El cantante aragonés Juanjo Bona está que no para. Inquieto por naturaleza, ahora está viviendo el tramo final de su gira Tan Mayor y Tan Niño a la vez que compatibiliza sus conciertos con su concurso en MasterChef Celebrity, en el que ha alcanzado la final. Cuarto finalista en OT 2023, el aragonés, que ha actualizado la jota aragonesa con aires pop, indies y electrónica en su debut, Recardelino (Universal), actuará el sábado 23 de noviembre en Euskalduna Bilbao, con la colaboración de DEIA y entradas a la venta entre 29 y 77 euros. “El folclore, en mi caso la jota, es tan puro y está tan presente porque lo llevamos todos dentro”, explica en esta entrevista Bona, músico que huye de la imposición del algorritmo y de la música comercial y bailable.
El lunes pasado se metió en la gran final de ‘MasterChef Celebrity’ tras la entrevista de Broncano a Rosalía. ¡Menudo tren de vida que lleva últimamente, no para!
Está siendo todo una locura, pero estoy viviendo una etapa muy intensa. Estoy con ganas y motivado, ya que la música y la gastronomía son cosas que me encantan. Lo de MasterChef era un sueño que tenía por cumplir; y lo he hecho, así que todo genial. A ver qué pasa en la final (el lunes 17).
¿Ya no le da miedo perderse entre tanto aplauso y tanta gente, como canta en una de sus canciones?
Bueno… cada vez menos. Igual si me pillas en otro momento, te diría que sí. Es verdad es que en este punto de vida me siento muy tranquilo y contento, además de seguro de lo que hago.
La gira ‘Tan mayor y tan niño’ regresa a Bilbao. Cuando cantó aquí por primera vez era casi un desconocido y daba sus primeros pasos en la música.
Claro, las cosas han cambiado mucho. Cuanto canté en Bilbao por vez primera, en el Teatro Campos, era mi segundo concierto tras salir de OT y como artista principal, en el casi inicio de la gira. Era un principiante. Volver ahora allí, un sitio que me encanta y al que me siento muy unido, como a todo el País Vasco, va a ser muy emocionante. Y me van a ver con más experiencia.
¿Se veía a la vez mayor y niño cuando inició la gira, como un adulto que no quería desprenderse de esa infancia que llevamos dentro?
Exactamente. Esa frase está incluida en una de las canciones del disco y es una sensación que entiendo y que no quiero perder. Responde a esta vida que me ha tocado vivir y que espero sea para siempre, pero sí que es cierto que llegó de manera prematura porque salimos de OT y empezó todo muy rápido.
‘Así soy ahora’ es su última canción. ¿En qué ha cambiado Juanjo como persona?
La verdad es que me mantengo siendo el mismo en bastantes aspectos. No quiero perder mi esencia y mis valores, que son lo que me han hecho llegar aquí pero, a la vez, sí he madurado y creo que me he tranquilizado en todos los aspectos, tanto vital como emocionalmente. Y soy más ordenado que antes también gracias a las personas que me rodean, a la terapia y a lo bueno que me está pasando con los conciertos y los sueños que estoy cumpliendo.
¿Y cómo artista, se ve crecido también?
¡Guau! De manera muy clara desde que entré en OT, que viví como un máster, un aprendizaje increíble desde el punto de vista artístico, social y humano. Empecé con muchos tapujos y muchas capas que romper. Allí, ya lo hice, y después fuera también, muchas más, para conocerme a mí mismo. Pero mi esencia y pureza son las mismas que me hicieron llegar a la Academia con esa humildad. Ese es uno de mis mayores regalos.
Esta última canción tiene un sonido más pop–rock y guitarrero que el de su disco de debut.
Total, por eso dudé en sacarla, pero escuché a mi corazón, algo que estoy haciendo mucho últimamente, y me decidí. Hago lo que me pide el cuerpo. Ese sentimiento de libertad y de hacerte caso no sirve solo para la música, es algo que hay que hacer en general para la vida. Me gusta mantener la coherencia, cuidar mi estética y trabajar de forma ordenada, pero si algo sale de dentro de ti y lo sientes, esa es tu esencia. Es propio y tiene sentido.
¿Entonces, el próximo disco puede incluir algún viraje estilístico?
Como llevo desde abril haciendo sesiones de estudio y ya he empezado a ver el camino, te diría que no lo habrá. Sigo con lo que más sencillo y natural me sale, que es hablar de mi raíz y utilizarla con el tema folclórico aunque es verdad que hay canciones de todo tipo y no descarto, a futuro, indagar en otros folclores y otros estilos, incluido el rock.
Imagino que la jota le habrá acompañado siempre. ¿Y el pop y el rock, qué escuchaba en su adolescencia?
En mi casa no éramos de oír mucha música, así que no escuché mucho pop y rock en mi juventud, pero sí me marcó muchísimo Queen y Freddie Mercury. Con ellos sí empecé a entrar en otros estilos más allá de las jotas. Me volví loco con la película Bohemian Rhapsody cuando tenía unos 14 o 15 años. La veía en bucle y de ahí pasé a escuchar todos los discos de Queen.
¿Cuándo pensó en trabajar con el folk de su tierra, lo tuvo claro?
No, para nada (risas). Gracias a Dios me di cuenta haciendo canciones. Lo primero que descubrí es qué no quería hacer y pensé en qué me veía cantando en directo. Ahí sí vi que el pop más comercial y bailable no me definía del todo, así que saqué mi parte más personal y descubrí la jota. La tenía dentro, era mía y la defendía siempre de manera natural, hablando. Y luego lo hice cantando. No me costó mucho porque el camino estaba ya hecho en la Academia.
¿Aprendió en OT que había que imponerse al algorritmo, mostrar personalidad?
Fue una decisión que no es la más fácil aunque no sé si existe lo comercial hoy en día. Todo está difuso, por suerte, y hay más vías y más certeras que lanzar algo por el simple hecho de querer gustar a los demás. Estoy convencido de este camino.
Carmen Paris ya tiró de la jota hace varias décadas, pero creo que se ha fijado más en Rodrigo Cuevas.
No te creas. A Paris la conozco desde la niñez, llegó a cantar en mi pueblo. En la promoción del disco, cuando salió, no la nombré tanto pero sí ha sido un referente interno, algo que conocía de antes aunque ella puede estar ligada más al jazz. En el caso de Rodrigo, tiene un estilo más actual y de fusión del folclore con otros estilos; es más cercano a mí.
Usted, la M.O.D.A., Fito al fichar a Fetén Fetén, Vetusta Morla, el primer Guitarricadelafuente, Rosalía, ahora Amaia con su canción ‘Aralar’… ¿Mirar la raíz se ha puesto de moda?
Creo que sí, lo que me hace muy feliz. Los citados son artistas grandes y pueden abrir el camino a otra gente. Y a mí me da tranquilidad y me anima a seguir por este camino. El folclore siempre ha estado de moda aunque ahora lo veamos en artistas más mainstream (mayoritarios). A mí me parece que es la base de todo y tiene que estar presente porque lo llevamos todos dentro, es nuestra raíz. Es tan puro que, sí o sí, va a estar siempre en la vida de todos.
Tituló su debut ‘Recardelino’. Creo que es un pájaro de su localidad natal.
Así es. Es que no sabía qué titulo poner (risas). Es un localismo de mi pueblo, Magallón (Zaragoza), una especie de jilguero y una expresión de la gente mayor, en mi caso mi abuela, referida a los niños muy movidos y activos, como es mi caso. Los silbidos que lo recuerdan aparecen en el disco.
¿Hasta que punto se asemeja usted a ese ave que canta?
Súper reflejado, lo veo como una buena metáfora. Por eso, lo titulé así al creer que la palabra se acerca bien a un resumen de mi vida. No hay otra palabra mejor para englobar mi vida y lo que el disco ofrece.
El álbum tiene varias fases. Es como un diario de viaje, de su pueblo natal a Madrid y su crecimiento allí.
Así es, totalmente. Al hablar del disco visualizo un camino, el de mi vida desde el pueblo. Por eso es un disco tan importante para mí.
No suena mal la jota con aires pop y detalles electrónicos.
No lo hace, no. Veo la jota muy versátil, con un camino muy amplio, nada que ver con un recorrido clásico.
Aquí, en Euskadi, los ortodoxos de la triki torcieron el gesto con Kepa Junkera y otros pioneros contemporáneos. ¿Cómo han recibido sus canciones los fieles a la jota tradicional?
Mira, yo vengo de una de esas escuelas tradicionales de jotas y les ha encantado el disco, lo han aplaudido. Me quedo con eso porque es gente muy profesional y que, aunque no sé si llamarla purista, sí conoce la jota muy bien. Ellos me enseñaron cómo respetarla aunque está claro que también habrá gente a la que no le gusto.
Reivindica Magallón, a la vez que reconoce que sintió “mucho terror” allí. ¿Sufrió acoso?
Bueno… es un tema delicado y no puedo hablar de él así, viajando en un tren y tan por encima. Ahí lo dejo.
Nos vamos de nuestros pueblos natales, pero ellos siempre sigue en nosotros ¿no cree?
Siempre estará ahí, y yo busco la fórmula para poder mantener su esencia y tenerlo presente sin volver a recurrir a los mismos temas. Ese trabajo es el actual que estoy realizando.
¿Cómo son sus conciertos ahora?
Mantengo la esencia de cuando ya canté en Bilbao, repasando todo el disco, pero hemos aumentado las versiones, hay más folclore y también más emoción porque al ser el final de la gira cada concierto es único y especial. Y divertido también, hay más baile que antes.
¿Habrá una jota dedicada a Bilbao o a Martin (su pareja vizcaina, también finalista de OT)?
Eso lo hacía en la parte anterior de la gira, ahora ya no. Eran rondaderas, unas jotas más cortas y rápidas alusivas a algo o a alguien. Se podrán volver a ver en Pamplona, que os queda cerca a los vizcainos, ya que es la primera vez que cantaré allí.
¿Su público debe esperar alguna colaboración especial?
Eso… tendréis que ir a verlo. A ver, Bilbao es la casa de Martin aunque es cierto que está trabajando un montón y no sé si podrá estar allí.