Los bizkaitarras STR, con formación renovada y el refuerzo a la voz y al bajo de Danae Riaño, regresan con un segundo disco, Grabitatea une batez (Baga Biga Musika Ideak), que es su apuesta para la Azoka de Durango. El álbum alterna el pop, el funk y la electrónica, los pasajes intimistas y los bailables en su media docena de canciones, en las que le cantan a “la velocidad del tiempo y de la vida” actual.

STR se formó a principios de 2019, y en sus primeros temas abrazaron el pop– trap. Tras lanzar varias canciones, en julio de 2021 publicaron un EP digital de seis canciones, titulado Göxö, que predijo el lanzamiento en noviembre del mismo año del disco físico YAHTOYL. Y mientras el trap iba diluyéndose en su repertorio, en 2022 se produjo un cambio de formación con el single Galdu ez baduzu.

Con la llegada de la cantante y bajista Danae Riaño, STR ha girado hacia un pop acompañado de diferentes estilos como son la electrónica, el hyperpop, el future bass, el pop–funk... Todos estas variantes se advierten en su segundo álbum, Grabitatea une batez, grabado a lo largo de 2023 y 2024 en los estudios Gaua (Fruiz). La grabación, producción artística, mezcla y masterización ha corrido a cargo de tres de sus componentes: Iker Villa (voz), Oihan Moreno (teclados) y Xabier Bengoa (guitarra y teclados).

Velocidad y baile

Este trío, junto a la citada Riaño y el batería y percusionista Lander Campos, ofrecen un repertorio centrado en “la gran velocidad del tiempo y de la vida”, un problema que el grupo se cuestiona si la juventud es capaz de gestionar para poder sacar su vida adelante. Con bases más trabajadas, abogan por “ralentizar” la velocidad de nuestro días y disfrutar de “los de siempre en el lugar de siempre” en Zkarregi, a ritmo de hyperpop.

Dada su edad, le cantan “al desamor” y a “las inquietudes, miedos, deseos y sueños” de su generación en 2on Errua, donde se abren al pop–rock. Este tema regresa al final con una versión acústica grabada en vivo. STR se atreve también con “la autocrítica” en Zmzzz, en el que reprueban “las apariencias”, en su caso centradas en el campo de la música. “No siempre es imprescindible mostrar buena cara a todo el mundo, ni seguir al rebaño, ni aplastar tu camino y tus objetivos en beneficio de nadie”, defienden a ritmo de pop electrónico.

El ritmo dance y el funk sintético llega con Grabitatea y el pop se adueña de Une batez, en el que le cantan “a la esperanza, a un golpe de prudencia y un momento de conciencia”. El mini álbum, de 25 minutos, se cierra con Galdu ez baduzu, “quizás la canción más bailable” del álbum, reconocen, además de la primera que el grupo hizo con su formación actual. “No podíamos dejarla huérfana y sola”, explican. “Nos encanta especialmente porque salió de un proceso difícil y largo, en la que hablamos sobre la ruptura de una relación emocional”, concluyen STR.