El de Bera se ha convertido en una de las voces más reconocibles de la revolución pop vasca, una escena que deja atrás los complejos del Rock Radikal y abraza sin miedo la emoción y la melodía. Lester admite que también él sintió ese pudor, pero hoy reivindica el pop con naturalidad y convicción porque también es honesto, intenso, de calidad y, en su caso, también bailongo. Ikuskizunak aurrera jarraitu behar du.

Sabiendo que es de Bera, mugalari, ¿tiene influencia de Iparralde?

—Los músicos de Bera siempre nos hemos juntado mucho con la gente de Iparralde, porque además ensayamos en la antigua aduana que hay en Bera. Entonces, al final todo el mundo tiene influencias de su gente cercana. Seguro que tengo influencias. He crecido escuchando Willis Drummond, a Joseba B. Lenoir, Joseba Irazoki, Rudiger. Es la primera vez que me lo dicen, pero sí que puede ser.

Le recuerdo tocando en el homenaje a Benito Lertxundi.

—Fue muy bonito. Había muchísimos artistas, de mi generación, mayores, más jóvenes también. Fue una tarde súper bonita. Las cosas están pasando tan rápido que estoy teniendo la suerte de poder juntarme con un montón de artistas que hace muy pocos años disfrutaba como público. Muy rápido, pero súper enriquecedor.

¿Ha cantado en coro de iglesia?

—En la iglesia no. Yo empecé a cantar muy tarde. Mi hermana sí cantaba. Yo tocaba saxofón, guitarra, piano. Y seguía mis estudios universitarios.

¿Qué es?

—Doctor en Química.

¿Con qué instrumento compone?

—Guitarra o piano. Me gusta romper con eso y coger una línea de bajo y empezar a construir una canción desde el bajo. O un patrón rítmico. Romper mis esquemas. Porque si no, siempre tiro hacia mi primera idea y no suele ser siempre la mejor.

¿Qué ha aportado para que se le reconozca en tan poco tiempo?

—No lo sé. Porque ha pasado todo en dos años y medio y va como muy rápido todo. Me esfuerzo en dos cosas: en hacer primero toda la música, y no solo la música, sino cualquier canción, disco, videoclip, sea lo que sea de manera muy honesta y sin ningún trasfondo mucho más lejano que el artístico. Y segundo, intentar ofrecer un nivel alto en cada cosa, cuidándolo y respetando tanto al público como a nosotros mismos.

¿Está viviendo Euskal Herria una revolución joven musical tras el Rock Radikal Vasco?

—Sin duda. Hoy todo el mundo puede tener la capacidad de grabar sus primeras maquetas en casa. El abanico se ha abierto. Al final es una manera también de enriquecer toda la escena cultural que podamos tener aquí.

Por el RRV había complejo de sacar el corazón pop, como que había que meter distorsión a la fuerza.

—El pop es algo que se convierte en popular. Entonces, si tú eres capaz..., quiero decir, Queen era un grupo de rock, pero escuchas muchísimo de pop. Ahora no hay miedo a decir que hacemos pop. Antes, era como que hacías música sin valor, ¿no? Sin calidad. Yo también sufrí ese complejo. Estoy concentrado en romper con eso. El pop también es calidad.

Hablando de Queen, Badakit zergatik es una canción con progresión y voz a lo Freddie Mercury.

—Es que Queen es el grupo que más he escuchado. Como nunca había cantado, he intentado probar un poquito dónde pueden estar los límites de mi voz, a dónde puedo ir, qué puedo hacer... Y claro, qué mejor para eso que intentar hacer las cosas que hacía Freddie Mercury, ¿no? Por Mercury y también luego por los arreglos.

¿Qué es Durango para usted?

—Durango es especial por la Azoka. Desde niño me permitía estar a un metro de Eñaut Elorrieta, de Ken 7 y mil artistas más. Esas primeras sensaciones de estar ya como músico allí, joder, dejan huella, y luego te dejan una resaca emocional de unos cuantos días. Y Plateruena es una sala espectacular para dar conciertos, para juntar gente. Toqué allí en la Azoka y volver ahora solo nosotros a Plateruena, pues será maravilloso.

¿Cómo será el concierto?

Será nuestro retorno a los teatros. Algo especial, pero sin colaboraciones. Parece que ahora un concierto no es especial si no las tiene.

Izaro, Idoia, Neomak, Nøgen… le han ‘adoptado’ como si llevara toda la vida.

—Sí, es maravilloso. De primeras soy súper nervioso. He sentido que han roto la barrera muy rápido. Les he transmitido mi respeto y he recibido una bonita respuesta. Me motiva.

Es carismático. Sin saber, conocíamos su cara. Transmite buen rollo con su música bailonga y ha aprovechado sinergias y transmite que vive 26 horas al día la música.

—Eskerrik asko. Sin duda. Lo vivo con mucha pasión. El agotamiento físico no puede con mi deseo musical. A veces es un problema.

Bi begi, bi lore es ya todo un hit.

—Espectacular lo que ha pasado. No fue el single y empezó a ser una locura. Luego decidí volver a grabarla con Nøgen, ya que hace un tiempo, hicimos un viaje juntos a Finlandia y la canción me transmitía a ese lugar. Hicimos un viaje en autobús, subimos todos los instrumentos y estuvimos tocando dos horas. Me pareció bonito inmortalizar aquella sensación de nuevo en este videoclip. Sin embargo, fue una canción que en maquetas no era así. Se nos atascó. Estuve a punto de no meterla en el disco. La desmontamos… y mira ahora.