Unos meses después del polémico estreno de la miniserie sobre caso Altsasua que Asier Urbieta capitaneó para Eitb, el proceso judicial que convulsionó a toda la sociedad vasca llega a las tablas del Teatro Arriaga a través de una obra escrita y dirigida por María Goiricelaya. Cuatro actores se suben al escenario para interpretar indistintamente a los protagonistas de ambos bandos en una versión que pretende restañar las heridas y desvelar las cicatrices.

Basada en la transcripción del juicio oral compuesto por 350 hojas, la directora bilbaina ha pretendido hacer un trabajo "honesto" con Altsasu, limitándose a los hechos para poner el foco en lo que realmente considera importante: la reflexión en torno al dolor y el cuestionamiento de la justicia sin obviar "la desproporción judicial". El estreno absoluto será el jueves, en euskera, y el viernes y el sábado habrá pases en castellano.

Recientemente finalista en los Premios Max por la obra Harri orri ar/El patio de mi casa, María Goiricelaya retoma en Altsasu. "El espectáculo está basado en las actas del juicio oral. Nos hemos tomado licencias para adaptarlas al lenguaje teatral y al lenguaje escénico", ha explicado la directora, quien ha reconocido que ha modificado algunos testimonios para ganar fluidez en el relato debido a la extensión de la transcripción.

"Sobre todo nos hemos tomados licencias desde la parte poética, onírica, trabajando con el personaje cómico del Carnaval de Altsasua, el Momotxorro, y también con algunos aspectos que nos imaginábamos que no estaban en el proceso judicial", ha relatado en referencia al dolor de las madres, a la historia de amor de los guardias civiles con sus mujeres, las conversaciones que pudieron tener los jóvenes dentro de la cárcel o las visitas realizadas por los familiares.

"Todos estos matices se han empleado para poder reflejar de manera más amplia los múltiples dolores y ampliar el relato con el fin de que fuera diverso", ha apuntado la directora sobre la obra que forma parte del proyecto Cicatrizar, del Nuevo Teatro Fronterizo de Madrid, cuya vocación es restaurar las heridas, fomentar la reconciliación, el perdón y la convivencia.

LA JUSTICIA, EN EL CENTRO

En su propuesta, Goiricelaya parte del objetivo de "poner la justicia en el centro para ver cómo funciona y ver el papel que tiene en la sociedad democrática en la que todos formamos parte". En ese sentido, la directora ha admitido que "la desproporción judicial en el caso está reflejada". De hecho, Ane Pikaza, una de las actrices, ha añadido que el quid de la obra "no es lo que pasó, sino lo que pasó con lo que pasó después".

La dramaturga bilbaina ha admitido que "construir un relato unívoco en este caso es imposible e incluso indeseable" porque, a su juicio, "los relatos son múltiples y, muchas veces en relación a la violencia, irreconciliables". Asumiéndolo como tal, su esfuerzo se ha centrado en alcanzar una verdad compartida.

"En esa verdad compartida está la deslegitimización de la violencia y la búsqueda del perdón compartido por el dolor que es irrevocable en ambas partes", ha puntualizado sobre el espectáculo que bebe de la parte documental y ficcionada. "Contamos hasta el proceso judicial, con un antes y un después. Cuenta los vivires, sentires y dolores tanto de los guardias civiles como de sus familias así como de los chavales y sus familias", ha especificado.

Además de Ane Pikaza, Egoitz Sánchez, Aitor Borobia y Nagore González completan el elenco que interpreta la totalidad de los personajes que se escenifican en un tour de force en el que cambian constantemente de careta. "Es enriquecedor interpretar a personajes que se corresponden a los dos bandos. Nuestro reto era no juzgarlos y trasmitir su dolor sin interpretar arquetipos. Sin embargo, al mismo tiempo debían diferenciarse a golpe de vista, y aunque se buceara en el dolor debían ser teatrales", ha relatado Egoitz Sánchez. "La obra sintetiza, sin simplificar, y permite, con la puesta en escena, dar un poco de aire al espectáculo para realizar una lectura", ha opinado, por su parte, Pikaza.

LA "MAGIA" DE LA VERSIÓN TEATRAL

Aunque fue ideada y puesta en marcha con anterioridad, la obra de teatro llega meses después de la miniserie dirigida por Asier Urbieta para Eitb cuya retirada fue exigida por el Partido Popular y Ciudadanos. "Desde la parte teatral la magia es otra porque no contamos con los recursos del audiovisual y eso juega a nuestro favor. Eso ayuda a que el espectador empatice más porque es el mismo actor el que está interpretando ambas partes, dejándose la piel con cada personaje", ha asegurado Goiricelaya. Y, en esa línea, ha matizado que mientras en algunas crónicas la pelea con los guardia civiles está "un poco más sesgada", en su versión "se presenta desde el relato de ellos, que está recogido en el acto judicial".

A diferencia de Asier Urbieta, que no consiguió hablar con los guardia civiles pero se entrevistó con los procesados, Goiricelaya solo se puso en contacto con la plataforma de los padres con el fin de conseguir la transcripción judicial. "Me parecía que hablar con los chavales o hablar con los guardias civiles podría suponer cierta contaminación. Empatizo mucho con los relatos personales. Para hacer un trabajo más limpio, más honesto, prefería no tirar de esos hilos, sino intentar exponer cuáles habían sido los sucesos, dar voz a todas las personas implicadas y, a partir de ahí, ir a lo que nos interesaba a todos: la justicia", ha revelado.

RECORRERÁ 18 MUNICIPIOS VASCOS

Tras su estreno absoluto en el Teatro Arriaga, Altsasu recorrerá por el momento 18 municipios del País VascoAltsasu . "Nos encantaría que pudiera verse más allá de nuestras fronteras. Se trata de que el espectáculo pueda compartirse, generar debate y puntos de encuentro. Ojalá tenga una larga vida y un largo recorrido", ha deseado la directora, que ha exteriorizado su voluntad de que los espectadores sean críticos "y obtengan de este Altsasu una mirada sanadora hacia el futuro, que es lo que pretende".

Por ello, ha aspirado a que el público salga "sacudido e interpelado", uno de los valores principales de las artes escénicas. Así lo ha considerado también Ane Pikaza, para quien en el teatro, que no es realista al 100%, el espectador acaba por cerrar el relato con una lectura más abierta.