Hace seis años Clara Sanchís se enroló en este barco con el viento en contra. En aquel momento, ningún capitán (productor teatral) confiaba en que el navío (el monólogo basado en Una Habitación propia, de Virginia Woolf) fletado por la propia Sanchís y María Ruiz tuviese éxito en su travesía. Pero lo tuvo. Pese a navegar por aguas turbulentas, la obra cosechó un éxito impepinable. Este viernes morado, la actriz recala en el Teatro Campos Elíseos para ofrecer varias funciones de la obra. Se quedará en Bilbao hasta el domingo, 10 de marzo. En esta, resucita a la prolífica escritora inglesa Virginia Woolf, que en 1928 puso sobre la mesa un tema insólito para la sociedad británica de la época: la urgencia de las mujeres por ser económicamente independientes para poder desempeñarse en la creación literaria. Y en cualquier ámbito. “Hemos puesto una Habitación propia en el escenario con el corazón en la mano”, precisa Sanchís.

En Una habitación propia Virginia Woolf reivindicó la autonomía de las mujeres para poder crear. Para usted, ¿por qué es tan  importante este capítulo de la bibliografía de la escritora inglesa? 

Una habitación propia es una absoluta joya de la literatura y del pensamiento feminista. Virginia Woolf es una genia que supo ver con mucha claridad, por un lado, algunas causas del maltrato histórico a la mujer y, por otro, cosas muy claves del peor lado de la relación entre las mujeres y los hombres. Y se atrevió a algo insólito en 1928, a hablar de dinero. Las mujeres han sido perversamente entendidas como seres de amor. Y el amor está muy bien, pero para amar de manera sana hay que tener independencia económica. Ella supo ver todo eso y lo contó con muchísimo sentido del humor y muchísima ironía. Esa mezcla hace que Una habitación propia sea un libro único y luminoso. 

¿Esa unicidad y esa autenticidad de las que habla le impulsaron a rescatar la obra? 

Nosotras –el monólogo surge de la colaboración con María Ruiz, la directora de la obra– hemos intentado transmitirlo de manera más pura. Queríamos hacer algo juntas y, como iba a ser un proyecto propio, buscábamos algo que nos motivara mucho. No teníamos producción ni nada, se trataba de un empeño personal. Entonces, una mañana tuve una iluminación: “Una habitación propia es nuestro libro de cabecera, un libro del que hemos hablado toda la vida”, pensé. Nos dimos cuenta de que la obra, de alguna manera, contenía teatro, porque es una charla a unas estudiantes y esta es una situación que puede ser contada muy bien desde un escenario. 

¡Ajá! Entiendo.

Entendí que este libro estaba pidiendo a gritos ser llevado a los escenarios, algo que no se había hecho nunca y menos de una manera tan pura, porque cada una de las palabras de nuestra versión teatral es de Virginia Woolf. Lo único que ha hecho María es cortar. En caso contrario, la obra duraría seis horas. Partí de una premisa muy sencilla: si a mí la lectura del libro me ha emocionado, me ha conmovido, me ha revolucionado y me ha divertido, si somos capaces de contarlo bien, también le ocurrirá eso a las espectadoras y a los espectadores 

"Somos un guisante. Muy pocas mujeres tenemos una independencia y una igualdad real ante la ley"

Clara Sanchís - Actriz

¿Y considera que el mensaje que transmitió Woolf hace casi un siglo está vigente? ¿Por qué?

Primero, hemos avanzado muchísimo. Ahora tenemos la igualdad ante la ley. Ella, como mujer británica, también la tenía en aquel momento. Pero, si miras el planeta, somos un guisante. Muy pocas mujeres tenemos una independencia y una igualdad real ante la ley. Aún así, en nuestro mundo avanzado todavía tenemos unas listas de muertas que son la consecuencia trágica de una cultura que sigue teniendo arraigo en una parte de la sociedad. Muchísimas mujeres siguen siendo maltratadas y asesinadas. Es aterrador y, mientras el machismo exista, es inevitable ser feminista. 

Mientras el patriarcado siga existiendo, habrá que seguir trabajando para mejorar las condiciones de vida de las mujeres.

Sí. Ella articuló uno de los mejores discursos sobre la igualdad. La igualdad no está sólo en el territorio de las relaciones entre las mujeres y los hombres. Ellos también conocen muy bien la desigualdad. Y por eso las palabras de Woolf tienen esta vigencia, porque lamentablemente unos humanos, sean hombres o mujeres, pisan a otros. Es una especie de enfermedad que sigue ahí, latente. Fíjate en la importancia que cobra hoy en día la idea de la habitación propia. Piensa en los y las jóvenes que no consiguen una independencia económica porque el sistema, perverso, absurdo, no les permite el acceso a la vivienda. Así, ahora mismo, la habitación propia también tiene ese sentido. 

Al hilo de lo que acaba de decir, las mujeres trans, que son sometidas a escarnio, tampoco tienen una habitación propia, ¿verdad? 

Sí, todos los colectivos que sufren discriminación también necesitan esa habitación propia, un lugar propio en el mundo, no prestado. Al hilo de lo que dices, otra de las maravillas de este libro es la reflexión de Woolf sobre la mente andrógina. “Hay que ser un hombre femenino o una mujer masculina, tener una mente andrógina”, dice. La exacerbación de los roles no nos ayuda a vivir. No somos tan femeninas ni tan masculinos.

"Hay una cultura soterrada en el arte que entiende el dinero como un territorio masculino"

Clara Sanchís - Actriz

Por otro lado, ¿cómo describiría la situación de las mujeres que, como usted, se desempeñan en el trabajo creativo? 

En cierto modo, las mujeres artistas han podido ser empresarias bastante pronto. En este país hemos tenido actrices empresarias como Xirgu, Nuria Esper y mi propia madre, Magui Miras. Las mujeres en el mundo del arte, muy en concreto en el mundo del teatro, han llevado las riendas. En el cine lo han tenido más complicado, porque se manejan presupuestos mucho más grandes y a las mujeres no se les da dinero. Hay una cultura soterrada en el arte que entiende el dinero como un territorio masculino. Yo pertenezco a AFIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas. Y muchas se quejan de no poder acceder a presupuestos tan grandes. En el teatro también nos cuesta, pero lo vamos consiguiendo. Tenemos directoras como Natalia Millán o Lola Blasco y grandes productoras como Nadia Corral. Así, en nuestro terreno las mujeres quizá han sido más modernas. Una modernidad que también se traslada al ámbito de la libertad sexual. Puede que sea así porque trabajamos con la imaginación y la empatía. Nuestro trabajo consiste en ser otros. Ahora, también existe desigualdad.

También le quiero preguntar sobre la desigualdad, que genera violencia. ¿Qué cree que diría Woolf sobre el caso Vermut

Tengo tal respeto a Virginia Woolf que soy incapaz de ponerme en su cabeza. Es una mujer tan imprevisible e inteligente… No tengo ni idea. Pero una de las cosas maravillosas de Virginia es su empatía con las mujeres. Es muy bonito ver cómo habla de ellas y cómo impulsa a las jóvenes. Nunca las lleva al territorio de la queja y de la autocompasión. Su mirada es constructiva. Mira al pasado doloroso con toda su crudeza, pero impulsa. 

Entonces, ¿qué dice Clara Sanchís?

¿Qué digo yo? ¡Bua!  Que el tema de la violencia sexual es aterrador. Está en pequeña y en gran escala en nuestra sociedad. Afortunadamente, ahora se habla, ahora se denuncia. Hay una cultura de hablar y menos miedo a quedarse sin trabajo por ello (aunque sigue habiéndolo, lógicamente). Y es que si un ser humano tiene un exceso de poder, como lo tiene el hombre, parece que está en la naturaleza humana abusar de él. Es terrible, pero estamos viéndolo continuamente. Eso sí, yo no pienso que las mujeres seamos ni mejores ni peores que los hombres. En absoluto. Pero hemos tenido muchos menos derechos. No sé qué haríamos nosotras con ese mismo poder, aunque hay una cosa que está demostrada científicamente: las mujeres tenemos más neuronas espejo. Y esto podría explicar por qué no hay comparación posible entre el número de mujeres violentas y hombres violentos. Las hay, pero son excepciones. 

"Me encanta Bilbao"

Clara Sanchís - Actriz

¿Qué se va a encontrar el público de Bilbao en el Teatro Campos? Su primer pase en Bilbao es hoy, 8 de marzo. ¿Es casualidad o el estreno en esta fecha es intencionado? 

Es intencionado. En los seis años de vida que tiene la función procuramos ir a alguna ciudad en esta fecha para celebrar el feminismo con uno de los pensamientos más lúcidos, luminosos, positivos y alegres de este movimiento. 

¿Y por qué habéis recalado en Bilbao en esta ocasión?

Porque este verano estuve haciendo Miércoles que parecen jueves, de Juan José Millás, en La Cúpula del Teatro Campos. Era Aste Nagusia y la Asociación Artística Vizcaina me dio el Premio Acróstico. En la entrega, un poeta hace un poema con las iniciales de tu nombre. Y el mío lo escribió Fede. En este hablaba de mi habitación propia, de la obra. En ese momento, me di cuenta de la habíamos llevado a Getxo, pero nunca a Bilbao. La confluencia de cosas nos llevó a querer traer la obra aquí este 8 de marzo. Además, me encanta Bilbao.