Graduado en Fotografía en ESCAC, Gonzalo Quinconces (Bilbao, 1992), ha llegado nada menos que al Festival de Cannes con su proyecto fin de carrera, un cortometraje con el que participa en la Cinefundación, una selección que espera le ayude a realizar su primer largometraje "más pronto que tarde".

Con la presentación en Cannes de "La caída del vencejo", Quincoces espera lograr una repercusión inmediata que le abra puertas. "Soy un cabezón brutal", afirma divertido en una entrevista con EFE. Porque reconoce no haber sido el mejor estudiante pero cuando le interesa algo se implica al cien por cien.

Por eso está convencido de que tras su paso por Cannes, en una sección dedicada a descubrir nuevos talentos de escuelas de cine, cumplirá su sueño de hacer una película. Y eso que es consciente de que "es muy, muy complicado". "La media de edad de la gente que hace su primer largo es alta", resalta.

De momento ya ha llegado a Cannes tras estudiar Audiovisuales en la UPV/EHU y entrar después en la ESCAC de Barcelona, donde se especializó en Fotografía.

Al terminar los estudios, en la ESCAC solo conceden ayuda económica a 10 proyectos de los alumnos de todas las especialidades y "La caída del vencejo" fue uno de ellos.

Se rodó a finales de 2019 en 10 días y cuando estaban acabando el montaje, solo a falta de la postproducción, comenzó la pandemia Estuvieron parados y el montador decidió cambiar el montaje en el verano de 2020.

Y este año lograron la selección de Cannes. "No me puedo quejar de nada, estar en Cannes nos tiene alucinados a todos (...) Llevo un tiempo escribiendo, quiero dirigir, y creo que esto puede abrir puertas a futuro".

En "La caída del vencejo" Quincoces decidió situar la historia en el duro Bilbao de los años 80, aunque el centro del corto no es la violencia que se vivía esa época, si no el sentirse encerrado, tanto a nivel familiar como de amigos.

Partiendo de una experiencia personal que le ocurrió hace tiempo ha construido la historia de Kepa (Lucas Ybarra), un joven de clase obrera que vive en un entorno familiar agobiante y que está preocupado por el movimiento extremista en el que se está metiendo su hermano pequeño.

"Hay muchas cosas personales que uní a una etapa histórica de mi zona que me llama mucho la atención. Cuando uno no la ha vivido tiene mucha más curiosidad", señaló Quincoces.

Sí recuerda atentados de ETA, vecinos que llevaban guardaespaldas, explosiones, problemas de droga, reconversión industrial. "Un momento superdramático de la historia de Bizkaia que me fascina", dijo el joven realizador, que quiso contar su historia en ese universo.

"Me parecía que la historia que quería contar se podía amoldar en ese universo, visualizarlo en esa época. No hablo de ETA pero en la primera frase del guion se menciona ETA, como una queja de los jóvenes porque nadie les hace caso".

Un corto que tiene como referencia el cine de Eloy de la Iglesia, con una estética oscura y triste -la fotografía es de Pol García Sala- y que cuida mucho los detalles de la puesta en escena, con movimientos de cámara muy estudiados.

"Es una historia muy personal que se podría haber situado ahora en un pueblo de La Mancha. Yo soy muy joven y vivo en Barcelona, que es una ciudad superabierta, pero he visto muchas historias de gente muy encerrada por temas sexuales", al igual que el protagonista de la historia.

Y mientras espera con ganas la proyección este martes de su corto en Cannes, ya piensa en un nuevo proyecto que mezcla dos universos que mantendrá elementos de "La caída del vencejo" pero que no será un largometraje que salga del corto.