“Cada cuadro es una puerta entreabierta por la que descubrir una nueva realidad. Y si esa imagen es metapictórica, el número de puertas visuales que se nos abren se multiplica”, asegura Óscar Martínez, autor del libro El eco pintado que ayer se presentó en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El eco pintado (editorial Siruela) es precisamente un libro sobre metapintura, o lo que es lo mismo, sobre imágenes que contienen otras imágenes, esos cuadros que incluyen otros cuadros.

Como Cervantes habló de literatura en El Quijote, los grandes pintores también hablaron de su arte a través de su pincel. Un tema apasionante en el que ha decidido bucear Óscar Martínez quien en los últimos años desarrolla sus inquietudes artísticas desde un punto de vista literario, pasión que compagina con su faceta docente. La idea de este libro surgió tras una visita que realizó al Museo del Prado justo después de la pandemia. “Frente al San Miguel Arcángel de maestro Zafra, al contemplar el reflejo del pintor en el escudo del arcángel, empecé a recordar otros ejemplos de metapintura, los minúsculos autorretratos de Clara Peeters escondidos en algunos de sus bodegones, las Meninas de Velázquez, el espejo de todo los espejos, el reflejo de todos los reflejos. Salí del museo con la convicción de que tenía que escribir sobre ello”.

Pintores universales

En El eco pintado están representados muchos de los grandes pintores universales, desde Velázquez hasta Picasso, pasando por Vincent van Gogh, Johannes Vermeer van Delft, El Greco, Zurbarán, Hans Holbein el Joven, Roy Lichtenstein, Paul Gauguin, René Magritte o Édouard Manet. Concretamente, en el libro se dedica también un apartado al cuadro La Santa Faz, de Zurbarán, de la colección del Bellas Artes de Bilbao.

También están presentes dos pintoras, Sofonisba Anguissola y Helena de Egipto, la primera que hizo un representación multipictórica de un espejo. “Ha habido un gran machismo inherente en el arte, las mujeres artistas han sido prácticamente invisibles”, afirma Óscar Martínez, autor de Umbrales, otro libro erudito sobre arquitectura y monumentos.

El escritor quiere dejar claro que este análisis de 23 obras maestras de la pintura de todos los tiempos no es un ensayo académico “sino un libro híbrido, un ensayo vivencial que mezcla narraciones con reflexiones personales”, con el que su autor aspira a que el lector no v uelva a ver estos cuadros de la misma manera.

Apartados

El eco pintado está dividido en cuatro apartados: Estampas, carteles, mapas y fotografías, Tejidos y textiles, Cuadros dentro de cuadros y Espejos, sus reflejos y sus hechizos. El que puede antojarse menos interesante de esos apartados, quizás el de textiles, es tan apasionante que incluye el análisis de El entierro del señor de Orgaz, de El Greco, el del uso de la bandera estadounidense efectuado por el expresionista abstracto Jasper Johns, el de las reproducciones de la Santa Faz y la relación de Las Hilanderas de Velázquez con la mitológica fábula de Aracne, una relación no detectada por los estudiosos hasta mediados el siglo XX.

En el caso concreto de la obra La anta Faz, de Zurbarán, del Bellas Artes de Bilbao, asegura el autor que es la metapintura completa. “Por un lado, está la leyenda de la Verónica, que aunque no está en la Biblia es un episodio con tanta carga que dio pie a numerosas imágenes que reproducen el tejido con la cara del Salvador, como es el caso del óleo de Zurbarán. Los paños de la Verónica, la Sábana Santa de Turín o el Santo Sudario de Oviedo son imágenes Acheiropoietos, término griego que significa no producidas por la mano humana, sino creadas directamente por contacto con Cristo. Hubo una época en la que se luchó contra las imágenes y se persiguieron, por lo que hago una giro final en el que relaciono estas imágenes creadas teóricamente por la divinidad con un fenómeno muy contemporáneo, la fotografía”.