Enrike Solinís (Bilbao, 1974) toca en el presente música del pasado. “Para mucha gente, es más moderno escuchar música antigua que reguetón”, explica este guitarrista y laudista, considerado por la crítica como uno de los mayores virtuosos de su generación.

Solinís no tiene prejuicios y piensa que se puede tocar un concierto de Vivaldi con una guitarra eléctrica; de hecho ya ofreció uno en Viena con una Fender Stratocaster. Aunque él prefiere interpretar la música con los instrumentos para los que fue compuesta. Habitualmente, participa en los festivales internacionales y salas más importantes de Europa y América. Ahora acaba de grabar un disco en solitario, titulado Ars Lachrymae, con obras de Bach, Buxtehude y Froberger, con el sello de Jordi Savall, máximo exponente mundial de la música antigua.

Ha dado una vuelta a su carrera con esta grabación en solitario...

—En realidad, no es una nueva etapa, es lo que he hecho siempre pero cuando fundé Euskal Barrokensemble y empezamos a sacar discos, hicimos un recorrido más hacia las músicas tradicionales, una investigación hacia otros conceptos de música. Pero siempre he tenido esa parte de músico solista clásico, reservada a un momento vital que me apeteciera y éste es el momento. Ahora es cuando tengo bastantes proyectos como solista, hay un público que quiere este tipo de repertorio tanto como yo. Tengo la suerte de que Jordi Savall ha vuelto a confiar en mí y me ha editado en su sello particular, en el que solo saca él los discos. Ars Lachrymae está teniendo muy buena acogida, para mí es una parte importante de mi carrera.

¿Significa esto que va a dejar un poco aparcados sus proyectos en Euskal Barrokensemble?

—En absoluto, sigo con ellos. Creé el grupo para hacer música barroca, antigua, de cualquier época, en realidad. Pero no nos dedicamos a hacer solo música ortodoxa, también hemos ahondado en músicas de tradición, del mundo... Por eso hemos sacado proyectos como Elkano, el Amor brujo, que investiga en las tradiciones del sur y del mediterráneo o Euskel Antiqva. El legado musical del País Vasco, un recorrido por la música del Renacimiento y el Barroco de los siglos XV y XVI. Y ahora tenemos un par de proyectos grabados sobre músicos y personajes históricos que tienen mucho que ver con el País Vasco, además de un cuento musicado para niños, que habla de la historia de la música y de la creación del instrumento.

En ‘Ars Lachrimæ’ toca con el laúd barroco y el archilaúd obras de Buxtehude, Bach y Froberger. Con los instrumentos para los que fueron compuestas las piezas...

—Las puedes tocar con cualquier instrumento, puedes hacer una versión, una adaptación, pero básicamente yo estoy tocando música original para el laúd que hizo Bach, para que se pueda escuchar como él las concibió y de la misma manera que sonarían en aquella época. Mi intención es que quien escuche el disco pueda hacerlo como si estuviera asistiendo a un concierto del siglo XVIII.

El epicentro del disco es Bach...

—Es la cumbre absoluta a todos los niveles, musical, técnico... Y luego he grabado música de Buxtehude y Froberger para que la gente escuche la los compositores que le precedieron, porque Bach no surgió por generación espontánea sino que bebió de sus maestros alemanes. Tuvo un talento tan inmenso que supo sacar de cada instrumento su propia personalidad. Incluido del laúd, que fue el instrumento rey en las culturas renacentista-barroca europeas, pero desapareció a finales del siglo XVIII, porque los conciertos públicos se pusieron de moda. El laúd se tocaba en plan doméstico, en palacios, en salas relativamente pequeñas de cien personas, ahondaba en la naturaleza un poco más íntima, melancólica de la música. Ese afecto es el que siempre me ha gustado, su personalidad; por eso lo toco.

En época del reguetón, ¿hay demanda para discos de música antigua?

—La música antigua, como el pan, a pesar de tener su origen en épocas lejanas, no atiende al concepto estético de moda. La música de calidad siempre está ahí, es una obra de arte a la que tienes siempre opción de recurrir. Pero la música tiene además una cosa que no tiene el resto de las artes y es que cuanto más cercana está temporalmente, más te puede cansar. Ahora podemos estar hartos de escuchar reguetón, pero ocurre que cualquier música de hace mil años, unas Cantigas de Alfonso X el Sabio, por ejemplo, al escucharlas se nos presentan como nuevas. Para mucha gente es más moderno escuchar música antigua que reguetón.

Ha dicho en más de una ocasión, que de cada laúd saca un sonido. ¿Cuántos laúdes tiene en su casa?

—Demasiados (se ríe). Hay que buscar el instrumento adecuado. Yo tengo una relación fantástica con mi lutier, que además es un afamado laudista y que me conoce desde siempre. Le pido que me haga uno y me hace varios y vamos probando. El oficio de lutier no se mide científicamente. Tienes que hacer no solo una inversión de dinero, sino también de tiempo, de perseverancia, ir probando...

¿Dónde ha grabado este disco? No es música de estudio...

—Vivo en Azkarate, Nafarroa, así que lo he grabado en una iglesia de allí. Se necesita una acústica especial y la de allí es muy buena, como la de la colegiata de Ziortza. Tienes que encontrarte a gusto, alejarte del estrés, que es complicado, que el instrumento suene bien, reunirte de gente de confianza, que la música respire.

Empezó a tocar la guitarra desde muy niño. ¿Por qué se decantó por este instrumento?

—Mi padre me enseño a tocar los primeros acordes, luego en el seminario de Derio seguí cantando y tocando para pasar a continuación al conservatorio. Desde pequeño siempre me ha acompañado. El laúd es el antecedente de la guitarra.

¿Y qué tipo de música escucha?

—Todo tipo, desde Rosalía hasta músicas de todas las latitudes, flamenco, música tradicional... No hago otra cosa que escuchar música y leer libros de historia. Un músico tiene que conocer no solo el contexto musical, sino también el histórico.

“He grabado este disco en una iglesia de Azkarate, tiene una excelente acústica, como la de Ziortza”

“Tengo la suerte de que Jordi Savall ha vuelto a confiar en mí y me ha editado mi disco en su sello particular”

“Tengo varios proyectos de músicos relacionados con el País Vasco con mi grupo Euskal Barrokoensemble”