Saturnino García es un actor incansable, un autodidacta formado sobre los escenarios. Nacido en el pueblo leonés de Bariones de la Vega en 1935, emigró con su familia a Barakaldo cuando tenía 17 años y allí trabajó como peón metalúrgico, alternando este trabajo con su afición a las tablas.

A Saturnino García la popularidad le llegó ya mayor, con la película Justino, un asesino de la tercera edad (1994), una comedia surrealista de humor negro de Luis Guridi y Santiago Aguilar (La Cuadrilla), en la que interpretaba a un jubilado que se vengaba de una sociedad que le había arrojado a la basura una vez concluida su vida laboral, emprendiendo una salvaje carrera de asesinatos. Ahora, a sus 88 años, sigue trabajando sin parar, en parte porque según confiesa, se sigue ganando la vida con ello, y por otra, porque una vez que “se te ha metido el veneno del teatro y el cine en las venas ya no tienes cura”.
Estos días ha vuelto a su querido Bilbao, donde creció como actor, para presentar su última película, Tierra de nuestras madres, ópera prima como directora de la actriz Liz Lobato. En ella, el veterano actor interpreta a Rosario, una anciana de armas tomar, cabecilla de los vecinos de un pueblo de la España vacía.
Rosario es todo un personaje, por cierto, de lo más peculiar.
Y tanto. Tan peculiar como que hago de una vieja, pero no es tan distante porque yo también soy un viejo. Pero interpreto a un personaje de otro sexo, a una mujer. Cuando el equipo de Liz Lobato planteó el papel principal de Tierra de nuestras madres y pensó en mí, parecía imposible, pero alguien la animó a que me llamase y tras unas primeras conversaciones, ya tenía definido que yo interpretara a su protagonista, Rosario.
Le habrán preguntado muchas veces, pero ¿se lo pensó mucho a hora de aceptar interpretar a un personaje de otro sexo?
Da igual que interpretes a un hombre o una mujer, a un asesino a o un bandido, porque cuando asumes un papel te quedas con él en unos instantes. Cuando leí el guión, ni me lo pensé, no me causó ninguna impresión que se tratase de una mujer, igual que una mujer puede hacer de bandolero o pistolero. El oficio de actor así lo requiere, cuantos más retos suponga, mejor. Es la ambición que tiene un actor; en ese sentido, lo piensas poco, allá vas... Además, te dan mucha confianza las personas que te han elegido, algo habrán visto en ti.
Rosario vive en un pueblo en mitad de La Mancha con su hijo discapacitado, una cabra [la narradora] y un borrico. Y además, vende sal con ansiolíticos a sus vecinas del pueblo, pero ‘Tierra de nuestras madres’ es mucho más que una comedia...
Es una película de mucho lío. Tiene visos de todos los géneros, hace sonreír, llorar... Es muy humana. En realidad, nuestra vida se compone de muchos momentos de alegría, de tristeza, dolor... Tierra de nuestras madres es comedia, drama...
Tampoco el rodaje ha sido nada al uso.
Se rodó durante los fines de semana a largo de varios años desde agosto de 2019, con la pandemia de por medio. No, no fue un rodaje al uso, yo era el único de los actores que vive de actuar, y el resto del elenco eran vecinos de Villacañas, el pueblo manchego donde se rodó. Los demás actores practican teatro en el pueblo, pero como ocurre en muchos sitios viven de otros empleos e hicieron la película los fines de semana sin abandonar sus trabajos.
A Saturnino García le llueven los papeles. Este año estrena cuatro películas: ‘Tierra de nuestras madres’, ‘Y todos arderán’, ‘Hotel Colón: Confinamiento incluido’ y ‘Alimañas’.
Estoy en el candelabro (bromea), pero no he rodado todos los filmes ahora. Los he hecho durante los últimos tres años. Sin embargo, para tener éxito, hay que ser un pesado y estar siempre ahí, y no tirar nunca la toalla. En la vida hay que ansiar ser feliz y torear el toro en cada pase según venga, como los buenos toreros.
Usted habrá tenido que torear muchos toros. Antes de actor, fue pastor y labrador en su pueblo de León y obrero metalúrgico en Barakaldo.
Trabajé en el campo y con los animales; formaba parte de la vida y de la educación de aquel tiempo. En mi época, un niño salía todo un labrador de su pueblo; mi primer oficio fue agricultor, campesino. Puedo ahora dedicarme a sembrar patatas, cebollas... Lo sé de memoria. Luego mi familia se trasladó a Barakaldo. Tenía 17 años cuando empecé a trabajar de peón en una empresa metalúrgica. Solo tenía la cultura de la escuela del pueblo, pero era un poco intelectualillo. Echaba muchos ratos en las bibliotecas de Barakaldo, de Bilbao.... Y, poco a poco, fui entrando en los ambientes artísticos, en algunos grupos de teatro. Y cuando el veneno de la interpretación se te mete dentro, ya no hay nada que hacer.
Y llegó Álex de la Iglesia con ‘Mirindas asesinas’ y todo cambió.
En realidad, se puede decir que Álex me catapultó a la popularidad. Me ofreció el primer papel protagonista en Mirindas asesinas; luego llegó Acción mutante y El día de la bestia. A partir de ahí vino todo rodando. Estaban buscando a alguien para que interpretara a Justino y pensaron en mí cuando vieron mi actuación en Acción mutante. Y desde entonces, estoy sin parar de trabajar, más o menos.
¿Justino ha sido el papel de su vida?
No me gusta decir que es el papel de mi vida porque hasta que me muera, todavía puedo hacer vete a saber qué. Hace poco me preguntaron en una entrevista: ¿cuándo se va a jubilar? Cuando entregue la cuchara. Este es un oficio que me da vida, como muchos otros. Picasso pintó hasta los 90 años y a él le sobraba el dinero, a mí no. Puedo decir que todavía trabajo por dinero porque necesito dinero y por gusto. Siempre digo que no hay trabajo con tal de que sea grato.
En estos momentos, ¿tiene algún proyecto?
Tengo alguna cosa que me proponen para leer, pero no soy de proyectos, espero a que me llamen. Hay amenazas de llamadas por ahí (bromea).
A sus 88 años sigue siendo incombustible.
Yo no lo diría así, voy tirando por la vida. Afortunadamente no necesito muchos cuidados, aunque me cuido, hago una vida muy saludable. Pero, sobre todo, disfruto de la vida y de lo que me aporta. Cuando acabe esta entrevista me voy a ir a tomar una cervecita por Bilbao.