bilbao. El regreso de la competición, después de un mes de parón estival, ha sido fulminante para Efrén Vázquez, que, si el sábado veía cómo se escapaba la primera pole de su carrera mundialista por la aparición de una bandera roja propiciada por la caída de otro piloto cuando el bilbaino estaba a punto de concluir la vuelta rápida en pista y que terminó materializando antes de ser invalidada, ayer echó otro palada de arena sobre sus intereses.

El Gran Premio de Indianápolis arrancaba coqueto para las intenciones de piloto de Rekalde, quien, a pesar de la complejidad anunciada para ganar posiciones en el trazado estadounidense, conseguía, desde la séptima pintura de salida, alzarse hasta la cuarta posición en los compases inaugurales, el lugar donde mayoritariamente se fajó Efrén antes de que se estrellaran todas sus posibilidades. El de Rekalde venía controlando los tiempos, midiendo el esfuerzo y la intensidad, administrando el consumo de los neumáticos, hasta que Maverick Viñales, a la postre caído en el giro final, asumió la iniciativa e impuso la exigencia. En ese momento, rebasado el primer tercio de la prueba, todos debieron apretar los dientes.

En ese marco, estirándose el grupo, Efrentxu, ambicioso procurando no dejar escapar la opción de podio, se entregó. Pero faltó mesura. Perdió el control de su Honda y a 12 vueltas para ver la bandera ajedrezada de las 23 previstas, se precipitó sobre el asfalto. "No sé por qué me he caído, porque he trazado igual y a la misma velocidad que en las anteriores vueltas", comentó resignado, aunque entonando disculpas en su garaje y sin camuflar sus "ganas de subir ya al podio".

En la cabeza, entretanto, Salom se embolsó su primera victoria mundialista con osadía e inteligencia, entrometiéndose en el duelo Cortese-Viñales. Un precioso desenlace. Si bien, el italoalemán, segundo ayer, reforzó su liderato con la caída de Mav. Llegó con 9 puntos de ventaja y se marcha con 29.