Las muestras de cariño y admiración profesadas hacia Agustín Ibarrola han sido numerosas durante toda la jornada. El artista vizcaino falleció ayer a los 93 años dejando un legado que trasciende lo meramente cultural debido al compromiso con la paz y la libertad que manifestó durante toda su vida. Así lo han destacado las personalidades del ámbito institucional, político y cultural, así como las amistades cercanas, que se han acercado este sábado a la capilla ardiente instalada tanatorio Funeraria Bilbaina. “El mejor homenaje que se le puede hacer es el reconocimiento de su obra”, ha apuntado su hijo José Ibarrola, quien ha recibido afectuosamente a todos aquellos que han querido despedirse de su padre.
Según ha concretado, el pintor y escultor será incinerado y sus cenizas descansarán junto a las de su esposa Mari Luz Bellido –fallecida en 2021–, bajo un árbol, en las inmediaciones del caserío en el que vivió el matrimonio en el valle de Oma, en Kortezubi, a escasa distancia del Bosque de Oma, sin duda una de sus obras más emblemáticas. “Hasta hace una semana estaba en el balcón de su casa tomando un ratito el sol”, ha declarado José Ibarrola, quien ha concretado que, dado su delicado estado de salud, era “esperable” el desenlace que, por otro lado, fue “muy rápido”, ya que solo estuvo día y medio ingresado en el Hospital de Galdakao.
José Ibarrola ha destacado que su padre trabajó en su obra “hasta el último instante” y, aunque ya no empleaba pintura, siempre tenía a mano “una pila de folios y unas ceras” en el sofá de su casa donde se sentaba. En ese sentido, ha subrayado que “lo importante” es que el legado que deja su padre, como su obra viva en los árboles del Bosque de Oma y las exposiciones en museos y salas. Hoy mismo, de hecho, el Museo de Arte e Historia de Durango ha abierto una muestra, que ya tenía prevista inaugurar, consagrada al papel más experimental del artista, A base de papel. Papera ardatz. Esta será, probablemente, la primera de las muchas exposiciones en retrospectiva que se le dedicarán al artista que ha vivido lo suficiente como para poder ser testigo de la migración del Bosque de Oma.
“La familia nos ha trasladado que para ellos ha sido muy emocionante el hecho de que se haya podido hacer realidad con Agustín en vida”, ha declarado al respecto Leixuri Arrizabalaga, diputada de Cultura, quien ha recalcado que “para la Diputación Agustín Ibarrola ha sido y será mucho más que el Bosque de Oma”. La portavoz foral ha llegado acompañada por Asier Madarieta, director gerente de Bizkaikoa, y la parlamentaria jeltzale Irune Zuluaga. Hasta el tanatorio se ha acercado también, junto Gonzalo Olabarria, concejal Cultura, el alcalde Juan Mari Aburto, quien ha lamentado la marcha de “un referente del arte y de una persona luchadora”. El primer edil, quien ha recordado que recientemente el Bellas Artes de Bilbao ha adquirido una de sus obras, Guernica, ha declarado que es un buen momento para organizar una gran exposición dedicada al artista.
Acompañado por su mujer Begoña Gil, dirigente el PSE, el portavoz socialista del Congreso Patxi López ha saludado afectuosamente a José Ibarrola antes de destacar que el artista “convirtió el arte en algo capaz de transmitir valores”. Según ha afirmado, antes de rememorar que asistió a su primera exposición siendo un chaval en la casa parroquial de Portugalete, “ahora que se ha ido, hay un poco menos de luz en Euskadi”. El secretario general del PSE, Eneko Andueza, también ha querido transmitir sus condolencias por el fallecimiento de “una persona absolutamente irrepetible que en su conjunto representa lo mejor de la sociedad vasca, la identidad vasca y una manera de ser vascos que representa a una mayoría de la sociedad”. Otra representante socialista que ha acudido a la capilla ardiente ha sido la diputada Teresa Laespada: “Se nos ha ido un imprescindible. Agustín Ibarrola está sujeto a la memoria democrática de este país”, ha considerado, antes de recordar los 12 años en los se vio obligado a mantener escolta.
MUESTRAS DE AFECTO
“Me siento bastante desprotegido sin él”, ha afirmado a la entrada del tanatorio el periodista David Barbero, quien conoció personalmente al artista. Ese trato cercano con Agustín Ibarrola también lo mantuvo el exdiputado y exsecretario general de Podemos Euskadi Roberto Uriarte, quien ha llegado con un ramo de rosas rojas a la capilla ardiente. “Vivo en un caserío junto a él, era íntimo amigo suyo, tenía una amistad con él y con su familia. Vengo a expresar el dolor y el vacío que vamos a sentir en el Bosque de Oma”, ha declarado, agradecido por todo lo que ha hecho por “este país y por Kortezubi”.
Del mundo de la cultura, el escultor José Cuenca, Premio Nacional de Diseño y Medalla de Oro a las Bellas Artes, uno de los componentes del grupo artístico Equipo 57 junto a Ibarrola, ha sido uno de los primeros artistas en visitar la capilla ardiente. Cuenca, a quien le unía una “amistad especial, entrañable” con Ibarrola, ha explicado que siente que se ha quedado “solo” artísticamente, ya que el autor le servía de “referencia”. José Manuel Lumbreras, director de la galería Lumbreras, tampoco ha querido perder la oportunidad de despedir al artista. Fue en su galería donde se pudo ver una de las últimas muestras dedicadas a la obra inédita de Agustín Ibarrola con motivo de su 90 aniversario, una celebración a la que también se unión la Sala Rekalde.
El actor Lander Otaola, el militante de ETA, del Partido Comunista, Euskadiko Ezkerra y el PSE Roberto Lertxundi, así como el exrector de la UPV Manu Montero o la exdiputada de Cultura Lorea Bilbao también han mostrado sus condolencias en un tanatorio que se ha llenado de flores en memoria de Agustín Ibarrola.