Donostia. Todos los focos la apuntaban. Incluso, antes de que el sábado pusiera un pie en Donostia. Por pedigrí, actual campeona de Europa de 1.500, la prueba reina del mediofondo, pero también por ser actualidad. Rabiosa actualidad desde que se vio obligada a declarar como testigo con motivo de la investigación judicial de la operación Galgo, en la que fue detenido su ya exentrenador, el polémico Manuel Pascua Piqueras. Desde entonces, muchos de quienes la subieron al cielo el pasado verano en Barcelona, la echaron al fangal. Pero Nuria Fernández, hasta ayer inédita en la temporada de cross y también en el embarrado hipódromo donostiarra, emergió del lodo para dibujar, otra vez, la sonrisa en ese rostro que tan pétreo se ha mantenido este invierno. Con su éxito, el primero de una atleta estatal tras Marta Domínguez (2006), eclipsó el doblete de Josphat Kiprono Menjo en el Cross Internacional de San Sebastián, prueba que cuenta con el patrocinio del Grupo Noticias-Onda Vasca, pues el keniano ya ganó en 2008.

La madrileña impidió que se repitieran los dos ganadores de hace tres años al sorprender a la gran favorita, Eunice Jepkorir, ante un público entregado. Si algún aficionado silbó, desde la pista no se le oyó, pues la ovación fue de gala. Ya en el podio, con su txapela calada, Nuria tomó el micrófono que le tda. No sabéis la fuerza que me estáis dando por estar aquí para disfrutar del atletismo. Hay que ser valiente y seguir adelante. Muchas gracias". La tribuna rugió.

Ante esta reacción, tan espontánea como Nuria, poco se puede añadir. Con su contratación, la Federación Guipuzcoana arriesgó pero su apuesta deportiva resultó un éxito. A la ahora pupila de Antonio Postigo, que no corría desde la San Silvestre Vallecana, le benefició que la carrera femenina comenzara un tanto lenta -el segundo kilómetro se corrió en 4:12- para desplegar todo su arsenal en un sprint propio de un milqui y batir a Jepkorir y Gema Barrachina.

Barrachina, enorme Como en Elgoibar, la alicantina fue tercera tras un papel valiente. Fue la única que supo leer la carrera. Consciente de la velocidad de Nuria, se hartó de tirar y tirar desde salida. Su cambio en el tercer kilómetro (3:22) rompió el grupo de diez atletas, en el que iba Leire Medina -décima y primera vasca-, que se redujo a un cuarteto: Jepkorir, Gema, la ugandesa Rebecca Cheptegei y Nuria, que fue de atrás adelante mientras se desperdigaban Goshu, Cheywa, Kambouchia, Casanueva, Alfonso y Medina.

Barrachina llevó el peso, y Nuria, que se vistió de largo para protegerse de los 5-6 grados de temperatura -la alta humedad hizo que la sensación térmica fuera aún más fría-, se mantuvo agazapada incluso cuando asomó Jepkorir. La keniana tensó a falta de 500 metros, pero habían llevado a Nuria en carroza y la calidad y la rabia contenida de la campeona europea se unieron en un cóctel letal.

Menjo, superior La prueba masculina también tardó en resolverse, lo que siempre agradece el espectador. A ello contribuyó que los parciales durante los cinco primeros kilómetros oscilaron entre 3:10 y 3:20, lo que propició un octeto: Menjo, Mbishei, Lebid, Overall, Cheshari, los debutantes Ricardo Serrano y Sergio Sánchez, y el alavés Iván Fernández, que le echó desparpajo para comandar el grupo en dos ocasiones, cuando el plusmarquista europeo de 3.000 soltó las riendas de la cabeza.

A partir del sexto kilómetro, se avivó el ritmo. Delante solo quedaron los tres africanos, Lebid y un gran Serrano. Al superar un salto, el madrileño, otra vez soberbio, quedó clavado al caer sobre una piscina de agua y el barro, y Menjo, Mbishei y Lebid abrieron hueco. El podio era cosa de tres. O de uno: Menjo. El cuarto hombre del mundo sobre 10 kilómetros en ruta (27:04), finalista en el diezmil de Osaka, abrió gas a partir del kilómetro ocho. Le bastó un mil a 2:51 para quedarse solo y asegurarse su segunda victoria en Donostia. Mbishei y Lebid completaron un podio que volvió a negarse a Serrano.

El público aún guardó un merecido gran aplauso para Iván Fernández. Con su octava plaza, el alavés reivindicó el letargo en el que vive el cross vasco pese a la fenomenal respuesta de la afición, que engrandeció una preciosa matinal de barro, caldo y buen cross.