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De vuelta a la vida

De la Peña reapareció el pasado domingo tras soportar durante casi un año el calvario de las lesiones Al día siguiente, Tamudo se reencontraba con el fútbol y el sabor del gol en la Real, su nuevo destino

De vuelta a la vidaFoto: deia

Bilbao

EL pasado domingo, en El Madrigal, el campo del Villarreal, Iván de la Peña volvía a disputar un partido oficial 305 días después de su última aparición futbolística, el 11 de noviembre de 2009, en un encuentro de Copa ante el Getafe. Dos días después, en Almería, su amigo Raúl Tamudo, con quien había forjado una pareja de leyenda en el Espanyol, anotaba con su nuevo equipo, la Real Sociedad, su gol 130 en Primera División, el primero con la camiseta txuri-urdin, respondiendo de la mejor forma posible a la confianza que el club donostiarra había depositado en este avezado goleador, que, sin embargo, está a punto de cumplir los 34 años y llevaba casi un año sin jugar a causa de un enconado enfrentamiento con la gerencia de su anterior equipo.

Iván de la Peña y Raúl Tamudo fueron expulsados del paraíso balompédico casi al mismo tiempo, y de la mano también han regresado al fragor de la competición.

Llegaron a configurar el alma del Espanyol, pero ambos cayeron el pasado año en desgracia, aunque por causas bien diferentes. El calvario de Iván de la Peña, que ya ha cumplido los 34 años, se inició aquel 11 de noviembre de 2009 con unas molestias en el tríceps sural de su pierna derecha durante ese partido copero en Getafe. Lo Pelat trató de buscar cura a sus dolencias utilizando métodos preventivos, pero no hubo forma. Incluso peregrinó a la clínica de la doctora Marijana Kovacevic, en Belgrado, en busca de sus remedios milagrosos. Ni por esas. Tras pasar por la consulta del doctor Cugat, De la Peña era operado el pasado 10 de febrero de una fasciectomía de la pierna derecha. Le dieron tres meses para la recuperación. A punto de reaparecer, lo que reaparecieron fueron las molestias, a consecuencia de un mal gesto en un entrenamiento. Recuperado, en plena pretemporada, a De la Peña se le reprodujeron los mismos problemas musculares, solo que en la otra pierna, la izquierda. El colmo. La situación llegó hasta tal punto desesperado que no hace ni quince días que el centrocampista se debatía entre dos opciones: pasar de nuevo por el quirófano o retirarse definitivamente del fútbol.

Sin embargo, la buena suerte por fin asomó. Los síntomas del denominado síndrome compartimental en su pierna izquierda no se confirmaron y el pasado domingo, Mauricio Pochettino, el entrenador del Espanyol, le convocó y le hizo jugar ante el Villarreal, procurándole la única noticia positiva de tan infausta tarde, en la que el equipo perico encajó una rotunda goleada (4-0).

El técnico argentino fue quien precisamente había liquidado del Espanyol a su socio, Raúl Tamudo, siguiendo las consignas del club, que no soportó cómo el jugador probablemente más rentable de su historia tuviera un gesto de desafección.

el hombre récord Tamudo, con 129 goles, era el futbolista que más tantos había marcado en el Espanyol. En el último partido del equipo perico en Monjuïc, antes de trasladarse a su flamante estadio de El Prat-Cornellá, anotó tres dianas frente al Málaga, poniendo un formidable colofón a la temporada 2008-2009 y a tan significada fecha. Un año antes, Tamudo ya había superado a Rafa Marañón, que hasta entonces regentaba el título de máximo goleador en la historia del Espanyol con 111 anotaciones; y también rebasado a Argilés como el jugador que más partidos había disputado con la zamarra blanquiazul, en la temporada 2006-07. En tan larga trayectoria, el delantero de Santa Coloma forjó con sus goles verdaderos hitos para el club. Como el que anotó en la final de Copa del 2000, ante el Atlético de Madrid, poniendo fin a 50 años sin títulos. O el que hizo en la final copera de 2006 al Zaragoza, sumando su segundo trofeo copero. O los que evitaron el descenso a Segunda un par de veces. O cuando lloró a lágrima viva cuando el club quiso venderlo al Glasgow Rangers para paliar su maltrecha economía.

Semejante bagaje se tiró por la borda por un absurdo. O así lo parece. Según el club, Pochettino acordó con Tamudo entregar el brazalete de capitán al poco después fallecido Dani Jarque en los prolegómenos de la campaña 2009-2010, gesto que empujó al delantero a solicitar una rebaja en su cláusula de rescisión para facilitar su salida del Espanyol en el mercado invernal, después de permanecer dieciséis temporadas en la entidad barcelonesa. No hubo ofertas relevantes, y Tamudo, a quien le quedaba un año más de contrato, no tuvo otro remedio que claudicar.

Pero unas palabras de Tomás Durán, su representante, acusando a la directiva del club de desplazar al jugador desataron la tormenta, recreando un clima malsano que sepultó lo que parecía un idilio eterno. Además, los problemas físicos que aquejaron al delantero sirvieron de perfecta coartada para que Pochettino arrinconara definitivamente al gran referente del españolismo. Sólo coincidiendo con el último partido de la temporada en Cornellá-El Prat, ante Osasuna, Pochettino tuvo el gesto de sacarle unos minutos para que Tamudo pudiera despedirse de la afición perica, que le tributó una enorme ovación, tan en consonancia con la importancia del jugador como ajena al conflicto.

Mientras tanto, en sus propias sombras, consumido por sus lesiones, De la Peña heredaba su brazalete de capitán para la presente campaña.

Atrás quedaban sus correrías, en las que fraguaron durante los nueve años en los que navegaron juntos en el Espanyol una de las parejas más letales, coordinadas y rentables de la Liga estatal, y desde luego del equipo blanquiazul. Sobre todo cuando en la campaña 2003-04 salvaron al equipo del descenso en la última jornada, frente al Murcia. La prensa barcelonista acuñó el término dúo sacapuntos para denominar a tan eficaz sociedad, que en la campaña siguiente clasificaba al Espanyol para la UEFA y, a la siguiente, en 2006, lideraba al colectivo hacia la conquista de la Copa, doblegando en la final al Zaragoza (4-1).