El mundo de la cultura perdió este 2024 a muchos representantes destacados y un puñado de nombre míticos. Ya no habrá más libros de Paul Auster o Alice Munro, ni más música producida por Quincy Jones ni más escultura del gran Richard Serra ni más películas con el talento de Maggie Smith o Alain Delon. Aunque sin duda el fallecimiento más impactante del año fue el de Liam Payne, exmiembro de One Direction, que murió en octubre, a los 31 años, tras caer del balcón del hotel en el que se alojaba en Buenos Aires, en circunstancias aún bajo investigación.

El cantante británico tenía en su cuerpo una mezcla de éxtasis, crack, ketamina y una mezcla de drogas conocida como cocaína rosa. Y la Fiscalía argentina immputó a tres personas “por los delitos de abandono de persona seguido de muerte, suministro y facilitación de estupefacientes”. Un fallecimiento inesperado y dramático frente a la paz con la que se fue Quince Jones, el 3 de noviembre, con 91 años, y dejando un espectacular legado, en el que destacan sus 27 Grammy o la producción de discos emblemáticos como Thriller y Bad, de Michael Jackson.

Del mundo de la música también se fue Eric Carmen, con una larga carrera tanto en solitario como en la banda Raspberries. Pero fue conocido principalmente por dos canciones: All by myself y Hungry Eyes. Y con un solo tema alcanzó la fama mundial el italiano Pino D’Angiò: Ma quale idea. Mientras que Françoise Hardy, la inolvidable intérprete de Tous les garçons et les filles, falleció a los 80 años tras varios años reclamando públicamente que le dejaran recurrir a la eutanasia.

En el mundo de la interpretación hay dos estrellas que nos dejaron y que serán recordadas no solo por su talento. Alain Delon, uno de los rostros más bellos del cine y protagonistas de películas de la talla de Plein Soleil (A pleno sol, 1960) o la primera adaptación de la novela Mr. Ripley de Patricia Highsmith. Una figura que alimentó polémicas con sus declaraciones a favor de la ultraderecha francesa. Nada que ver con la discreción y elegancia que siempre caracterizó a la británica Maggie Smith. Dos Óscar confirmaron el talento de esta actriz, que nos deja para el recuerdo películas como Travels with my Aunt (Viajes con mi tia, 1972) o Gosford Park, 2002) y la inolvidable Violet Crawley de la serie Downton Abbey.

El fallecimiento a los 53 años y tras una larga lucha contra el cáncer de Shannen Doherty, popular por series como Beverly Hills, 90210 (Sensación de vivir) o Charmen (Embrujadas), fue otra de las noticias que más impactó este año. Un 2024 en el que también fallecieron Shelley Duvall (The Shining, El resplandor); Gena Rowlands, que pasó de ser la musa de John Cassavets a conocida por The Notebook (El diario de Noa); Roger Corman, el rey de la serie B; Louis Gossett Jr., primer afroamericano en ganar un Óscar como actor de reparto; Teri Garr (Tootsie) o la delicada Anouk Aimée (Un hombre y una mujer).

En la literatura dijimos adiós a Paul Auster, dos años después de anunciar que padecía cáncer. Autor de Trilogía de Nueva York, Sunset Park o 4 3 2 1, fue, sin duda, el autor que mejor ha escrito sobre Nueva York. Y la canadiense Alice Munro, Premio Nobel de Literatura 2013 y conocida por la precisión de sus relatos, vio cómo toda su vida se ponía en cuestión cuando su hija desveló, tras el fallecimiento de su madre, que había conocido y consentidos los abusos sexuales que sufrió por parte del segundo marido de la escritora.

La antillana Maryse Condé o el albanés Ismael Kadaré, dos eternos candidatos al Nobel, o el chileno Antonio Skármeta, autor de Ardiente paciencia, que adaptó al cine como Il Postino, fueron otros de los grandes nombres de la literatura que murieron en 2024.

Del mundo del arte se fue Richard Serra, un maestro que imprimió poesía a sus mastodónticas culturas de acero Corten, y de la moda, Roberto Cavalli, diseñador de excesos basados en la naturaleza. Destaca también la sobria elegancia de la española Marisa Paredes, musa de Almodóvar, fallecida pocos días antes de que acabe el año.