A Agustín Ibarrola (Basauri, 1930) siempre le ha gustado el mar. Y, sin embargo, nunca lo ha pintado físicamente. "Creo que una de las frustraciones de mi padre cuando se muera será no haberlo hecho", comenta Irrintzi Ibarrola, uno de sus hijos, en la presentación que dedica el Itsasmuseum a su padre. Pero aunque Ibarrola nunca retrató la profundidad del océano sí dialogó con él, al igual que lo hizo con la ría de Bilbao, y en sus cuadros plasmó la fuerza de las personas que poblaron la ría, el mundo estéticamente más querido del pintor en su juventud.

El Itsasmuseum presenta Ibarrola en la ría, agua, hierro, fuego y aire, una exposición formada por 17 óleos de gran tamaño y una veintena de dibujos, en los que el artista aborda temáticas marítimas e industriales del entorno de la ría, realizados en la década de los 70, una etapa muy reconocible del pintor, caracterizada por la fascinación de éste por la estética industrial de estos paisajes.

"Más allá de los cuatro elementos de la naturaleza, piedra, aire, fuego y agua, Agustín Ibarrola nos descubre en esta exposición elementos que son también nuestro patrimonio marítimo e industrial. La revolución industrial del último tercio del siglo XIX impulsó nuevas transformaciones urbanas, económicas, sociales que son también protagonistas de esta exposición. Es en esta época cuando se introduce la mayor parte de la construcción naval, que se realiza en los diques de astilleros de Euskalduna, que es donde hoy se encuentra el Itsasmuseum", explicó Lorea Bilbao, presidenta de Itsasmuseum y diputada foral de Euskera y Cultura.

En opinión de Lorea Bilbao, la muestra deja en evidencia la reivindicación de Ibarrola de las raíces humanistas y sociales como creador comprometido que aspira también a la justicia y a la igualdad. "Sin duda, representa un compromiso firme con el arte a través de su diversidad de actuaciones y una trayectoria ampliamente desarrollada; por algo es uno de los artistas más significativos de Bizkaia".

BARCOS, DIQUES, OBREROS...

Barcos en construcción, diques, fundiciones, chimeneas, obreros trabajando o con sus familias, cargaderos de mineral, remos.. son obras que simbolizan la fuerza de las personas que poblaron y vivieron alrededor de la ría y también los oficios que iban desarrollando y por los que el artista ha sentido siempre una cierta admiración. "Nos muestran el lado más marítimo de Ibarrola, su visión del comportamiento industrial y patrimonial de la ría y nos recuerdan parte de nuestro sello de identidad", destacó la diputada de Cultura.

La exposición refleja uno de los periodos de mayor productividad y efervescencia artística del pintor. Una etapa previa, que derivó en la que le convertiría posteriormente en el mejor representante del mundo de la unión del Arte con la Naturaleza con El bosque de Oma, como máxima expresión. "La exposición muestra un periodo muy concreto de la evolución artística de mi padre, una época que precede a esa eclosión de la que surgió posteriormente como artista de la naturaleza, o land art", explica su hijo Irrintzi, que ha comisariado la exposición.

"Yo era muy pequeño, pero mi hermano José Ibarrola me cuenta cómo sus cuadros, incluso los de una etapa anterior, con estas figuras épicas, vuelve a montarlos en el caballete y empiezan a aparecer elementos que él retoma de las vanguardias históricas, líneas, rayas muy geométricas, marcadas... Se transfiere la tensión de lo que hay en las obras, esa tensión que hay en el gesto, en la reivindicación de las figuras, a una tensión geométrica, cromática", explica Irrintzi.

E insiste en que en las obras seleccionadas se percibe el componente social, de reivindicación del mundo de la industria, del trabajador, con el más vanguardista, poblado de líneas. "Unas composiciones que él ha utilizado en la naturaleza, en lo que él llama la línea estructural, que según sus propias palabras, no pretende hacer un dibujo naturalista, sino construir un espacio no renacentista, cubista. Lo que está en el fondo se viene hacia adelante y recrea la figura".

Los óleos de gran fuerza expresiva se acompañan con algunos dibujos. "Yo recuerdo siempre a mi padre pintando; él se metía en el estudio, pero cuando se sumaba a la vida familiar estaba siempre dibujando; siempre ha concebido el dibujo como un laboratorio de ideas. Buscaba y buscaba imágenes y cuando las encontraba ponía la palabra vale en el dibujo y luego la veías en el lienzo", rememora su hijo.

La exposición, que cuenta con el patrocinio de Laboral Kutxa, permanecerá en el museo hasta enero de 2022.