Kutxa Fundazioa se suma a las celebraciones por el centenario del nacimiento de Eduardo Chillida con una exposición fotográfica surgida de la relación profesional y personal que el escultor donostiarra estableció con el fotoperiodista pasaitarra Jesús Uriarte, que durante tres décadas captó miles de momentos del proceso de trabajo del que fuera miembro del Grupo Gaur. El fotógrafo registró a Chillida en sus distintos talleres, en el de papel y estampado que tenía en la villa Ingeborg en el Alto de Miracruz; también en el estudio que el ceramista Hans Spinner tenía en Francia; y, por supuesto, en las fraguas y forjas industriales de las que era asiduo, acompañado de los que eran sus más estrechos colaboradores, Fernando Mikelarena, Marcial Vidal y Joaquín Goikoetxea.

Jesús Uriarte. Chillida lanean se presentó ayer jueves en la sala Artegunea que la fundación tiene en Tabakalera. La directora de Arte y Patrimonio de Kutxa Fundazioa, Ane Abalde, el comisario de la exposición, Jon Uriarte, y el propio Jesús Uriarte dieron los detalles sobre una muestra que permanecerá abierta hasta el 30 de junio.

El pasaitarra trabajó durante muchos años como fotoperiodista para El País, sobre todo en los “difíciles” periodos del terrorismo de ETA. En 1977 fue el responsable de registrar el proceso de instalación del conjunto escultórico del Peine del Viento, una serie fotográfica que no vio la luz hasta el año 2001 en El País semanal. Se trata de imágenes de una gran belleza, con mucho gusto y en blanco y negro, que se han recuperado en gran formato para ser degustadas en Artegunea. Se encuentran en el primer piso de la sala y representan uno de los cuatro materiales predilectos del escultor: el acero. Precisamente, la muestra pone en relación las fotografías con lo matérico, no sólo desde un punto de vista organizativo, si no desde el propio soporte en el que se han impreso las instantáneas.

Una foto de gran formato de Chillida invita a visitar la muestra. Arnaitz Rubio

Como se ha citado, en el piso superior de Artegunea se exhiben las fotos relacionadas con las obras monumentales, aquellas que hizo en acero –una de ellas se ha impreso en un soporte metálico– y otras que hizo en hormigón –otra se ha reproducido en espuma, que era el primer material del proceso de este tipo de obra, antes del encofrado en madera y de verter el propio hormigón–. La planta baja, por su parte, está destinada al papel –se ha utilizado este material para una de las imágenes impresas– y a la tierra –en este caso, el soporte utilizado es la madera, ante la dificultad de imprimir una foto en tierra–.

30 años juntos

Jesús Uriarte comenzó a trabajar con El País en 1976. Compaginó la labor de fotoperiodista con la de reproducciones de piezas de artistas como Andrés Nagel. Gracias a su actividad con el pintor, escultor y grabador donostiarra, según contó el propio Uriarte, le llegó la oportunidad de colaborar con Chillida. Aunque años antes ya se había encargado de registrar la instalación del Peine del Viento, su trayectoria con el artista no comenzó hasta 1982. Esta se prolongó hasta principios de este siglo, hasta el momento en el que Chillida enfermó.

Todos los meses, al menos dos o tres días los dedicaba a capturar el desarrollo y las maneras de hacer del escultor del vacío y el tiempo. En los momentos de mayor trabajo, cuando se enfrentaba a una obra pública que en el tiempo se dilataba incluso un año, el fotoperiodista pasaba incluso más tiempo con la familia Chillida-Belzunce, como uno más, llegando a compartir plato en su mesa. “Lo único que no hacía era dormir en su casa”, bromeó Uriarte. Estos periodos suponían momentos de “relax” en comparación con su quehacer en la prensa diaria. Con los artistas, su modo de registrar ese modo de vida y de trabajo se basaba en una máxima: “No molestar”. Así, reconoció que, en ocasiones, a Chillida se le notaba incómodo con su presencia. “Si él estaba incómodo, yo también”, dijo, para después añadir que esperaba un tiempo prudente sin hacer fotografías “hasta que cambiase la situación” y el escultor se mostrase más accesible. Como fotógrafo, opinó el pasaitarra, “hay que ganarse un espacio” en la realidad del artista. Uriarte, sin duda, lo consiguió.

El comisario de la exposición, Jon Uriarte, investigador, docente y codirector del Master in Algorithmic and Networked Photography en la Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona Elisava ha sido el encargado de guiar a la prensa por la exposición. La primera estación ha sido la de la sección vinculada a la tierra. Jesús Uriarte y Chillida visitaron en 1995 al ceramista Hans Spinner en su estudio de Grasse, en Francia. Son fotografías a color, que captan un proceso partido, acciones repetitivas, de la creación de una Lurra, una de sus características piezas realizadas con tierra chamota que acaban, como último paso, cociéndose en un horno. Se trata de la serie en la que más veces aparece el donostiarra ante el objetivo, desde planos lejanos y respetuosos hasta otros más cercanos, tomados en el momento de la cocción, en la que rompe la cuarta pared para dirigirse a Uriarte. Una gran imagen sin marco pegada en la pared reproduce una Gravitación colgada en un tabique del taller de papel que Eduardo Chillida tenía en su villa del Alto de Miracruz.