ES tan lejano y tan cercano...”,señala Pablo HernánFusto (4-VI-1980, BuenosAires, Argentina) mientrasevoca el paso del tiempo. Las fotos,que amarillean en los marcos,recuerdan las horas, los minutos ylos segundos, pasados bajo el yugoinescrutable del presente. “¡Fue hacedos días!”, exclama el bonaerense,pero han pasado ya siete años y 501partidos.Un abismo, una eternidad,dos segundos en la cancha, un peloteolargo, multitud de txapelas y trofeos,miles de apuestas, sueños, miedos,esperanzas, rivales, compañeros,amigos, vestuarios, lesiones ymuchas satisfacciones. El leño. Unavida -“pasa todo más rápido de loque parece”-. “Tengo apuntadostodos mis partidos y, por casualidad,la semana pasada me puse a contary vi que tenía un total de 499”, señala.

El quinto centenario llegó el pasadosábado en Barcelona (el lunestuvo función en Gernika), “junto auno de mis mejores amigos, EmilianoSkufka -campeón en Paude pala corta-”, admite Fusto,quien apostilla que “ganarhubiera sido lo máximo”. Y es queconEsteban Gaubeka y Silvaine Brefelcomorivales,el dúo de argentinoshincó la rodilla (24-40).

“Los comienzos fueron difíciles.Sobre todo, marcharme de mi casaen Argentina y empezar una vidanueva aquí”, analiza Fusto y su imagende gigante de la pala, forjado conunrevestimiento de músculos, retornaun poco a su tierra, hacia aquellosdías anteriores a su desembarcoen Bilbao, previo paso por Francia,octubre de 2003. “¿Que cómo fue eldía antes de venir? Buff... y el de después...

El día anterior no fue tan traumáticoporque vine a jugar un campeonatoen Brive (Francia) y despuésiba a Bilbao, pero dejar a mis hermanas,a mis sobrinas...”, se leencharcan las palabras. “Me siguepasando cada vez que vengo”, remacha.

“Todos los años vuelvo a Argentinapara volver a ver a mi familia,paso veinte días, o un mes. La primerasemana es de novedad, perodespués nos acostumbramos, hagomi vida normal allí y justo cuandomás a gusto me encuentro, viene elpalo”, analiza el bonaerense, que nose guarda nada para sus adentros, laefeméride le recuerda los inicios, ladistancia y el océano de por medio.“Tuve que hacer una elección y elegí probar mi techo como deportistay, por suerte o por desgracia, me haido bien, aunque hay que sacrificarcosas. Si me hubiera quedado enBuenos Aires, tendría la espina clavadatoda la vida”, manifiesta.Fusto llegó a las canchas palistasen 2003, de mano de Eusko Basque,propiedad de Aitor Totorika. “Lleguécon un contrato para tres años”, sostieneel palista, quien admite que“tenía miedo de no dar el nivel.Teníapánico. Es una modalidad muy difícil y no quería volverme a casa a losseis meses.Muy bien tenía que irmepara quedarme” y ya son sieteaños desde que un 16 de octubrede 2003 amaneciera enla cancha. “Ahora todoparece bonito, pero fue llegary decirme que debutabaen quince días contraJuan Pablo”,recuerda.

Después,mes y medio en Bilbaoy seis enArgentina “para arreglar los papeles,en principio era para un mes,pero todo se alargó” y, al fin, en juliode 2004 “ya me instalé definitivamenteaquí”. “Vi quemefaltaba físicoy en Buenos Aires me ejercitémucho”. De esta manera, en suregreso, Fusto fue un ciclón, “gané13 ó 14 partidos seguidos”. Una delicia.

“Con los logros deportivos fuetodo más fácil, además, no dejabaque me diera vueltas la cabeza”,señala. Comenzó viviendo en Castro-Urdiales -“demasiado lejos”- yposteriormente en Bilbao y, ahora,en Retuerto, Barakaldo.

GAUBEKA Y LARRINAGA “El palistaque más me ha impresionado ha sidoEsteban Gaubeka”, admite el bonaerense.Rivales hasta la saciedad. Enemigosíntimos -“me aburro de jugarcontra él”, sonríe, divertido-. “Cuandole vi por primera vez fue en 2002y no me parecía tan bueno comodecían. Después ha sido el mejor.No obstante, todos sonmuybuenos.Para ganar al último hayque sudar”, explica Pablo, cercano,que alaba, además, a sucompañero en la zaga KoldoLarrinaga. “Ha sido con el quemejor me he conjuntado. Ademásfue especial mi primera txapela delCampeonato de Euskadi, en 2005, quefue con él. Me llevo muy bien con él,también con Galán, con Garma...,pero con él siempre consigo sumar”.

El kilometraje del pasado guardauna mención especial para noviembrede 2009. “Conseguí el Mundialindividual, donde, por una cosa uotra, nunca me había encontradobien. Me llevé muchas decepcionescon ese torneo”. Lloró entonces en lacancha, se emocionó. Ahora, trasmedio millar de partidos y toda unavida en Bizkaia con “balance muypositivo a nivel laboral, deportivo yextradeportivo”, solamente“mequedade argentino el acento”.