El incombustible Miguel Ríos, historia viva del rock en castellano desde hace más de medio siglo gracias a canciones como Santa Lucía, Bienvenidos, Blues del autobús o Un caballo llamado muerte, volverá a salir a la carretera en otoño para presentar en directo su futuro disco. La gira, denominada El último vals, recalará en Bizkaia el 31 de enero de 2026, concretamente en el Palacio Euskalduna. Las entradas están ya a la venta.

Cuatro años después de Un largo tiempo, su último disco de estudio y tras festejar el 40º aniversario de su Rock & Ríos rodeado de colaboradores, el granadino Miguel Ríos, de 80 años de edad, volverá a protagonizar una gira aunque, como los toreros, hace un tiempo que anunciara que dejaba los escenarios para retractarse después.

Ríos ofrecerá una veintena de conciertos en otoño por los mejores teatros y auditorios estatales, del Liceu de Barcelona al Teatro Cervantes de Málaga, el Colón de A Coruña o su querido Circo Price de Madrid. Este último vals que protagonizará el veterano rockero, que se iniciará el 3 de octubre en Burgos y concluirá el 9 de mayo de 2026 en la Maestranza de Sevilla, solo tiene una fecha vasca: el próximo 31 de enero en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

El último vals presentará a Ríos con el apoyo instrumental de cuatro músicos: Luis Prado (teclados, batería y coros); Jorge Ruiz (bajo, guitarra y coros); Samuel Terroso (batería, guitarra y coros) y el prestigioso y también productor Jose Nortes (guitarras y coros). El pionero rockero acaba de abarrotar el Auditorio Nacional de México, demostrando una vez más que tras 65 años sobre los escenarios se mantiene incombustible, genuino y rockero.

Disco nuevo

Esta gira de conciertos permitirá a sus seguidores conocer en directo su nuevo trabajo discográfico en un formato “electroacústico” donde el rock se maridará con el country, adelantan. El futuro álbum se editará “tras el verano” y se ha grabado en los madrileños Black Betty Studios.

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Ya se conoce el adelanto del disco, que lleva por título En la rampa de salida y se presenta como “un canto a la vida, desde la atalaya de la edad tardía”. Es la celebración de sentir el latido de estar vivo, aunque los achaques físicos o emocionales pidan otra cosa. Suena a ritmo de country rock, pero con los ecos de la energía de la vida y de la música de México, y la naturalidad con que conviven con la Catrina el Día de Muertos. Es una historia que está inspirada en un saludo con el escritor Manuel Vicent, además de un alegato al carpe diem.