Bilbao. Equipo de impulsos por definición, acostumbrado a que su trayectoria se dibuje en forma de dientes de sierra, el Gescrap Bizkaia destapó el tarro de las esencias en el último cuarto, en cinco minutos primorosos de acierto ofensivo, para sumar su primera victoria en el Top 16 de la Euroliga y seguir haciendo historia. Los hombres de negro han ganado en poso en las últimas semanas, sus altibajos son cada vez menos pronunciados y la contundencia que van adquiriendo se asemeja cada vez más a la del sobresaliente conjunto del final del pasado curso. En el duelo de ayer ante Unicaja, los de Fotis Katsikaris supieron remar cuando la corriente no les fue favorable del todo, se fajaron sin temor cuando su rival consiguió llevar la iniciativa y cuando la inspiración apareció en su camino apartaron a su enemigo del camino en un abrir y cerrar de ojo. Fue cosa de cinco minutos, los primeros del acto final. Si hasta entonces la maquinaria ofensiva había funcionado a trompicones, absolutamente gripada desde la larga distancia, en esos 300 segundos todo salió de cara hasta el punto de firmar 18 puntos que dejaron sin capacidad de respuesta a los de Chus Mateo, que acabaron fundidos en la parcela física y cediendo un notable average a su rival, aspecto este que puede ser vital en un grupo con tanta dinamita.
Y es que entre el final del tercer cuarto y el arranque del último el Gescrap Bizkaia construyó un parcial de 20-4 que hizo saltar por los aires el cerrojo andaluz, una andanada en toda regla que fundamentó su éxito en los triples. Si durante los 30 primeros minutos los locales solo metieron 2 de los 16 que lanzaron, en el último cuarto enchufaron cinco de siete para adquirir una renta de 20 puntos (76-56) que fue completamente incontestable. Ahí brillaron los Álex Mumbrú, extraordinario en todas las facetas del juego (18 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias) y siempre dispuesto a ser referente, Raúl López, Kostas Vasileiadis... Todos se sumaron a la fiesta con traje de gala, aunque anteriormente, cuando hubo que ponerse el mono de trabajo y pelear en las cloacas, sobresalió la figura de un colosal Dimitris Mavroeidis, todo pundonor y lucha, que se fajó con todos y cada uno de los interiores del Unicaja para acabar la contienda con dobles figuras en puntos y rebotes.
Unicaja saltó a cancha con las ideas muy claras. Sabedor de la baja de Blums, Chus Mateo dio carta blanca a Fitch para jugar uno contra uno y fueron los visitantes los que comenzaron dominando la contienda, aunque los locales no perdieron pie a pesar de que Fischer tuvo que marcharse al banquillo muy pronto al ser sancionado con dos personales. De todas maneras, una lesión del escolta de los andaluces y la entrada en cancha de Mavroeidis cambió radicalmente el panorama del duelo. El Gescrap Bizkaia creció en defensa, Vasileiadis entró en calor en la parcela atacante y los de Katsikaris construyeron un parcial de 10-2 que les permitió llegar en ventaja al final del primer acto (22-17). Parecía que los hombres de negro podían tener la oportunidad de cimentar una ventaja cómoda que quitase tensión al choque, pero nada más lejos de la realidad. El 27-21 fue un espejismo fugaz, ya que Unicaja devolvió a pista a Fitch, dio la alternativa al supuestamente renqueante Joel Freeland y el marcador dio un vuelco considerable. El poste inglés hizo mucho daño en la pintura bilbaina y suyos fueron 12 de los 17 puntos que los de Mateo materializaron en el segundo cuarto ante un Gescrap negado desde la larga distancia y renqueante a la hora de cerrar el rebote ofensivo. Ante este panorama, el 36-34 al descanso podía darse por incluso por positivo.
Momento de duda En la reanudación, los de Katsikaris entraron a cancha con el pie izquierdo (pérdidas de balón, errores absurdos consecuencia de una grave falta de concentración…) y entre Freeland y Peric aprovecharon la circunstancia para poner a Unicaja por delante (38-42), aunque los anfitriones resistieron a trancas y barrancas. Con los árbitros aplicando un criterio bastante curioso (permisividad durante unos minutos, exceso de celo en otros), la contienda se movió en márgenes muy estrechos, aunque una andanada capitaneada por Vasileiadis y Mumbrú hizo posible que los de Katsikaris llegaran a los 10 minutos finales con un colchón interesante (58-52) visto lo visto sobre la cancha.
La apertura del acto final fue extraordinaria. Álex engatilló un triple, Mavroeidis cerró a Freeland el camino hacia el aro con un estratosférico tapón y Raúl volvió a acertar desde los 6,75 para un 64-52 que disparó las pulsaciones del Bilbao Arena. Unicaja intentó cerrar la vía de agua con un tiempo muerto, pero el Gescrap Bizkaia estaba ya completamente desatado. López clavó otro certero puñal desde la lejanía, Hervelle se unió a la fiesta, Mavro se disfrazó de gladiador y el partido se rompió. Un parcial de 18-4 en cinco minutos dibujó un marcador de 76-56 que dejaba la contienda finiquitada y abría la lucha para conquistar un average sobresaliente. En esta última batalla no anduvo tan fino el cuadro bilbaino, pues recibió un 0-9 de manos de Fitch por querer contemporizar en demasía, aunque entre Banic y Mavro cerraron la brecha para hacer posible incluso que Tomas Hampl se despidiera de Bilbao jugando sus últimos 25 segundos como hombre de negro. Sus compañeros intentaron que fuera el pívot checo el que resolviera la última jugada, pero finalmente fue Kostas el que clavó un triple que colocó el 85-70, el último cañonazo de una extraordinaria explosión final.