BAYERN DE MUNICH: Butt; Lahm, Demichelis, Van Buyten, Contento; Schweinsteiger, Pranjic (Gómez, Min. 63); Robben (Altintop, Min. 85), Ribery; Müller; y Olic (Timoschstchuk, Min. 46).
OLYMPIQUE DE LYON: Lloris; Reveillère, Cris, Toulalan, Cissokho; Källström, Gonalons, Pjanic (Makoun, Min. 56); Ederson (Bastos, Min. 70), Lisandro y Delgado (Govou, Min. 79).
Gol: 1-0: Min. 69: Robben tira desde fuera del área, el balón lo toca Müller con la cabeza, al agacharse, lo justo para desviar su trayectoria y engañar al meta Lloris.
Árbitro: Rosetti (Italia). Amonestó a Pranjic y Bastos y expulsó a Ribery (Min. 38) con roja directa y a Toulalan por acumulación de amarillas (Mts. 51 y 54).
Incidencias: Allianz Arena de Múnich, unos 70.000 espectadores.
Bilbao. El Bayern de Múnich ha iniciado con paso firme la penúltima etapa del llamado camino de Santiago Bernabéu, estadio sede de la final y término acuñado por la afición culé por la carga simbólica que encierra la eventualidad de ganar la Copa de Europa en la guarida del mismísimo Real Madrid.
No está nada claro que lo consiga el Barça, que debe remontar el próximo miércoles un 3-1 al espartano Inter de Mourinho, pero sí tiene toda la pinta de que lo consiga el equipo alemán, un grande de Europa, por títulos y jerarquía, cualidades que no se ven pero se notan en el momento de la verdad, y el partido que disputó ayer frente al Olympique de Lyon lo era, y así quedó demostrado en el Allianz Arena.
La expulsión de Ribéry a la media hora fue todo un síntoma. El rápido extremo galo, hasta entonces el hombre más inquietante del partido, entró con violencia sobre la pierna de Lisandro y el italiano Rosetti, árbitro del encuentro, no dudó ni un instante. A la caseta. Era lo que le faltaba al internacional francés, envuelto en una historia de prostitución de menores y sospechoso de desafecto al club bávaro, a quien sigue dando largas para renovar.
Fue un problema para el Bayern, que se quedaba sin una de sus mejores bazas, pero también para el Lyon, a quien se le cayó el guión de las manos. Preparado para defenderse y salir a la contra, como hizo cuando eliminó al Real Madrid, le atenazó el desconcierto. Su rival, en cambio, apenas alteró el pulso, salvo en algunas correcciones en defensa ordenadas por Van Gaal.
Hasta entonces y durante toda la primera parte, de Robben, la otra estrella esperada para los momentos de grandeza, apenas se supo. Bien controlado por la defensa gala, el ex jugador madridista apareció en todo su esplendor cuando a los 53 minutos Tulalan fue expulsado en el Lyon por doble amonestación.
Con dos jugadores menos sobre el campo, más espacios para galopar y el lógico cansancio de los actores, el partido se puso ideal para las características del extremo holandés.
Robben rompió las amarras. Se movió con total libertad por ambas bandas, también por el centro, variantes que acabaron reventando el sistema de contención lyonés, pues además, como ocurrió frente al Manchester United en la eliminatoria anterior, el Bayern seguía percutiendo como un martillo pilón.
Tras varios avisos, Robben volvió a ser providencial para el Bayern anotando un gol que puede ser decisivo en el curso de la eliminatoria. Fue además un gol con su pizca de suerte, pues Müller desvió lo justo la trayectoria del balón para engañar al meta Lloris. Salvo un tiro ajustado al palo de Govou al minuto 88, del campeón francés apenas se supo, como si haber llegado a semifinales ya fuera premio suficiente y la hipótesis de la final, sonara a quimera.