Coincidiendo con el 40º aniversario de Hautsi da anphora, Elkar reedita el debut de Ruper Ordorika y el cantautor de Oñati lo está recordando en una mini-gira en la que participan sus Mugalaris actuales, algunos músicos de la época y varios escritores, con Bernardo Atxaga al frente, cuyos poemas fueron la base del álbum. Tras Senpere e Iruñea, este viernes actuarán en Euskalduna Jauregia, en el marco de Loraldia, a las 20.00 horas, antes de pasar por Eibar, Vitoria-Gasteiz y Errenteria. "Etiopía, de Atxaga, marcó un antes y un después en la literatura vasca. Mi disco, basado en sus poemas, fue excéntrico para la época, no tenía estribillos", explica Ordorika en esta entrevista.

¿Cómo surge esta mini-gira?

Estaba planeada para 2020, cuando se cumplió el 40º aniversario del disco. Se debe todo a Loraldia, pero me sonaba muy raro al principio. Luego fui viendo su sentido debido a su interés aunque chocaba con mis discos del momento. Ahora también ha pasado, ya que mi último disco tiene tres meses, pero ya estaba comprometido. Y ahora Korrika Kulturala se asociado para esta idea, lo que le da un mayor sentido. Tocaré el disco íntegro.

A usted no le gustan mucho este tipo de reconocimientos.

Sé que se han hecho muchos parecidos: Lou Reed con Berlín o Neil Young con Harvest. La perspectiva es siempre importante y este disco tuvo mucha importancia para bastante gente, incluido yo mismo, pero fue muy minoritario en su momento. Hubo oyentes muy fieles, pero poco numerosos. El ambiente musical era otro cuando se editó; y no digamos los textos en los que estaba basado, los de Atxaga y su Etiopia. Es cierto que ha cuajado con los años.

¿Habría sido posible el disco sin Pott Banda?

Es cierto que algo cristalizó en ese colectivo y que ha perdurado. Todos los amigos y compañeros que estábamos allí hemos seguido publicando y algunos son imprescindibles de la literatura en euskera: Atxaga, Sarrionandia, Jose Mari Iturralde, Manu Ercilla€ Eso hace que el significado sea extra e incluyo a Juan Carlos Egillor, que hizo la portada, o los músicos, que acabaron en Oskorri, Hiru Truku, Potato, Orquesta Mondragón, Hertzainak€

¿En qué medida fue Pott Banda la continuidad de de Ez dok Hamairu?

No lo sé, me falta perspectiva. Mi referencia y la de Bernardo en aquel tiempo era más Gabriel Aresti, que acababa de fallecer, pero Ez dok Hamairu sí sentó precedente porque esa generación dotó de dignidad a la canción popular vasca. Creo que bebimos un poco de todo. Es que comparar épocas€ Por ejemplo, ahora se publica en euskera en un día lo que por entonces en un año. Y hay televisiones, radios y periódicos en euskera. Eso suma y le da un valor a Etiopía, de Atxaga, que fue un antes y un después en nuestra literatura. Sentó las bases de una poética nueva. Descubrir sus dos primeros poemas previos fue una revelación para mí aunque ya me gustaba Aresti, un ídolo a quien conocí con 17 años al llegar a Bilbao. Con Bernardo sentí una identificación, algo que resonaba en una frecuencia que me conmovió.

Y usted era el único músico de Pott Banda.

Exacto, y, de algún modo, mi debut habla de aquel momento. Y aquellos textos perduran.

¿No tenía ya canciones propias?

Sí, había compuesto algunas pero me gustaba el concepto del álbum, con su propio sentido. Y lo encontré en Bernardo, no solo en Etiopia, ya que había publicado una novela previa, Ziutateaz, con algún poema intercalado que acabó en el disco, caso de Begira egiezu. Además, escribió un par de canciones para el disco cuando nos hicimos amigos. Encontré el oyente que necesitaba cuando empezaba, que es crítico pero está a tu favor y dispuesto a arriesgarse contigo.

En la gira se rodea de aquellos amigos, Atxaga incluido

Sí, de gente que fue muy importante en el disco, como Josu Zabala y Bixente Martínez. A Bilbao no podrá venir y le sustituirá Joseba Irazoki. En el caso de Atxaga, hará sus glosas; y no solo de las canciones, que también. Las coloca en su territorio y participará entre ellas.

¿Ve 'Anphora' como un disco folk con detalles jazz?

En su día me preguntaron y dije que era un disco que contenía poemas cantados. Lo define bien. Algunas canciones son muy libres y otras cercanas a la canción tradicional euskaldun, en temas como Bertso berriak y Zenbait bertso xelebre. Fue algo muy intencionado. Ángel Celada y Jose Dufourg tocaban en un cuarteto de Gasteiz llamado Fausto que estaba cerca del jazz-rock; Josu era un acordeonista único, aficionado al rock; Bixente conocía la música popular de todos los terrenos€ Traté de aunar diferentes sensibilidades con la evocación de esos textos a través de la música que me gustaba.

Sobre todo, el folk-rock británico.

Sí, vengo del mundo británico aunque esa época me interesaban Miles Davis, Weather Report, Jaco Pastorius€ Y la canción tradicional. Buscamos cómo insertar la tradición en esos ritmos.

Eran canciones sin estribillos.

La mayoría, sí. Y, por tanto, muy difíciles. Me decían que era muy raro (risas). Me apoyó mucho la crítica periodística de Bilbao. Fue un disco muy excéntrico para la época.

Es que está muy ligado a la ciudad, a su tristeza, sirimiri, la herrumbre de la época, la suciedad de la ría€

Sí. Se veía en la portada y en las fotos interiores. Era un Bilbao que se tambaleaba. Todo se centraba en la idea de la ciudad de Atxaga. Ese era nuestro mundo.

¿Ese Bilbao derrumbado era solo el escenario o respondía a un sentimiento más profundo suyo y de Atxaga?

Se puede teorizar mucho sobre ello, pero sí había una intención clara de dar una imagen fuera de la retórica romántica que imperaba en el espectro cultural en euskera. Huimos de ella al ser un disco creado en una época muy dura aunque se explicara con palabras y términos diferentes. De esa realidad dura no nos hemos bajado (risas). En alguna época sí, pero la música debe interpretar la vida en las canciones.

También había espacio para la ensoñación con 'Esploradorearena'.

Bernardo no cultivó después esta poesía, lo que la convierte en única, aunque su prosa posterior se puede catalogar como poética. Ahí había ya un germen de canciones que olían a profecía y llegaron con mi siguiente disco, como Berandu dabiltza.

Han sobrevivido, sobre todo, tres canciones: 'Hi hintzena', 'Fast fatum' y 'Herdoilaren'.

Fast fatum está siempre en los conciertos, al igual que Herdoilaren. Luego hay otras, como Bertso berriak, escrita de una forma tradicional, que conecta enseguida. Puede estar en las antípodas de la vanguardia y la improvisación, pero también tiene esa virtud. Es un disco muy abierto. Esploradoerarena también me gusta mucho.

¿Cómo las ha vestido ahora para esta gira?

Tratando de preservar la forma en algunas de ellas. Sí se mantiene un hilo muy propio que pervive en todos mis discos, hasta el último. Esa constante la hemos respetado aunque hemos trabajado con bastante libertad a la hora de montar los tema. Curiosamente, nos hemos ido acercándonos al original.

Y ahora Elkar reedita el álbum.

Sí, en un digi-pack. Inicialmente se publicó en vinilo y se reeditó también en este formato hace tres o cuatro años. Se ha remasterizado pero es el disco tal cual, no hay reinterpretaciones.

¿No quedó algún inédito de aquellas sesiones?

De aquellas sesiones quedó un disco entero que grabamos en Donibane Lohitzune, pero hubo un problema con la discográfica Xoxoa y tuvimos que volverlo a grabar. Tenía una cinta de aquello pero no la encuentro. Y antes hubo otra cinta con todo el repertorio cantado por mí en acústico.