Bilbao. El pasado mes de diciembre el Comité Olímpico Internacional (COI) anunciaba una revolución que hizo temblar el tapiz de madera de los velódromos, barnizado de clasicismo. En busca de la paridad en el ciclismo en pista -en Pekín las mujeres, 35, representaban el 19% del total y en 2012 pasarán a ser 84, el 45%-, Jacques Rogge, presidente del COI, ordenó eliminar del programa olímpico tres especialidades de tan hondo calado como el madison, la puntuación y la persecución olímpica. Especialidades en las que había cimentado la selección estatal parte de su prestigio, básicamente, los dos oros y las dos platas de Llaneras. "Porque Joan se ha retirado, si no, la reforma nos habría hecho mucho daño", sostiene Leire Olaberria desde Mallorca, donde ultima su preparación antes de solaparse en Dinamarca a la expedición que dirige Jon Iriberri, 14 ciclistas, entre ellos tres vascos -la propia Olaberria, Unai Elorriaga y Ana Usabiaga-, que disputan desde hoy y hasta el domingo el Campeonato del Mundo mediatizado por la controvertida decisión del COI, "de la que no me convence el razonamiento de la igualdad, porque se podría haber conseguido de otra forma, y tampoco el de la búsqueda de espectáculo, pues creo que provoca lo contrario. Sinceramente, no sé si es lo mejor para el futuro de la pista", reflexiona la guipuzcoana, bronce en puntuación en los Juegos de Pekín, "el mejor momento de mi carrera, pero pasado, en todo caso".
Entre ambos universos temporales está el presente, el Mundial de Dinamarca en el que los ciclistas tratan de moldear su físico a la ineludible, pese a su recelo, revolución anunciada para Londres, que sublima las pruebas más explosivas -velocidad individual, velocidad por equipos, keirin y persecución por equipos- en detrimento de las de resistencia que se diluyen en el omniun, un hexalón compuesto por las pruebas de 200 y 500 metros, scractch, puntuación, eliminación y persecución.
El omniun de Ballerup se convierte así en un mundo por descubrir al que se asoman ciclistas sin futuro olímpico en sus pruebas habituales. Es el caso de Leire Olaberria, que explora una prueba que le ha obligado a redefinir su físico, educado para la resistencia y necesitado ahora de la chispa que desborda a los velocistas. Más aún teniendo en cuenta que el omniun del Mundial consta de una prueba menos que la olímpica y es más intensa. Así que desde principios de enero lleva recluida la de Ikaztegieta en el gimnasio para ganar masa muscular, se ha cansado de hacer series cortas de 200 y 500 metros y ha pulido las carencias técnicas que tenía en las modalidades más fugaces.
"La verdad es que no he tenido mucho tiempo para mejorar, pero tengo un físico agradecido. Se adapta bien a los cambios", explica Olaberria, para quien el verdadero reto ha sido mental, "por la confusión que provoca el cambio, la desubicación", y que, sin embargo, "me ha venido bien porque ha supuesto una pequeña revolución interna, un acicate para despertar la ambición". Se desfogará en Dinamarca, donde además de en el omniun estará en la prueba de puntuación. Luego, se tomará un descanso e iniciará un largo sprint de dos años hasta Londres.
En Ballerup compiten también Unai Elorriaga, que se disputa con Sergi Escobar, Eloy Teruel, Toni Tauler y David Muntaner un puesto en el equipo de persecución y que correrá en madison, y Ana Usabiaga, que debuta el viernes en el scratch.