La escena musical de Euskal Herria ha concluido 2023 con “buena salud”, según el balance realizado por los diferentes agentes para Euskal Herriko Musika Bulego Elkartea (EHMBE). El resultado “deja atrás las incertidumbres surgidas durante la pandemia” ante la consolidación de los festivales, el aumento de las novedades discográficas y la programación con nuevas propuestas. El reto para 2024 está en lograr la capacitación profesional, la regulación laboral y el apoyo administrativo, explican músicos y programadores de conciertos.
La industria, los y las artistas, las salas de conciertos, los estudios de grabación, las discográficas y el mundo de la composición coinciden al afirmar que 2023 “ha sido un buen año para la música en directo”, según el balance realizado por el sector para EHMB, proyecto estratégico de colaboración sectorial para la promoción y mejora de la actividad musical de Euskal Herria formado inicialmente por Kultura Live (Asociación de Salas de Conciertos Privadas de Euskal Herria); MIE (Musika Industria Elkartea); Musikari (Asociación de Músicos de Euskal Herria) y Musikagileak (Asociación de Compositores de Euskal Herria).
El balance realizado entre los agentes constata que la consolidación de festivales, las novedades discográficas, el aumento de la programación y las nuevas propuestas musicales marcaron en 2023 “el inicio de un nuevo ciclo que deja atrás las incertidumbres surgidas durante la pandemia”. La industria musical vasca terminó el año con cifras de facturación mejores, con 173 novedades discográficas en la Azoka de Durango, superando las cifras de años anteriores, con un crecimiento en la asistencia a salas de conciertos, nuevas obras en el ámbito de la composición musical y el aumento de propuestas en euskera.
“Todo ello es el reflejo de la buena salud de la que goza la escena musical, que ha conseguido grandes logros, pero que también se enfrenta a desafíos importantes”, indican desde EHMB. Desde el sello Elkar Musika se destaca también su buen desempeño en el año. “En el ámbito específico de Durango, 2023 ha sido especialmente productivo, con más novedades que en años anteriores”, señala Andrés Camio ‘Jitu’, responsable del área musical de la editorial. Aunque según estudios autorizados el consumo de música sube, Jitu afirma que “se impone el streaming como medio, por lo que las ventas en formato físico siguen en caída libre, con el añadido de que seguimos soportando un imparable aumento de los costes de fabricación”, aclara.
Las salas de conciertos hacen una lectura positiva del año que acabamos de despedir por un doble motivo: “los aumentos de la asistencia del público y de la programación de grupos locales”, según Gotzon Uribe, presidente de Kultura Live y programador en el Kafe Antzokia de Bilbao. En opinión de la compositora Zuriñe F. Gerenabarrena, en 2023 “se ha evidenciado una consolidación de ciclos musicales de música contemporánea en Euskal Herria, combinada con la presentación de nuevas obras y encargos por parte de orquestas”.
Amaia Ispizua, promotora en Get In y vicepresidenta de MIE, reflexiona sobre la dinámica experimentada en el sector en los últimos años, principalmente “cambios bruscos de hábitos, inflación desmesurada, saltos a la fama increíblemente rápidos, cancelaciones de conciertos junto a sold outs, y una programación que no para de crecer tras la pandemia”, por lo que considera que “aún no se puede decir que el sector esté estabilizado”.
Por su parte, Agus Barandiaran, trikitilari y líder de Korrontzi, defiende que hemos asistido a “la consolidación de la industria musical en términos de organización interna y reivindicación de convenios”. La valoración también es positiva para la cantautora donostiarra Sara Zozaya, para quien se vive “un buen momento para las y los artistas, con un aumento en la diversidad de estilos y la emergencia de propuestas musicales en euskera, lo que es muy positivo”, aunque cree que “esa búsqueda de espacios no es fácil para todos”, especialmente para autores alejados de las grandes empresas de management.
Retos para 2024
Aunque el panorama musical vasco cierra 2023 con buen sabor de boca, se enfrenta a la necesidad de adaptarse a nuevos modelos de consumo, a la mejora de las condiciones laborales de los y las músicas y el fortalecimiento de la colaboración entre los diversos actores. “Este año promete ser un período clave para abordar estos temas y consolidar los avances logrados hasta ahora”, explican desde EHMB.
Mientras Elkar prevé este año “cargado de nuevas producciones y trabajos”, Uribe apuesta por mostrarse cautos ante esta etapa de mejora. “Nuestro reto para este año es garantizar este crecimiento, la categoría propia de las salas de conciertos, recibir apoyo administrativo y participar en la difusión de nuevas escenas vascas”, añade. Ispizua, de Get In, cree que “aún no se puede decir que el sector esté estabilizado”, y ve la necesidad de abordar retos como la capacitación profesional, la regulación laboral, la igualdad de género y el apoyo a nuevos artistas para lograrlo.
Y mientras Zozaya apuesta por la necesidad de “formar una red más estable para que quienes acaban de iniciarse en la música” puedan organizar giras, el líder de Korrontzi también expresa su preocupación ante las condiciones laborales de los y las artistas y su organización interna. “Faltan de datos sobre cuántos músicos viven exclusivamente de su arte y cuánto ganan por actuación”, afirma Barandiaran, que lamenta que “existe una disparidad entre la aparente prosperidad de la industria y las condiciones desfavorecidas de muchos músicos”, y subraya “la importancia de reconocer y abordar esta paradoja”.
Finalmente, Gerenabarrena confía “en un futuro prometedor” debido a que el sector se ve enriquecido por “personas que mantienen un gran compromiso con la creación, tanto intérpretes como compositores/as, que trabajan y realizan un esfuerzo para que este mercado siga vivo”. Sin embargo, constata que la brecha generacional existente en el público hace necesario “un impulso educativo y la ayuda institucional a la creación más allá de apoyos puntuales”.
