Hay veces en las que da igual que sea jueves laborable y al día siguiente haya que volver a trabajar pronto o que para llegar a Gasteiz uno se haya metido una paliza de viaje de los que hacen época, que se haya cambiado el horario de un concierto un par de días antes, que haga un calor impresionante aunque sea de noche, y que la banda que está sobre el escenario nunca haya sido un prodigio de movimiento sobre el escenario. Todo eso no importa cuando una canción tras otra, se es capaz de cantar casi hasta la última letra de temas de sobra conocidos.

En el jueves con mejor entrada de todos los que se han celebrado en el Azkena Rock Festival desde 2002 ha sucedido lo esperado, es decir, que gentes de muy diverso pelaje y edad se han dejado la garganta coreando varios de los temas que han hecho de The Offspring una banda de referencia. Sí, habrá quien diga que su punk californiano es facilón, festivo y más propio de aquellos años en los que algunos vivían la noche de manera intensa. Pero, que decía aquel otro, que nos quiten lo bailao. Porque si algo tienen los californianos es que su música es efectiva: hace que el personal se divierta, incluso aunque se cante sobre determinadas cuestiones. Y después de dos años de covid, este bálsamo sonoro hacía mucha falta.

En Mendizabala se ha saltado, se ha botado, se ha cantado, se ha coreado, se ha reído, se ha compartido y se ha sido feliz. Igual no se ha visto un concierto épico, una actuación para guardar en la memoria, un recital que siempre será mencionado entre los mejores de la historia del ARF, pero es que no ha ido de eso la cosa. Ha ido de que cada uno de los presentes en hiciera su particular dúo con Dexter Holland, siempre con una sonrisa en la boca.

Self Esteem, Pretty Fly (For A White Guy), You're Gonna Go Far, Kid y tantas otras como The Kids Aren't All Right se han ido sucediendo, también contando con algunos temas más recientes como Let the Bad Times Roll. Les guste a algunos o no, Offspring tiene repertorio para dar y tomar, y así lo han demostrado en su único concierto en la península dentro de su actual gira por Europa, aunque en breve vuelven a Estados Unidos para seguir en la carretera. Se ha tratado de divertirse, de celebrar, de compartir, de sudar y de, sí, berrear. Y se ha hecho, además por todo lo alto. Al que no le guste, que no mire