Itsasmuseum recrea el Consulado de Bilbao en una nueva sala
El espacio expositivo de 300 metros cuadrados pone en valor la institución, creada en 1511, gracias a la colaboración con Euskal Museoa
Para entender el desarrollo económico y social de Bilbao no basta con analizar su progreso desde la industrialización. Los precedentes de su crecimiento se encuentran siglos atrás, cuando la villa era una potencia portuaria y mercantil. En esa evolución tuvo mucho que ver el Consulado de Bilbao, institución creada en 1511 para dar respuesta a la creciente actividad comercial de la villa, estrechamente vinculada a la navegabilidad de la ría.
Itsasmuseum pone en valor la función de esta organización a través de un nuevo espacio de 300 metros cuadrados que completa una etapa histórica muy presente en el museo. Se trata de un complemento para la exposición permanente que ha sido posible gracias a la colaboración con Euskal Museoa.
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En palabras de Lorea Bilbao, diputada de Euskera, Cultura y Deporte, los tres siglos en los que el Consulado estuvo en activo "es una etapa necesaria para comprender el desarrollo económico y social de Bilbao como ciudad y también de Bizkaia como territorio".
Así, Jon Ruigómez, director de Itsasmuseum, ha concretado que la instauración de un nuevo espacio consagrado a esta institución es un anhelo desde 2011, cuando se celebró su 500 aniversario con una muestra conjunta entre el propio Itsasmuseum, Euskal Museoa y la Sala Ondare.
Para la ocasión, Euskal Museoa ha legado varias piezas que a partir de ahora serán expuestas en el museo marítimo. "Es una zona ubicada en la planta baja del museo, en el centro, lo que refleja también el peso que le queremos dar. Representa un salto cualitativo en la exposición permanente del museo", ha considerado Bilbao.
Según ha concretado Ruigómez, la importancia que tuvo el Consulado se cimienta, por una parte, en su jurisdicción. “Actuaba como juzgado de lo mercantil entre los conflictos de mercaderes y comerciantes”, ha indicado. Además, era la entidad responsable de la canalización de la ría y velaba por que hubiera navegabilidad entre Portugalete y el puente de San Antón.
“Su legislación tuvo un culmen con las ordenanzas de 1737”, ha apuntado sobre el Consulado que posteriormente se integra en el Código de Comercio del Estado y “de muchísimos países latinoamericanos e incluso Filipinas”. Una vez desaparecido, en 1829, sus funciones pasaron a formar parte de la Junta de Obras del Puerto y de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao.
PIEZAS EXPUESTAS
La repercusión de la institución se muestra en Itsasmuseum a través de un conjunto de armarios creados en 1761 por Joaquín Echevarría, por los bancos de la Sala de Audiencias construidos en el siglo XVII o la capilla del consulado presente a través de la talla de Nuestra Señora de la Consolación.
Por otro lado, se muestran dos pinturas de gran formato: Corredor de Columnas del Consulado, pintura al pastel de Manuel Losada creada en 1920, y el Mural para el petrolero Bilbao de 1962, obra de José María Ucelay. El espacio se complementa con recursos pedagógicos como varias maquetas que recrean el Bilbao del siglo XVI, la iglesia de San Antón o la Casa de Bizkaia en Brujas.
Ruigómez ha destacado “la importancia del encaje natural y adecuado que tiene esta sala en el discurso museológico”, además de que el nuevo espacio se entronca en el plan estratégico iniciado en 2018. En ese sentido, ha recordado que los proyectos como este son los que más satisfacción producen por haberse trabajado durante mucho tiempo y porque son iniciativas corales en las que han intervenido muchas personas.
En esa línea, Lorea Bilbao ha subrayado la generación de sinergias, que retroalimentan “el conocimiento de los diferentes espacios museísticos del territorio y también de las diferentes disciplinas”.