Ni la atmósfera familiar, tan acogedora, tan sana, tan desconocida, de la frutería que regentan sus padres en Burlata desde que la memoria tiene consciencia; ni aquel lugar en el que se refugió durante tres meses tras descolgarse, hastiado, asqueado, desencantado, del ciclismo, fue capaz de hacer tambalear su convicción. Era algo que estaba fosilizado en su mente. Cuando era ciclista, en la época en la que desconocía aún que su prometedora carrera se cerraría a su espalda de un portazo, Koldo Gil (Burlata, 1978) pensaba en la jubilación. En un dulce retiro en bicicleta, en semanas enteras de lunes al sol al frente de un proyecto vinculado al cicloturismo. Es lo que ha hecho, una vez retirado, una vez oxigenado en la atmósfera familiar de la frutería de sus padres.
Es curioso lo del ciclismo, casi absurdo, pues incurre en una de esas circunstancias que ponen en cuarentena la razón. Sucede que mientras su atalaya profesional se desmorona sin remisión y transita por un páramo cuyo final no se atisba en el horizonte; en una de las crisis más devastadoras que se recuerdan -quizás no haya existido ninguna semejante-, su base rezuma vitalidad. Hay más licencias cicloturistas que nunca y la tendencia es ascendente. En esa grieta ha encontrado acomodo la pasión de Gil, "nunca he renegado del ciclismo", quien en junio pasado conectó con Borja Valdés -empresario del sector turístico-. Juntos construyeron el esqueleto de Travelbike (www.travelbike.es), una agencia especializada en la organización de eventos, stages y rutas para cicloturistas.
"Era algo que tenía en mente desde hace tiempo", explica el ex ciclista; "nos dimos cuenta de que podía ser algo interesante cuando vimos cómo hacía la gente las clásicas cicloturistas. ¡Es impresionante! Los grupos de cicloturistas cada vez son más numerosos, cada vez viajan más y tienen más necesidades". Aspira a cubrirlas Trevelbike, "una empresa, es cierto, pero también una forma para mí de seguir andando en bicicleta aunque sea de otra forma. He comprobado que no es tan excitante como el profesional, pero es menos exigente, menos intenso, y eso te permite disfrutar más. Al menos a mí, sí", reflexiona el navarro.
Tres son las ofertas del proyecto, aún en construcción "porque tenemos que ver cómo funcionan las cosas, como ruedan": actividades a la carta en las que cualquier persona puede proponer su propio destino; un servicio de consulting deportivo en el que Travelbike asesora sobre nuevas rutas, recorridos insospechados o montañas desconocidas, y un programa anual de acontecimientos fijos. "Este último es el que ya hemos puesto en marcha. Tenemos preparado un stage en Benidorm y otro en los Pirineos, en el hotel Isaba; hemos pensado hacer el Camino de Santiago alojando a los cicloturistas en hoteles NH (uno de los patrocinadores del proyecto), y en julio iremos a ver las dos etapas del Tour en las que se sube el Tourmalet", explica Koldo Gil, acongojado por la aceptación que ha tenido la iniciativa en el poco trayecto que ha recorrido hasta el momento. "No es porque hayamos tenido muchas solicitudes, ya que somos conscientes de que tenemos que tener paciencia en ese aspecto, sino por el respaldo de los patrocinadores, que se han lanzado con los ojos cerrados". Habla el navarro de Orbea, ruedas Amaro o SIS alimentación. "Orbea y Amaro, por ejemplo, ofrecen a los cicloturistas la oportunidad de tener una bicicleta para probarla cuando realicen alguna de las actividades", apunta Gil, aquel escalador delicioso que llegó a ganar una etapa del Giro de 2005, que fue descabalgado prematuramente y que pasa su retiro sobre una bicicleta.