Tras cancelarse dos veces por la pandemia, el pianista catalán debía actuar el pasado lunes ante 2.000 personas en un gran auditorio de Kazán, un concierto suspendido esta vez por la guerra que, de no surgir más imprevistos, ofrecerá en Barcelona ante poco más de 20 melómanos.

La expresión llover sobre mojado no le es ajena a este músico y compositor, autor de unas 70 bandas sonoras, tres de ellas nominadas a los Goya, con una variada discografía que abarca múltiples géneros, y que desde 2020 ha visto cómo se cancelaban las actuaciones de la Carles Cases Strings Band en Alemania, Japón, Corea y, por tres veces, una gira por Rusia, además de una grabación con una orquesta en San Petersburgo.

Pese a tanto contratiempo, Cases (Sallent de Llobregat, Barcelona, 1958) no se ha dejado llevar por el desánimo y, en una entrevista con Efe, dice habérselo tomado con filosofía. "Está claro que hay que mirar adelante y dejar atrás toda la negatividad", considera. "Pasó un tren y este ya no volverá a pasar", sostiene con un punto de estoicismo Cases, quien añade que, pese a ello, no ha "dejado de trabajar ni de componer ni un solo día".

La exitosa gira que efectuó Cases en 2020 en la región de Tartaristán junto al violinista Alberto Reguera y a la chelista Sveta Trushka, poco antes del cierre de fronteras por la pandemia, había abonado un regreso que se pospuso dos veces y que finalmente se fijó para la última semana de marzo, pero un mes antes estalló la guerra en Ucrania y, por tercera vez, hubo que suspender el viaje.

Esta nueva gira incluía cinco conciertos, el primero de ellos en Moscú y el segundo en la Gran Sala de la Filarmónica de Kazán, en la que el trío estaría acompañado por 30 músicos locales, una actuación que había despertado expectación y para la que se habían agotado las 2.000 entradas disponibles.

Aunque con una larga trayectoria de compositor de bandas sonoras para directores como Gonzalo Suárez, Jaime Chávarri o Ventura Pons, y como arreglista y productor de discos de Lluís Llach, Maria del Mar Bonet o Georges Moustaki, Cases reconoce que su música gusta más en Rusia que en el Estado porque "aquí la gente va a escuchar lo que ya conoce, y allí se interesan mucho por lo nuevo".

En sus conciertos, Cases siempre toca temas suyos, y en su programa incluye composiciones que ha escrito para bandas sonoras y que ha readaptado para música de cámara, con una formación, la Carles Cases Strings Band, que puede oscilar entre tres y 40 músicos.

"En Rusia -explica Cases- conocen muy bien los instrumentos clásicos y una formación de trío -violín, chelo, piano-, con la que han escuchado a Chaikovski, Brahms o Debussy". "Pero con estos instrumentos que ellos conocen, nosotros hacemos cosas diferentes y esto les impresionó mucho", señala el compositor, por lo que, tras la primera gira de 2020, les pidieron que volvieran a actuar al año siguiente, un regreso que ha sido inviable.

Cases pasará página porque dice que trabaja en periodos de dos años, en los que compone, graba estas composiciones y a partir de ahí programa sus actuaciones, unos conciertos en los que ha ido evolucionando desde el jazz -lideró el Carles Cases Quartet y el grupo Blaumarí- hasta la música neobarroca o minimalista, lo que se manifiesta en su último disco, Minimal (2021).

Temas de este disco formaban parte del concierto de Kazán, junto a música de sus bandas sonoras, en un programa que finamente se presentará el próximo miércoles 6 de abril en el Teatre de Sarrià, una actuación que ha tenido que organizar con premura, sin promoción y para la que hasta ayer apenas se habían vendido una veintena de entradas.

"Ha sido un trabajo de meses escribiendo, luego de ensayos... y bueno, cómo mínimo queríamos aprovechar los ensayos que hicimos y dejar un poco de testimonio", argumenta Carles Cases para explicar por qué, pese a la decepción que supuso la anulación de la gira, han querido ofrecer en Barcelona este concierto "íntimo" y en un formato musical reducido a un trío. Cases no descarta totalmente que, si se firma la paz entre Rusia y Ucrania, pueda volver a Kazán en el futuro, aunque, según opina, es más probable que actúe antes con su banda en otro gran auditorio en Riga (Letonia) si se cierran unas conversaciones que están avanzadas.

Respecto a las relaciones políticas, sociales y culturales entre Rusia y Europa, el compositor Carles Cases considera evidente que solo se podrán normalizar cuando vuelva la paz y apuesta por que los primeros lazos que se restablecerán entre ambos pueblos serán, precisamente, los culturales.

"Hay que mirar adelante y dejar atrás toda la negatividad. Este tren ya no volverá a pasar"

Pianista