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"Tenía que ganar por Arhane"

Extinguidos los fastos, la algarabía y el ruido de una "noche espectacular", una sonrisa en calma cubre el rostro de Juan Martínez de Irujo en su hogar de Mutilva, pleno de felicidad el día después de lograr la "txapela más soñada" rodeado por el calor de sus seres queridos

"Tenía que ganar por Arhane"Foto: Javier Bergasa

bilbao. Cerca de la medianoche del lunes, Martínez de Irujo todavía está "flotando, en una nube" junto a su familia tras un torrente de emociones que le llevaron a la cúspide de la pelota después de coronarse con la cuarta txapela del Manomanista acompañado por su hija Arhane, "algo que no olvidaré nunca".

¿Cómo ha ido la noche?

Ha sido espectacular. La pena es que faltaba Gemma porque no podía estar. Por lo demás todo el mundo estaba contento, había muy buen rollo y nadie quería irse para casa. Creo que incluso ha sido la noche en la que más he celebrado una txapela porque es la que más ilusión me ha hecho.

Supongo que habrá dejado la txapela a buen recaudo.

Sí, sí. En cuanto llegué a Pamplona la dejé en casa junto a las otras txapelas. No la saqué de juerga porque estaba sólo y si la saco de juerga seguro que no vuelve.

Se le apreció más emocionado que nunca cuando acabó el partido.

Sin duda alguna. Cuando acabó la final quería ver a Gemma y Arhane. Ha sido la txapela más importante de todas las que he ganado y con la que más me he emocionado. La que más ilusión me ha hecho, sin duda.

¿Tuvo ganas de llorar?

Pasa lo que tiene que pasar. En esos momentos eres feliz y no piensas en contarte si quieres llorar. Era feliz y quería disfrutarlo con los míos, nada más.

¿Fue al frontón más presionado que nunca por la carga emotiva que suponía jugar la primera final después de ser padre?

Eso influyó. Tenía más ganas que nunca de ganar porque quería dedicarle la txapela a Arhane. Fui con más ansías que otras veces.

¿Durmió bien la noche antes del partido o le dio vueltas a la cabeza por el hecho de que suponía una final muy especial para usted?

Dormí como siempre. Dormí mejor que las noches anteriores, más horas. Además, por suerte, me dejaron dormir solo para descansar bien de cara a la final.

¿Durmió en casa de sus padres, en Ibero?

No, dormí en Mutilva, pero lo hice solo.

A la conclusión de la final comentó que cada vez cuesta más ganar.

Tengo la sensación de que cada vez esto es más difícil. No sé si es porque a mí cada vez me gusta más ganar, pero sí tengo la impresión de que cuesta mucho, de que cada vez es más complicado. Hay una competencia terrible. Todo el mundo juega mucho y no sólo es difícil jugar una final, aún lo es más conseguir ganarla.

Ha logrado su cuarta txapela del Manomanista, algo al alcance de los elegidos.

Sí pero lo que has ganado ya es historia y yo soy un pelotari de presente y de futuro, que no me conformo con lo que he hecho. Ahora tengo por delante el Cuatro y Medio navarro, y ya en octubre, que no está tan lejos, tenemos el Cuatro y Medio y lo quiero hacer bien. Lo ganado, ganado está. Es muy bonito y queda para la historia, pero aquí vivimos del presente y del futuro y yo quiero ganarlo todo.

¿Qué sintió al recoger la txapela de campeón con su hija en brazos?

Si tuviera que elegir mi mejor sueño sería ese. Fue la txapela soñada. La cogí en brazos y no sabía ni qué hacer con ella. Fue lo más bonito que me ha pasado. Ese momento no se me va olvidará nunca.

A su hija tuvieron que despertarla porque dormía plácidamente.

La verdad es que siempre está durmiendo. Es muy dormilona. El momento fue muy bonito para mí y en el futuro espero que lo sea para ella, cuando lo vea.

A pesar de las ansías de ganar, disputó la final de manera muy táctica, sabiendo lo que tenía que hacer para contrarrestar el juego de Xala.

Tenía claro que tenía que cruzar la pelota a pared para que Xala entrara de aire con la zurda, para que se sintiera incómodo en la cancha, para que no utilizará la volea de derecha con la que hace mucho daño. Creo que él estuvo muy incómodo durante el partido y ahí estuvo la clave de la final. El partido fue muy duro. No hay finales fáciles.

Con tantas emociones vividas, ¿ha asimilado el triunfo?

Todavía no lo he asimilado. Estoy en una nube, disfrutando como un enano. Estoy feliz, estoy con mi mujer y mi hija en casa y casi no tengo ganas ni de irme a la cama porque quiero disfrutar del momento.

¿Ha tenido tiempo de echar un vistazo a la prensa?

Bueno, no demasiado porque el día ha sido ajetreado, pero sí que he visto las fotos de las portadas y cuando las miro se me cae la baba.

¿Tenía la sensación, por lo especial de la final, que tenía que ganar sí o sí, que no le quedaba otra?

Sí. De hecho, si no estuve tan cómodo en la cancha fue por el ansia que tenía de ganar la final por mi hija. Tenía que ganar sí o sí esta final, aunque si hubiera perdido tampoco pasaría nada porque aquí estamos para ganar y para perder. Pero cuando llegué al cartón 22 me quité un peso de encima terrible. Tenía una deuda pendiente porque quería dedicarle la txapela a Arhane.

Su hija todavía tiene tiempo de verle nuevamente como campeón.

Sí, pero de momento una txapela que llevamos por delante. Las finales están para jugarlas, pero sobre todo para ganarlas. Sienta el doble mejor.

¿Con qué recuerdo de la final se queda?

Me acuerdo del último pelotazo, de la dejada que me echa Xala al ancho y que me tiro al suelo, la cojo al primer bote y hago tanto. Luego vinieron los amigos a abrazarme y saludé a Yves. Después estaba más pendiente de Arhane que de ir a coger la txapela. No me he sentido tan bien en mi vida como cuando hice el tanto 22, nunca. He ganado más finales, pero ésta es la que más ilusión me ha hecho.

Además de su hija y su pareja también estuvo su madre para felicitarle en la cancha. Un asunto muy familiar.

Es muy importante para mí. Además son ellos lo que me tienen que aguantar. Estos días eres un poco egoísta, te vuelves raro y los que están contigo día a día son ellos.

¿Qué piensa uno después de alcanzar su gran sueño?

Lo que quiero es disfrutar del momento porque creo que ya he hecho méritos para ello.

¿Dedicará la del próximo año a otro crío?

Je, je. No hay fechas, que sí no... ya veremos.