A través de una instalación de vídeo y una serie de fotografías, la artista Sharon Lockhart recoge el riguroso método para registrar todos los movimientos potenciales del cuerpo desarrollado en 1958 por la coreógrafa Noa Eshkol y el arquitecto Avraham Wachman. Este sistema, que precede a la cronografía decimonónica y antecede a la robótica del reconocimiento facial, protagonizará conceptualmente la sala Film&Video del Museo Guggenheim hasta el 27 de febrero. Poniendo el foco en la actividad humana, la muestra Sharon Lockhart. Rotación notación exhibe cuatro ejercicios ejecutados por la bailarina Ruti Sela y, a su vez, muestra el inventario de posibles rotaciones de articulaciones y extremidades con un conjunto de modelos esféricos.

Poco después del fallecimiento de la coreógrafa israelí Noa Eshkol en 2007, la artista Sharon Lockhart (Norwood, 1964) se centró en la exploración del movimiento ahondando en el sistema de notación que desarrolló Eskhol junto al arquitecto Avraham Wachman. "Es un método que permite cartografiar todos los movimientos potenciales del cuerpo", ha expresado Juan Ignacio Vidarte, director del Museo Guggenheim, sobre este sistema que posteriormente se ha utilizado en pautas coreográficas, pero también en el análisis de la locomoción animal o en el diagnóstico de algunas alteraciones del comportamiento, como el autismo o el síndrome de Asperger.

En palabras de Manuel Cirauqui, curator del programa Film&Video, no es la primera vez que la artista estadounidense aborda la documentación del movimiento y del comportamiento humano desarrollando una labor colaborativa con comunidades. El comisario habla de "superposición de territorios" cuando Lockhart entra en contacto con el trabajo de Eshkol. "En el territorio fílmico los 24 fotogramas por segundo que definen la tecnología cinematográfica analizan el movimiento", ha expuesto Cirauqui. A su vez, en el trabajo de la coreógrafa también se producía "una anatomía, un desarrollo del movimiento que llegaba incluso a tener validez científica".

INVESTIGACIÓN DEL TRABAJO DE ESHKOL

Así es como la artista estadounidense comienza a investigar el trabajo de Eshkol e inicia una interlocución con su comunidad de bailarines, que trabajaban de un modo inmersivo en este método. “Ahí toma contacto con Ruti Sela, una de las figuras clave de este movimiento, que no solamente llevó a cabo la práctica de este sistema coreográfico sino que desarrollaba la vida comunitaria”, ha narrado Ciruqui. A partir de entonces surgen series fotográficas, exposiciones de textiles y de trabajos audiovisuales ligados “a esta colaboración que se produce entre figuras que no han coexistido y, sin embargo, el arte permite que hablen, se relaciones y se encuentren”, ha matizado el curator del Guggenheim.

Resultado de ello es una serie fotográfica ubicada en el vestíbulo de la sala Film&Video que forma parte del análisis del sistema de referencia dentro de la notación del movimiento Eshkol-Wachman. “Estas fotografías tienen un carácter claramente escultórico, hay una intención sistemática de documentar estos objetos que sirven para cartografiar los movimientos de los miembros, de cada extremidad, de cada órgano, en rotación, sobre su eje, sobre su articulación”, ha detallado Cirauqui sobre las esferas que muestran un desplazamiento y lo mapean. A juicio del comisario, mediante estas esferas escultóricas, el trabajo de Lockhart resuena en el resto de la pinacoteca donde actualmente se muestra el trabajo de un centenar de mujeres que cultivaron la abstracción. Ese es, por sí mismo, uno de los objetivos del programa dedicado al videoarte.

Una vez en la sala, el visitante puede observar cómo la bailarina Ruti Sela, colaboradora de Eshkol, ejecuta los movimientos en secuencias cortas pertenecientes al sistema. “Esta instalación muestra la presencia de Ruti y su conducta estoica a través de la paz que traslada con sus movimientos”, ha manifestado, escuetamente, la artista Sharon Lockhart que ha estado presente en la rueda de prensa. “Hay algo muy interesante en la manera en la que se producen estas danzas porque se hacen en silencio o bajo la dirección de un metrónomo, pero no con música, no es una coreografía danzística clásica. Al contrario: es muy austera, extremadamente sistemática”, ha apuntado Cirauqui sobre la pieza titulada Cuatro ejercicios utilizando la notación del movimiento Eshkol-Wachman.

COLABORACIÓN ENTRE ARTISTAS

La muestra de Sharon Lockhart, fruto de la colaboración con el Thyssen-Bornemisza Art Contemporary y The Wellbeing Project, es la tercera del programa Film&Video de este año. “A partir de 2020 quisimos incidir en la importancia del cuerpo y en la importancia de las tecnologías audiovisuales para acercarnos sin tocarnos y repensar el contacto, las relaciones, las sinergias... a través no solo del videoarte, sino de la colaboración entre videoartistas y coreógrafos”, ha concretado Cirauqui.

El objetivo se inició a principios de año con la exposición dedicada a Alex Reynolds que implicaba la colaboración de la coreógrafa Alma Södeberg y continuó con la muestra de Cecilia Bengolea, que trabajó con artistas del dance hall en Jamaica para crear sus piezas. Ese propósito finaliza este año con Sharon Lockhart, una artista conceptual ligada a la imagen, y su colaboración con una coreógrafa y figura histórica. “Es importante que cuando el público se acerque a estas piezas entienda que estamos queriendo favorecer e intensificar una relación de cada espectador con sus propios cuerpos y su propia conciencia de sus movimientos”, ha finalizado Cirauqui.