- Dicen que cuando escuchamos a alguien tocar el saxo parece que estamos oyendo una extensión del alma. Las melodías, las frases y los tonos que produce parecen venir de algún lugar muy profundo. El saxofonista Iñaki Bermúdez lo hará sonar mañana en un escenario incomparable como es Pozalagua, junto a la Bilboko Orkestra Sinfonikoa (BOS), en el marco del festival de verano, que no faltará a su cita.

Tras anularse el pasado día 6 y 7 por el mal tiempo, la música volverá a sonar frente a la cueva, un auditorio único al aire libre en pleno valle de Karrantza, a partir de las 20.30 horas con la BOS, a la que se unirá en calidad de solista el saxofonista Iñaki Bermúdez, que interpretará el Poema, para saxofón y orquesta de Pierre-Philippe Bauzin, bajo la dirección de Arkaitz Mendoza.

El pasado día 5 este joven músico de Sopela, que compagina su actividad internacional como solista con la música de cámara, y que ha sido premiado en varios concursos internacionales y estatales, debutó como solista con la orquesta bilbaina con gran éxito en Azkuna Zentroa. En el atrio del corazón sociocultural de Bilbao, tocó también la misma pieza que interpretará en Pozalagua, con la asistencia de un invitado muy especial, la del hijo del compositor. "Le contacté con motivo de las partituras de la orquesta porque él lleva la editorial de su padre. Las obras de Bauzin no se interpretaban cuando él vivía. Ha sido su hijo quien después las ha editado", cuenta Iñaki Bermúdez.

Para este músico es muy importante el hecho de trabajar la obra con el mismo compositor, "hace que te sientas un poco parte del proceso creativo, aparte de interpretarla. Para estos conciertos he contado además con una cadencia especialmente compuesta por Miquel de Jorge, que ha hecho que sean algo más personales. Si estás a la hora del proceso creativo con el compositor, es como si el concierto estuviera un poco escrito a medida para tí". De hecho, algunos compositores ya han realizado varias piezas compuestas especialmente para él como Somni Abstracte e Introspecció, de Miquel de Jorge, y Fantasia, de Martí Brugue.

A lo largo de su carrera como saxofonista, Iñaki Bermúdez ha tocado como solista con orquestas como la Sinfónica del Estado de Armenia o la Ensemble Intercontemporaine de París, entre otras. También ha ofrecido conciertos en diferentes países, entre ellos en el BOZAR (Bruselas) con Klassik34Xsax, en el Teatro Arriaga, con Lauso Duo; en el Palau de la Música, en el Auditorio de la Cité de la Musque et de la Danse de Strasbourg y en países como Dinamarca con el Vela Quartet; Hungría, Francia o EE.UU.

Pero reconoce que tocar con la BOS es algo muy especial para él. "Me hace ilusión tocar con la Sinfónica de Bilbao; he tocado con orquestas importantes, como la de Armenia, pero participar en estos conciertos con la BOS es especial, es tocar en casa. Además, entre el público hay amigos que no han tenido la oportunidad de poder escucharme nunca. Me hace mucha ilusión. Me siento muy a gusto tocando con la Sinfónica de Bilbao, está siendo una experiencia muy buena", asegura este joven, que a pesar de su juventud, ya se ha subido a algunos de los auditorios más importantes del mundo.

Iñaki Bermúdez empezó a estudiar piano a los 5 años, pero en seguida decidió dejarlo y decantarse por el saxo. "En realidad, yo no elegí el piano, ama lo toca y quizás por eso empecé a estudiarlo, pero era un niño bastante inquieto y no me gustaba estar tanto tiempo sentado. Cuando llegué al conservatorio de Leioa ya tenía en mi cabeza la idea de inclinarme por el trombón o el saxo porque mi aita solía poner mucho jazz de Joe Lovano. Pero cuando probé el saxo me gustó mucho. De hecho, antes de empezar mis estudios profesionales, hacía mucho jazz, pero al final me decanté por el clásico y contemporáneo, es lo que me llevó el camino...", explica Iñaki Bermúdez.

Después de Leioa, se fue cuatro años para continuar su formación en el Conservatorio Superior del Liceu de Barcelona donde obtuvo la titulación de cum laude en sus estudios superiores. De Barcelona, a Bruselas, donde recibió clases con el profesor Simon Diric en el conservatorio Koninklijk, y de Bruselas, a París. Su inquietud por mejorar su conocimiento del instrumento le llevó al Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París. Consiguió su acceso a un centro destinado a muy pocos músicos privilegiados de todo el mundo,

Confiesa Iñaki Bermúdez que siempre le ha gustado la música y le he dedicado mucho tiempo, "fue en cuarto de la ESO y Primero de Bachiller cuando decidí que iba a dedicarme solo a esto...". Recuerda la primera vez que se subió al escenario: "El otro día encontré una foto en casa, tenía 9 años, fue en una audición de Andrjez Olejniczak, que entonces era mi profesor en Leioa y hoy en día es un buen amigo".

La música le ha enseñado a ser paciente, "es una carrera de fondo, los resultados no aparecen de momento, hay que ir trabajándolos poco a poco".

Como todos los músicos, también ha sentido los efectos negativos de la pandemia. "Algunos proyectos se han tenido que retrasar, pero es verdad que aquí es uno de los países donde la música ha parado menos. En París también se han seguido celebrando conciertos en streaming, en otros sitios se han cortado de raíz. Internet tiene la desventaja de que no pones cara y no notas la calidez del público, lo que es muy importante para un músico, pero por ver algo positivo, va a quedar material grabado de todo lo que se ha tocado en esta época, lo cual supone también una mayor responsabilidad. Tienes que ser más consciente de lo que haces".

En septiembre, Iñaki Bermúdez volverá a los ensayos, en su agenda, tiene conciertos con la orquesta del Conservatorio de París, "en uno de ellos tocaré el iwi, un instrumento electrónico que nunca he tocado hasta ahora y me apetece hacerlo. También tengo conciertos en Bélgica, en octubre, estaré en RTVE... Y así todo el año. La verdad es que tengo muchos proyectos". ¿Algún sueño musical? "Mi sueño es más un deseo en general, que se programen más conciertos para saxos solistas. Si te pones a mirar las temporadas de las orquestas, los conciertos de los violinistas superan las dos manos mientras que hay muchos menos para saxofonistas. ¿El motivo? Sinceramente, creo que es porque es un instrumento nuevo, con mucha menos historia y a los programadores les da miedo no llenar, pero la realidad es que la gente acaba encantada, tienen mucho éxito".

"Tocar en casa con la BOS es especial, es tocar en un público donde hay amigos"

Saxofonista