Bilbao

En el Open Internacional, Manu Galán (Talavera de la Reina, 09-VI-1978) encontró una nueva imagen de sí mismo, más cerca del frontis. Zaguero consistente, el asturiano, que nació en Toledo pero reside en Gijón, se conjuntó a la perfección con Iñaki Garma para dar la sorpresa en la competición en la que partían como Cenicientas, pero en la que pusieron las cosas muy difíciles a todos los dúos. Unido al bilbaino, los dedos señalaron a Galán como una de las nuevas caras en la delantera palista profesional, un converso con trazas y ganas, una nueva imagen a destacar en la pléyade de artistas de los cuadros alegres en nómina de Innpala.

Encontraba Manu un nuevo camino en el Bizkaia, pero llegó la desgracia de las lesiones y le quitó el sueño. Fue en el peor momento, cuando comenzaba sentirse cómodo en las nuevas labores de puntillero. "Al principio era una pequeña molestia en la cadera y después eran unos dolores enormes, sufría un montón cuando jugaba. Fue algo progresivo y, justo antes de ir al médico, en cada partido, lo pasaba fatal", relata el polifacético pelotari de Innpala, quien además de gran palista es muy querido en el cuadro. Así, en la cadera quedó varada su senda. Explica Galán, flamante campeón del Parejas en 2008 y 2010 - los dos con Esteban Gaubeka- y del Villa de Bilbao en 2003 -con Javier Iriondo- y 2008 -con Esteban Gaubeka-, que "es un problema que consiste en unas gibas en la cabeza del fémur que, al rozar con la cadera, me pinza el cartílago y lo ha desgastado más de lo normal". De este modo, el palista asturiano tiene artrosis en la cadera del rozamiento del juego del fémur con esas montañas. "Después del Open estaba bastante tocado, fui a mirármelo al médico y me dijeron lo que había, que se me había gastado mucho esa parte", declara Manu y apostilla que "ahora estoy esperando una intervención que me limpie esa zona para que el rozamiento con el cartílago sea el normal".

Se torció entonces el cambio de Manu, de farragoso zaguero dos veces campeón del Parejas a espídico delantero con mucho juego cerca del frontis. "El dolor fue subiendo de intensidad, al principio con parar se me aliviaba", analiza, y prosigue que "cuando empezó a dolerme mucho sí que me planteé que pudiera ser artrosis, pero me dijeron: o paras o te tenemos que poner una prótesis". Y desde los servicios médicos le dieron dos instrucciones: la primera fue dejar de jugar y la segunda, "operarme u operarme". "No había más opciones". Y todas ellas pasan por una rehabilitación complicada y por algunas opciones de no volver a disfrutar como antes con la pala. Buscó el palista, además, otra opinión en la clínica La Esperanza de Gasteiz, en la que se encuentra el conocido galeno Mikel Sánchez, con el mismo diagnóstico.

Así las cosas, desgrana Galán que "estoy esperando a que me llamen para que los médicos de la Seguridad Social lleven a cabo la intervención" y lleva desde junio -cuando jugó la semifinal del Torneo de Getxo con Imanol Ibáñez- sin poder jugar. "Mi idea es que me intervengan lo más rápido posible y lo que tenga que ser será. Lo principal es que no perjudique la articulación", desvela Manu, dada la importancia de la operación, aunque anuncia que "jugar es lo que más me gusta y es lo que quiero seguir haciendo. Pero de momento estoy de baja médica y no hay que ponerse plazos". "Así de primeras supone un palo y poco a poco tienes que ir asimilando las cosas cuanto antes, porque es la manera de seguir hacia adelante", manifiesta el palista asturiano. Y es que, las previsiones no eran halagüeñas, pero Galán es un peleón; como lo es en la cancha, correoso y complicado de vencer en todas las facetas.

Nadar y la bici estática "Para mí esta situación es completamente nueva, porque jamás había tenido ninguna lesión importante", explica el palista gijonés y, por ello, cuenta que "lo que me ayuda a seguir adelante es hacer deportes que no me permiten mover la cadera. Precisamente no paro para no perder, por lo menos, la forma. Nado, hago bicicleta estática... Y sigo haciendo ejercicio. Me anima y me mantiene la cabeza ocupada". Y es que, una vez entre en quirófano, Galán tendrá que apartar su afición por el deporte para centrarse en la recuperación de su cadera de la mejor manera posible.

Y para su buena recuperación, todo el cuadro de pelotaris está con él desde el principio. "Les envié un correo electrónico para comentarles qué me pasaba y la gravedad de la lesión", sostiene el polivalente palista, a quien le llegan siempre palabras de ánimo de sus compañeros, ya sea por correo, por mensajes de texto o llamadas.