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De los fósiles al txakoli: los secretos que esconden los 35 museos de Bizkaia

Esmeralda Hernando invita en ‘Museos de Bizkaia en pildoritas’ a conocer los espacios expositivos que hay en el territorio

De los fósiles al txakoli: los secretos que esconden los 35 museos de BizkaiaMaider Goikoetxea

Hay uno que reúne una colección de los animales y fósiles más raros, otro dedicado a la medicina, en un tercero se puede conocer la historia del baserri vasco, los amantes del txakoli pueden adentrarse en sus secretos en otro, los hay que descubren las entrañas del mundo marino e incluso uno para rememorar la época industrial vasca. Los 35 museos de Bizkaia se erigen como guardianes de verdaderas joyas de nuestra historia, testigos y mensajeros de la riqueza del territorio. Para darlos a conocer y acercarlos al público, la escritora y blogger bilbaina, Esmeralda Hernando, más conocida como Esme, recoge en un libro titulado Museo de Bizkaia en píldoras, la oferta cultural del territorio a través de sus museos

Junto con los más fotografiados como son el Guggenheim, el Bellas Artes en Bilbao o el Museo Vasco de Bilbao, la oferta cultural del territorio vizcaino reúne por los diferentes pueblos a un sinfín de espacios repletos de joyas, de obras de arte de un incalculable valor histórico y numerosos objetos que transportan a quien los visita a épocas pasadas. 

Muchos de los que se recogen en este libro son conocidos, pero otros van a sorprender por su temática o porque simplemente ni siquiera se conocía de su existencia. La autora del libro prefiere ocultar el nombre de los museos que ocupan los primeros puestos de su lista de preferidos porque considera que “cada uno de los 35 tiene algo especial”, bien por su temática, bien por las diferentes joyas que atesoran entre sus paredes. 

“Me siento una privilegiada; no conozco a nadie que haya visitado los 35 museos de Bizkaia”

Esmeralda Hernando . Autora del libro

Entre los menos conocidos se encuentran, por ejemplo, el museo Antzasti Euskaldun Etxea, en Dima, a través del que el visitante puede hacer un recorrido por la vida del caserío y de la familia a finales del siglo XIX. “Lo gestionan dos hermanas fantásticas y esta visita estuvo llena de sorpresas y de momentos increíbles que prefiero no desvelar para que la gente se anime a visitarlo”, cuenta. Y de la localidad arratiarra de Dima, Esmeralda y Andoni se fueron hasta Orozko donde se ubica el museo que lleva el mismo nombre del pueblo. En esas instalaciones se expone el esqueleto de un oso hallado en el Parque Natural de Gorbeia, además de cientos de piezas de gran valor histórico del entorno en el que se ubica. “En cada capítulo he intentado recoger lo que cada responsable de cada museo quiso reseñar, así cómo las dos piezas representativas que escogieron”. 

En este recorrido museístico también hay un espacio para el museo Hontza de Ciencias, en el municipio de Mañaria. Una parada obligatoria que los amantes de los animales y fósiles no pueden dejar de realizar. “Enrike Huerta lleva toda la vida recopilando una amplia colección de animales y fósiles de Bizkaia”, cuenta. Según relata Esme ha sido un trabajo laborioso, pero a su vez enriquecedor que le ha posibilitado a esta apasionada de los museos visitar cada uno de estos edificios distribuidos por el territorio. “Ha sido una magnífica experiencia en la que he aprendido y disfrutado”. 

Cuenta en el prólogo del libro que, siendo una niña veía a los museos como parques temáticos donde descubrir cosas de mayores, tesoros bien ordenados en estanterías y objetos curiosos. A medida que fue creciendo, tomó conciencia de la importancia de visitarlos. Con la intención de acercarlos de una manera fácil y didáctica a los ciudadanos, Esme decidió plantear en pequeñas pinceladas un libro que recogiese los diferentes museos que hay en el territorio. “Me encantaría que los padres y madres llevasen a sus hijos a visitar los museos”, confiesa. 

Apoyo de la Diputación

El libro tiene un precio de 5 euros y ya va por su segunda edición. Dar vida a este proyecto no habría sido posible sin el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia. Una de las cómplices en esta aventura cultural fue la diputada foral de Cultura, Lorea Bilbao, a la que ya en 2019 Esme le propuso la idea que le rondaba en la cabeza. Pero la pandemia truncó aquel encuentro que no se pudo celebrar hasta finales de 2020. “El proyecto se paró y cuando nos encontramos un año después se lo propuse, les encantó la idea y nos pusimos manos a la obra”, recuerda, emocionada la autora. A lo largo de mes y medio Esme y Andoni Renteria, -autor de las fotografías-, recorrieron Bizkaia de punta a punta para adentrarse en los diferentes museos. “Nos pusimos en contacto con cada uno de los responsables para acordar las visitas y reunirnos con ellos”, explica la autora, quien agradece el tiempo que cada uno de los directores y directoras de los espacios expositivos le dedicaron para hacer realidad esta obra. “Ha sido una experiencia gratificante. En Bizkaia contamos con museos maravillosos, muchos de ellos desconocidos”, asegura. 

“Soy una apasionada de los museos y en Bizkaia tenemos una gran variedad que merece la pena visitar”

El objetivo de este libro es animar a los ciudadanos a visitarlos; en cada una de sus páginas se muestran pinceladas de las diferentes ubicaciones culturales que hay en el territorio. “Lo que hemos pretendido con este proyecto es que la gente se acerque a admirar el arte, que se paren a oler el perfume de las salas y que se dejen llevar por las historias que se cuentan en ellas. No se van a arrepentir”. Esme y Andoni pueden presumir de ser de los pocos, por no decir los únicos, que han visitado todos y cada uno de los museos que hay en Bizkaia. “Puede que haya alguien, pero lo veo complicado porque en este recorrido que he hecho he descubierto algunos que me han encantado y me han sorprendido enormemente. Soy una enamorada de los museos y en este trabajo he descubierto verdaderos lugares que son muy recomendables”, añade.

El trabajo ha sido muy, según asegura Esme “enormemente enriquecedor”. Según explica, las historias que le han contado le han tocado el alma y es el día que se sigue emocionando al recordarlas: “He llorado muchísimo. A veces no podía seguir y me daba pudor tener que parar, pero han sido infinidad de relatos, de vivencias que son difíciles de que no te emocionen”, confiesa. Como el día que visitó el Museo del Nacionalismo Vasco, ahora en el edificio de Sabin Etxea de Bilbao y le contaron la historia de una ikurriña que para protegerla fue escondida en un jardín y, décadas después, fue encontrada por las nietas de quien la guardó, con los colores deslucidos. “Tuve la suerte de ser de las primeras de fuera de Sabin Etxea que pudo ver las piezas en su nueva ubicación. Fue tal la emoción que sentí que volví a realizar la visita semanas más tarde”, explica. También hubo espacios y piezas que costó fotografiar como sucedió en el Museo del Cinturón de Hierro de Berango. “Tuvimos que mover una vitrina para evitar los reflejos, pero con sumo cuidado para no se rompiese nada”, concluye.