Bilbao. Si alguien esperaba que el de ayer fuese el encuentro en el que el Bizkaia Bilbao Basket agarrara con fuerza el timón de su porvenir, enderezara el rumbo y dirigiera la embarcación hacia el destino esperado, se equivocó. Si alguien creía que el amparo del Bilbao Arena iba a servir para disimular las costuras evidenciadas en los últimos compromisos a domicilio, erró. Los hombres de negro se complicaron ayer hasta el límite su futuro en la máxima competición continental tras caer ante el Fenerbahçe en un duelo extraño y racheado que cayó a las manos de los turcos después de escurrirse de las bilbainas. Los de Fotis Katsikaris son, a día de hoy, un equipo tambaleante, sin regularidad, con desconexiones brutales y lagunas repentinas, rasgos todos ellos que suponen un obstáculo para avanzar con paso firme por la jungla de la Euroliga. Y lo malo es que el mal no es uno concreto, sino que hay varios. Los físicos no están a tope y los engranajes lo notan, las mentes empiezan a circular por caminos demasiado revirados, de repente aparecen carencias defensivas como agujeros negros, acto seguido son los ataques los que se encasquillan. Mal asunto, no cabe duda.
Todo ello tuvo ayer hueco en el guión del duelo ante las tropas de Spahija. El Bizkaia BB arrancó encajando 26 puntos en el primer acto, solucionó ese problema en el segundo pero no fue capaz de anotar en los cuatro minutos anteriores al descanso. Tras el descanso, volvió a sufrir en la retaguardia ante el tino turco desde la larga distancia y al final, cuando el horizonte parecía aclararse pese a haber perdido por el camino a Axel Hervelle por lesión -tuvo que retirarse a mediados del tercer parcial por una lesión de rodilla similar a la que le impidió jugar el Eurobasket- hicieron acto de presencia los nubarrones. Y claro, la tromba de agua no se hizo esperar. Dominaban los de Katsikaris por un esperanzador 67-59 a 5:05 del final y ahí se acabó todo. Cinco minutos sin anotar, enlazando pérdidas, triples que no tocaron aro, ataques desesperados... Demasiadas facilidades para un Fenerbahçe que, agradecido, enlazó un 0-12 para dejar al Bilbao Arena con un palmo de narices. El triple a la desesperada de Vasileiadis (70-71) a tres segundos del final encontró respuesta en dos tiros libres de Onan... Y fin.
Lo peor de la situación es que el Bizkaia BB parece haber entrado en una peligrosa espiral. Una sola victoria en los últimos seis partidos es un balance demasiado negativo como para tomárselo a la ligera, sobre todo ahora que toca suplir la baja de Hervelle, una pieza vital. Aaron Jackson, atenazado y sin chispa, y Álex Mumbrú, precipitado, no son, ni mucho menos, los del pasado curso y el equipo les necesita como el comer, pues en su ausencia Marko Banic se encuentra demasiado solo. El notable partido ayer de Raúl López, más valiente que otras veces en ataque, y Josh Fisher, excelente en defensa, no es suficiente para tapar el boquete que dejan las malas rachas del estadounidense y el catalán. Los secundarios no pueden suplir a almirantes de un día para otro. Además, si a esto le unimos que entre Grimau y Blums sumaron once minutos en los que ninguno anotó, que Mavroeidis no tuvo continuidad ni con Hervelle lesionado... Además, Spahija llevó el partido por los derroteros que más le convenían a su equipo y tuvo la iniciativa en la confrontación de pizarras. Demasiadas vías de agua
Sin regularidad Arrancó la contienda con un duelo al sol desde la línea de 6,75 y fue el Bizkaia BB el primer pistolero que cogió algo de aire en el luminoso, pero Spahija no tardó en rearmar a los suyos. Apostó por la altura y acertó. Colocó a Bogdanovic (2,00) de dos y a Preldzic (2,06) de tres y los pares locales, Fisher y Grimau, se vieron superados, lo que permitió al Fenerbahçe firmar un 0-9, todos ellos obra del jugador croata, para acabar el acto inicial con un inquietante 21-26.
La activación de Banic, un par de errores arbitrales que encendieron a la afición y una mejora en la retaguardia reavivaron al Bizkaia BB. Los de Spahija se diluían en ataque (seis puntos en todo el segundo cuarto) y flaqueaban en defensa, circunstancia aprovechada por los de Katsikaris para pasar a mandar por 36-32 a 3:46 del descanso. Fue entonces cuando hubo oportunidad de conectar un par de derechazos al mentón turco, pero en su lugar los hombres de negro acumularon pérdidas, ataques mal jugados… En definitiva, seis oportunidades de ampliar la brecha desperdiciadas.
En la reanudación, Spahija volvió a recuperar al dúo Bogdanovic-Preldzic para percutir contra la línea exterior local, pero el Bizkaia BB mantuvo el tipo, primero con Hervelle (hasta la lesión) y luego con Banic y Raúl para entrar con ventaja en el último acto. Con los dos equipos jugando a impulsos, el 67-59 a cinco minutos del final parecía una ventaja más que esperanzadora, pero este Bizkaia BB sigue sin encontrar su norte. En su lugar, lo que se ve en el horizonte europeo son oscuros nubarrones.
1IRREGULARIDAD La falta de constancia está siendo una rémora brutal para el Bizkaia BB. Ayer se vio un nuevo ejemplo. Encajó 26 puntos en el primer acto y cuando solucionó los problemas defensivos fue el ataque el que se bloqueó.
2ATASCOS Los de Katsikaris sumaron casi diez minutos sin anotar en dos segmentos del partido distintos: en los cuatro minutos anteriores al descanso, cuando pudieron romper el partido, y en los cinco finales. El triple de Vasileiadis llegó tarde.
3REFERENTES Banic jugó a buen nivel, pero sus dos mejores aliados fueron Fisher y Raúl, componentes de la segunda unidad. Se necesita que Jackson y Mumbrú vuelvan a su mejor nivel.