En el tramo final de la negociación climática de la cumbre de Glasgow, que se ha prolongado ya un día sobre la fecha oficial de clausura, las partes intentan cerrar el último escollo: las transferencias de dinero de los países ricos a los pobres que sufren ya los efectos del cambio climático.

Según indicaron a Efe fuentes de la negociación, las tensiones sobre el desarrollo del funcionamiento de los mercados de carbono se están solucionando, aunque el obstáculo más importante reside en el aspecto de la financiación en "pérdidas y daños", es decir, las ayudas a los más afectados por la crisis climática.

Las cerca de 200 partes trabajan sobre un borrador actualizado presentado este sábado por la Presidencia británica de la COP26, y el llamado Grupo de los (G-77) de países en desarrollo mantiene una reunión interna para analizar las últimas propuestas de las economías acaudaladas, agregaron las fuentes.

En ese documento se contemplaba crear un mecanismo de "diálogo" sobre la financiación en lugar de establecer un fondo para hacer aportaciones económicas directas.

En las imágenes de televisión del plenario, entre corrillos sin señal de sonido y con los negociadores portando mascarilla sanitaria, lo que impide leer los labios, en el revuelo se podía ver al representantes estadounidense, John Kerry, el de la Unión Europea, Frans Timmernas, el responsable chino, Xie Zhenhua, y al enviado climático de la República de Guinea y representante del G-77, Ahmadou Sebory, entre otros.

En todo caso, cuando se vuelva a actualizar el borrador del acuerdo, los ministros deberán obtener el visto bueno de sus capitales para poder suscribir un pacto en el marco de Naciones Unidas.

La cumbre del clima de Glasgow, que arrancó el pasado 30 de octubre, busca desarrollar el Acuerdo de París de 2015 para evitar que las temperaturas a final de siglo asciendan por encima de niveles que la comunidad científica considera catastróficos para el ser humano.