Radiografíar las relaciones interpersonales, pero con una mirada desde el sexo y la sexualidad. Ése es el eje de Desnudas Un caso de abuso sexual en la Policía Municipal de Iruñea es el detonante de la historia, protagonizada por tres mujeres de diferentes edades que a raíz de este conflicto, deberán enfrentarse a decisiones vitales. Y todo ello con el sexo como constante y telón de fondo.

"El sexo es un hecho, somos seres sexuados y es algo que está desde que nacemos hasta que morimos, pero que a veces no se trata en profundidad siendo algo tan importante en nuestras vidas", explica la escritora de Cintruénigo acerca del motor de la que es su tercera novela editada por Pamiela. Licenciada en Medicina y de profesión pediatra, Sota asegura que en la consulta se ha encontrado -y encuentra- con casos de padres y madres que acuden preocupados por sus hijos, con síntomas como picores o escozores en la zona genital. Y cuando tras realizar las exploraciones y preguntas pertinentes, Sota explica a las familias que sus hijos e hijas se masturban y que "el 100% de los niños y niñas de estas edades hacen maniobras de autoestimulación", los progenitores reniegan de ello y se escudan con frases como "procedemos de otra cultura".

Y desde ese choque y tabú ante el sexo arranca Desnudas: las primeras páginas de la novela siguen a Miriam, una niña de 11 años que comienza a seguir sus propias pulsiones eróticas y que sumergirá al lector en una trama coral, en la que hay dos personajes con gran peso: por un lado, Helena, la madre de Miriam y cuyo nombre es un guiño al personaje de La Iliada, ya que es "una persona encarnando la belleza pero al mismo tiempo la docilidad, una mujer que hace lo que se espera de ella".

Comparte protagonismo con Eva, psicóloga, sexóloga y "transgresora, que rompe con todo y que hace lo que no debería hacer". Será ella quien conduzca al conflicto principal de la novela, tras ser requerida para intervenir en un caso de abuso sexual dentro de la Policía Municipal de Iruñea , con un jefe que abusa de su subordinada y ciertas incongruencias en las diferentes versiones. Pese a las similitudes con la denuncia y condena real de un miembro del cuerpo policial pamplonés que tuvo lugar el pasado año, Sota aclara que no se inspiró en este caso concreto, sino que le parecía interesante situar el conflicto "en un organismo cercano a la gente de una ciudad como Iruñea , que está al servicio del ciudadano y que, por otro lado, no lo está".

En la novela, el caso del abuso guiará la trama, que conforme avanza, "va adquiriendo tonos más negros" y suma "elementos de análisis social, como corrupción institucional, trato de favor, violencia, violencia sexual, el lado oscuro de las personas...", explica la autora sobre un relato que, a su vez, se va convirtiendo en "un entramado de historias" de los diferentes personajes. De ahí la portada del libro, obra del artista Xabier Idoate.

La historia, ambientada en Iruñea y escrita en presente para otorgarle "acción, trepidación y verosimilitud", se desarrolla en tan sólo unos meses. Esta limitación temporal empuja a que los personajes tengan "una serie de arcos de transformación bastante rápidos" y se transformen y vayan cambiando, hasta el punto de polarizarse y entrar en crisis de cara al clímax. Sin desvelar muchos detalles y hacer spoilers, Sota avanza que "hay ingredientes macabros, como en toda novela negra, con un asesinato y una muerte en extrañas circunstancias".

Eso sí, ha buscado no cerrar el final "para que cada cual saque sus conclusiones". Y es que como asegura la escritora, "cuando alguien escribe, quiere provocar una emoción e incluso provocar sensaciones tanto físicas como psíquicas". Un lado emocional que también se transmite en cada capítulo, titulado con una palabra: inocencias, fulgores, amarguras... En ese sentido, en palabras de David Mariezkurrena, de la editorial Pamiela, la novela "no dejará indiferente a nadie porque tiene de todo: emoción, suspense, mucha psicología en los personajes, tiene sexo, que también es un hilo conductor... y está la perspectiva de las mujeres que componen esta obra".

A lo largo de la trama, las tres protagonistas se rodearán de otros personajes, ya que Sota quiso abrir el abanico para poder abordar la sexualidad "desde diferentes procedencias socioculturales y desde diferentes edades". Así, en la novela aparece la mencionada Miriam -"me parecía importantísimo traer a colación la etapa de la adolescencia, por su importancia tanto como afirmación del yo, como por la revolución hormonal y sexual que se produce-, y también hay mujeres de mediana edad, otra mujer más madura, una mujer que ha llegado a la Península en patera...

"Hay muchas escenas sexuales explícitas, pero quería ver las cosas desde otra perspectiva que a lo mejor no es la más común en la literatura actual", detalla Sota en relación a la erótica femenina que tiñe la novela, frente a "patrones muy repetidos de "hay un encuentro sexual, él propone, ella consiente y se entrega y continúa". Por ello, la autora invita hacia "un cambio de paradigma en algunas conciencias y opiniones sobre sexualidad y relaciones interpersonales". El sexo y la psicología son, al fin y al cabo, los hilos de Desnudas.