Un tranvía en SP de verdad
El montañero bilbaino Juanra Madariaga "homenajeará" al libro de Unai Elorriaga en su expedición al Shisha Pangma, hacia donde parte mañana
LUCAS, con su mente condenada al olvido, marchita, pero con su pasión por la montaña despierta, siempre florecida, recuerda al amigo que conducía un tranvía. María escribe un relato en el que su protagonista decide irse de casa y vivir en el mundo que brota en los trenes. Lucas, enfermo de Alzheimer, fascinado por el Shisha Pangma, y María son hermanos en SPrako tranbia (Un tranvía en SP), la magistral obra de Unai Elorriaga que le valió el Premio Nacional de Narrativa en 2002. Ahora el tranvía viajará a ese pico del Tíbet de verdad conducido por el montañero Juanra Madariaga. El bilbaino parte mañana hacia Katmandú para empezar su proyecto de intentar hacer cumbre en el Shisha Pangma en la primera quincena de mayo. "Durante todo el trayecto voy a llevar un tranvía pequeñito que trataré que salga en imágenes, en fotografías y vídeos, para que se vea cómo ese tranvía realiza el camino hacia el Shisha. También voy a leer trozos del libro de Unai en el campo base, en las tiendas de campaña, en los campos de altura e incluso en la cima", cuenta el propio Juanra. De él nació la propuesta de hacer realidad las palabras. "Me llamó para pedirme permiso", desvela Elorriaga. "El libro me pareció muy bonito y se me ocurrió la idea", apunta Madariaga. Y a Unai le pareció "¡muy chula!". "Cuando lo cuento en las charlas que todavía doy sobre este libro la gente me dice: "¡Qué buen colofón para la novela!", señala el escritor getxotarra.
Es, no obstante, la primera parada del viaje, después vendrá "alguna "perfomance literario-montañera"", como define Juanra. Y es que con los retazos de la expedición del tranvía en el menor de los ochomiles y unas nuevas aportaciones de Elorriaga añadirán otro capítulo a la historia. Todavía se está cocinando. "A ver qué sale", proclama el alpinista. "Haremos un documental de ficción o un documental literario en el que mezclaremos la ficción y la realidad, en el que se juntaremos el mundo de la literatura y la montaña", añade el novelista.
Ligados están ya en Juanra pero en departamentos estanco. "No soy un montañero escritor ni un escritor montañero", explica. "Soy escritor cuando escribo y soy montañero cuando voy al monte. Me gusta diferenciar. Son aspectos separados de una misma persona aunque hay veces donde se juntan. Por ejemplo, en la montaña cuando relato en mi diario lo que estoy viviendo", descubre. Le salen entonces al alpinista de Begoña sus facultades para la escritura cuando está al cobijo de la montaña: "Todos los días intento reflejar lo que he vivido. A veces escribo cosas muy de estadística: cuánto he tardado, cómo estaba la nieve... pero también dedico una parte de ese diario a trascribir las sensaciones que he vivido, lo que he sentido, lo que he pensado... y alguna vez tomo apuntes para luego escribir cuando estoy en casa y contar de otra manera lo que he vivido allí. Apunto detalles inconexos que luego me pueden servir para mis poemas: pájaro volando; debajo de la piedra, una flor".