Bilbao. "He madrugado", señala Pablo Fusto (Buenos Aires, 04-VI-1980) con voz cansada. El argentino, tras conseguir el sábado la txapela de campeón del mundo, fue ayer a Nafarroa para continuar con su labor como técnico. Aun así, la victoria supo dulce.

¿Cómo fue la celebración tras conseguir la txapela como campeón del Mundial Individual?

Tampoco fue desmedida. Estuve con los amigos y salimos por Bilbao a tomar algo, pero fui pronto para casa porque hoy tocaba madrugar. Salimos contentos, brindamos y comimos bien, porque ya llevaba unos meses de abstinencia y la del sábado era un situación especial.

¿Cómo recuerda el partido?

Creo que es el encuentro con el que soñaba. Es increíble que me hayan salido las cosas tan bien. Piensas lo que tienes que hacer, a dónde tienes que tirar la pelota en cada momento y al final me salió perfecto. Es imposible hacerlo mejor. Hubo algunos errores que tuve, pero que es normal ante un rival que te obliga. Saqué bien, no hice faltas, cuando cogía pelota con la derecha le fui a soltar a todas, todas empalaba, todas me salían bien, nunca le di el aire y siempre estuvo detrás mío. Así que creo que fue el partido perfecto para mí.

¿El físico ha sido fundamental para alcanzar el triunfo?

Rotundamente sí. Aparte de cómo te encuentres de rapidez y fuerza también es un tema psicológico. Si te encuentras bien, sabes que puedes ir al ancho corriendo dos o tres veces, darle y no estar muerto. Es importantísimo saber que puedo dar el cien por cien sin tener que administrarme todo el tiempo. Eso te hace jugar más valiente y afrontar el partido con un optimismo terrible.

Lo cierto es que se le vio con una velocidad espectacular a la hora de moverse por la cancha e hizo que Luján sufriera mucho.

Sufrió y pude defender bien sus ataques. Y cuando defendía no entregaba pelota. Si en el primer ataque dejas la pelota muerta en el dos, el tanto dura un pelotazo. Lo importante era atacar, defenderle con fuerza, no dejarle la pelota franca y atacar rápidamente otra vez.

Sobre todo destacó su manera de afrontar los ataques de Luján y la rapidez con la que conseguía volver a su sitio sin perder posición.

Me gustaría verlo por la televisión tranquilo. Para ver eso. Creo que es importante pegar, volver y llegar a la siguiente bien. Lo hice, excepto en algún dos paredes que echó Luján que era inagarrable. Yo sentía que estaba a todas, pegando y volviendo.

Con este triunfo, además, mantiene un idilio casi imbatible con el frontón Bizkaia.

Son esas cosas que piensas de repente y te pones a contar que llevas sin perder desde hace bastante tiempo. Gané todos los duelos hasta el festival de Reyes y después otra vez he estado sin perder. Es un alivio saber que me adapté a la modalidad nueva, porque cuando empiezas siempre tienes la duda de si vas a funcionar. Yo vengo de frontón corto pero hasta que no estás jugando no tienes la conciencia de que lo puedes hacer bien. Mi balance a medio año es muy bueno en el Bizkaia.

¿Qué supone para usted la consecución de la txapela del sábado?

Es la txapela de la constancia. Es la de llegar y mantenerse. Con la primera dices: "Bueno, ya llegué, ¿y ahora qué?". Ahora tienes la ilusión de continuar, de seguir. Yo creo que es un trofeo a la perseverancia, a la entrega, al entrenamiento, a todo eso. Es un cúmulo de esfuerzos, de cosas que vas realizando y, bueno, tal y como lo estuve preparando, valió la pena.

Antes de vencer a Gaubeka en 2009 reconocía usted que el mano a mano era una espina clavada. ¿Ahora es diferente?

Ahora ratificas que la victoria de 2009 no fue una casualidad. Creo que voy por el buen camino y así puedo mantenerme tiempo allí arriba. Tengo confianza y puedo estar bien. Y eso depende de mí, de mantenerme, de dedicarme a tope: en el gimnasio, en el frontón...

Se acordaría de la familia...

Apenas habían pasado unos minutos y ya lo sabían. Ellos controlaban la hora y estaban a la espera de que les llamara. En esos momentos te acuerdas mucho de la familia, de mi padre, de mi madre, de todos. Aunque, en especial de mi madre, que ha tenido problemas de salud.