“Mäbu está claramente fuera de un patrón, lo que va en detrimento de nuestro posible éxito. No somos comerciales”, asegura la vizcaina María Blanco, la voz del proyecto musical que comparte con Txarlie Solano. Ambos participarán este vienes y sábado en dos iniciativas de Fair Saturday, en las que colabora DEIA,entre ellas el concierto inaugural en Miribilla, en el que se subirán al escenario 1.500 músicos y coralistas vascos. “Es una buen idea poner la cultura al servicio de obras sociales”, asegura sobre Fair Saturday la hija de Sergio y Estibaliz en esta entrevista.

No es la primera vez que colaboran con Fair Saturday.

-Sí, nos llamaron cuando estábamos empezando y nos atrajo que es un puente entre la solidaridad y la cultura al poner esta al servicio de obras sociales. Nos pareció una buena idea y ya hicimos algo en los estudios Tio Pete, donde grabamos nuestro primer disco. Donamos dinero a una organización que trabajaba para comedores sociales. Y ahora nos han vuelto a ofrecer esta ahí.

Y han dicho que sí y, además, será una participación doble.

-Eso es. En primer lugar, con el concierto inaugural de este viernes en el Pabellón Arena de Miribilla, donde participaremos unas 1.500 personas. Será el acto grande de este año de la iniciativa, y Txarlie y yo, en formato de dúo, cantaremos dos canciones: el mítico We are the world, en hermandad y comunidad, y una versión de Piel, de Sergio y Estibaliz. Ambos con la BOS.

El segundo tema lo sentirá muy cercano al ser de su aita y de su ama.

-La han elegido porque hicimos una versión de la canción en uno de los EP de adelanto al nuevo disco. Además, hemos intentando que viniera mi ama a cantar con nosotros, pero estos días tiene un bolo en Logroño con El Consorcio; no va a poder ser.

Y el sábado 27 ofrecerán una charla a niños y jóvenes.

-Sí, a jóvenes en peligro de exclusión social, en el centro de la BBK de Bilbao la Vieja. Les explicaremos qué significa para nosotros la música y tocaremos algunas canciones también. Les daremos una visión sobre nuestra experiencia y los beneficios de la música, aunque no se trabaje de forma profesional. Es mucha responsabilidad, no quiero dar malas ideas a nadie (risas), pero creo que escribir puede ayudar mucho a esos jóvenes. Así se sueltan y sacan cosas fueras. La música tiene mucho de eso, tanto en acordes como sentimientos. Puede calar en alguien para bien.

Y volverán en diciembre a Miribilla con otra iniciativa de Fair Saturday.

-Va a ser espectacular. La cita se llama Ura bere bidean, será los días 10 y 11 de diciembre y participarán también Gatibu, La Oreja de Van Gogh, Doctor Deseo, Gari, El Drogas, Mikel Urdangarin… Haremos versiones orquestales de clásicos euskaldunes con arreglos de Fernando Velázquez. Nosotros cantaremos Gaua, de Lourdes Iriondo. Estamos muy contentos y motivados.

Su actividad es frenética, ya que estos días estrenan disco nuevo: ‘Un año después’

-Está ya en formato digital, pero no en el físico. Lo editaremos con una sorpresa y ha faltado algo de coordinación con la discográfica. Ya se sabrá qué es cuando lo presentemos en directo. Aquí, estaremos en primavera de 2022 en la sala Azkena, pero el formato físico se podrá comprar el 16 de diciembre. !Es un regalazo para Olentzero y Navidad!

Es un disco conceptual, sobre las estaciones, el paso del tiempo y la influencia que tienen en el ser humano ¿no?

-Sí, contiene cuatro conceptos llamados como las estaciones y alterna instrumentales y temas cantados, dos por estación. Es como un ejercicio de sinestesia respecto a cómo nos suenan a nosotros la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Somos tirando a tristones…

Se aprecia en el instrumental dedicado al verano.

-Sí, es más melódico que rítmico. Incluso los mensajes de sus dos canciones no son alegres exactamente. En Santos y demonios, por ejemplo, hablo de un trastorno de ansiedad. No es muy veraniego (risas). Es un disco que habla de cosas no muy agradables que me ocurren a mí, pero sé que que muchos oyentes las van a acoger y entender. Es saltar al público con un mensaje crudo.

¿Y en lo musical?

-También se aprecia cómo ha cambiado en un año la manera de envolver las canciones. Por ejemplo, los dos EP los grabamos en estudios diferentes y con técnicos distintos. Es una mezcla del concepto inicial mostrado dentro de varios conceptos. Me estoy liando, pero al final es todo más simple, como que hemos grabado unas canciones en las que creemos y cada uno recogerá lo que quiera, su canción y su momento. Nosotros estamos muy contentos con el disco.

¿El confinamiento y la pandemia les sirvió de acicate para crear? ¿Ha sido un disco buscado, una terapia o una serindipia?

-(Risas). Queríamos grabar otro disco, pero el proceso creativo que empieza por mí tiene mucho de serindipia, de hallazgo accidental o casual, porque no compongo a todas horas. Hago pocas canciones y son ellas las que me encuentran a mí. Todo ha surgido en el momento, primero con el EP Primavera y luego aparcamos el disco porque no tenía sentido si no podíamos rodarlo y mostrarlo en directo. Es que Mäbu es un grupo de carretera.

En lo musical resulta difícil catalogar su música. Es pop, sí, pero se alimenta de múltiples referencias; y no suena nunca banal.

-Creo que la gente está muy mal educada; y yo me incluyo también, por ejemplo cuando hacemos playlist en Spotify y no nos salimos de un género concreto. Mäbu está claramente fuera de un patrón, lo que va en detrimento de nuestro posible éxito. Nos hemos planteado encarrilarnos más en un género concreto, pero no es lo que nos sale. Lo haríamos peor y no sería lo que nos emociona. A estas alturas nos da igual, aunque a veces nos frustra no llegar a más gente. No es que vayamos de especiales, ni que nuestras canciones sean raras (risas). Eso sí, no son comerciales. Es lo que hay.

El disco nuevo concluye con la canción ‘Hay una luz’. La elección será consciente.

-El orden se eligió según las estaciones, y al final quedó otoño. Ese tema es como un cierre, como decir que después de algunas de las mierdas que te he contado y cantado en el álbum todavía pienso que hay esperanza (risas). Es como un resumen, decir que todo esto también pasará. Y sin pandemia será igual, la vida es así. Tenemos la música como bálsamo, para sanarnos.