Una caja de Varon Dandy
Martínez de Irujo y Xala optan por "pelotas para hombres" de cara a la final del Manomanista del domingo
La difícil de mover. Ésa la coge seguro", exclama Xala, distendido, al cielo que escucha atento el sonido bronco de un pedrusco atizando el frontis del Ogueta, que pide clemencia a Martínez de Irujo, apedreando el tabique con una pelota de gordo calibre. El ruido, malencarado, grave, profundo, delata el tonelaje del cuero que bracea el delantero de Ibero. Reconoce instintivamente Yves el latido de esas pelotas, las obesas, las que tuvo que lidiar en su aprendizaje en pared izquierda. La grosse le decía Pampi Ladutxe -¡160 gramos en canal!- a aquella monstruosa criatura. Aquel estruendo persiguió a Xala durante años y ayer, aunque aligerada la carga decibélica, lo rememoró en la elección de material para la final Manomanista del próximo domingo en el Ogueta de Gasteiz. "Son pelotas muy exigentes. El material es fuerte. Para moverlas hay que darle. Pelotas para hombres", certifica desde la orilla de la contracancha Juan Mari Juaristi, seleccionador de material, custodio de una caja que guarda truenos y centellas, pelotas varoniles, fuertes y picantes al tacto y a la dermis como el beso de fuego de Varon Dandy.
"Juan tiene que aprovechar su golpe a bote, no hacerlo no tendría sentido", expone Patxi Eugi, su botillero, que no duda ni por un instante sobre los cueros a emplear para combatir "la técnica y la clase" de Xala, que "está muy bien". "No se trata de buscar el rebote. Este material coge un peso tremendo en el nueve y de ahí el rival no te puede hacer daño", subraya el agoitztarra. "En el Ogueta la pelota coge una carga terrible atrás, es un frontón muy rápido, muy exigente", concreta Juaristi. Lo sabe Martínez de Irujo, que separó dos pelotas por encima de los 106 gramos que necesitan gran energía para desplazarlas. "El que pega primero aquí, pega dos veces. Es un frontón que da ventaja al que ataca, pero que creo que es bueno para los dos. Eso sí, para jugar aquí hay que estar bien. El que tenga el día malo en este frontón pierde de calle". A Xala, relajado, risueño, "porque él es claro favorito", no le desagradó la criba de Irujo "porque las pelotas entran bien en la mano". Yves, que sobrepasó el tiempo de elección, -Irujo, que ya había cumplido con la liturgia, se lo remarcó a Juaristi- escogió una pelota con mandíbula, del perfil de Juan, y otra "más manejable"- de 105 y 105,2 gramos respectivamente- para disponer de mayor radio de acción.
Irujo no se fía A Juan no le convence el discurso de la cátedra, que tirará el dinero 100 a 40 a su favor, ni el supuesto estado zen de Yves, su aparente espíritu contemplativo, "porque está muy bien. Está con mucho golpe y no se le encoge la muñeca a la hora de rematar. Eso de que va a venir sin presión no se lo cree ni él porque una txapela pesa mucho". Habla el de Ibero con conocimiento de causa porque la del domingo será su quinta final del Manomanista, la segunda para Yves, que cedió ante Juan en 2004. "Yo no soñaba con ser campeón. Mi ilusión era ser profesional y una vez que lo conseguí es cuando empiezas a pensar en ello como una posibilidad". Mantiene Irujo que lo importante es acceder a la final "teniendo las cosas claras. No hay que precipitarse. Hay que jugar con tranquilidad".
Es lo que desprende Yves, que no niega que para batir al de Ibero tiene que "jugar a tope. Juan es el mejor manomanista que hay". "Tendré que sufrir, pero espero hacerle sufrir a él también. Si atacas se hace mucho daño en el Ogueta", confiesa el lekuindarra, convencido de que en el mano a mano "hay que estar muy presente físicamente". Mentalmente lo está desde el Parejas. "Estoy con confianza", dice Xala a la espera de la caja de Varon Dandy.