo acabamos la carrera, con casi ninguna o ninguna visita del señor del mazo, bastante enteros y de menos a más.

La Andalucía Bike Race es una prueba de bicicleta de montaña, ya lo saben, pero de montaña pura y dura. Allí hay que ir bien preparado. Con unos conocimientos muy sólidos de conducción, de mecánica y de uno mismo, ya que un error se paga muy caro. También hay otras opciones, como invertir dinero en un mecánico que te revise la bicicleta todos los días. Es más cómodo, pero menos romántico.

Casi más importante que la propia carrera (una media de seis horas y media diarias de bicicleta cuando una etapa del Tour dura entre cuatro horas y media y cinco) es lo que le rodea. Cada día hemos tenido que lavar nuestra ropa, secarla, reparar las bicis, limpiarlas, organizar los avituallamientos del día siguiente y el tiempo que nos quedaba era para descansar. O intentarlo. Muchos días (al ser lentos o malos, llámenme malo, no me preocupa) no llegábamos a comer y teníamos que hacerlo camino del hotel masticando alguna barrita energética, nueces? Lo que pillábamos. Varios días nos daban las 00:30 de la madrugada hasta que acabábamos la tarea. Eso, ya les digo, resta, y resta mucho.

El despertador sonaba a las 7.00 de la mañana. Lo oía y no era capaz ni de moverte. En el desayuno intentaba agarrar el tenedor y no tenía fuerzas ni para cerrar los dedos. Duele todo: la espalda, los brazos, el cuello. El dolor de patas era lo de menos, aunque según pasan los días las piernas se van haciendo más diesel y cuesta arrancarlas, que entren en calor. Había etapas que salía, escuchaba a las piernas y pensaba que no llegaba ni al primer control. Esto es muy duro. He corrido cinco ironman, tres ultras a pie y maratones, pero ninguna de esas pruebas es comparable a una vuelta por etapas como esta.

Y con todo eso que les cuento, la verdad es que ha sido un sueño verme rodeado de campeones olímpicos o campeones del mundo. Es una experiencia preciosa.