Las bandas de música de Euskadi han tomado la decisión de federarse para hacer frente a una "complicada" situación derivada de la pandemia y de los protocolos anticovid-19 aprobados por el Gobierno vasco.

La Federación Vasca de Bandas de Música se ha presentado este lunes en Musikene y su presidente, Aritz Labrador, ha estado acompañado por la directora de Cultura de Lakua, Aitziber Atorrasagasti, y el director de Eresbil, Pello Leiñena. Labrador, en palabras a este periódico, ha recordado que hay agrupaciones que llevan ya un año sin ensayar ni actuar, desde el primer confinamiento, y que si esta situación se demora mucho más pondrá en grave riesgo la supervivencia de muchas de ellas. "Las bandas son un reflejo de la sociedad a través de la cultura", ha subrayado Labrador.

En este sentido, ha explicado que el Gobierno vasco ha celebrado la creación de la federación como agente integrador y también como interlocutor válido a la hora de trasladar las necesidades del sector que se encuentra ante una encrucijada. Hace un par de semanas la Federación Vasca de Bandas de Música presentó su proyecto ante el viceconsejero de Cultura, Andoni Iturbe, y ante la directora del ramo.

En esta reunión, también pusieron encima de la mesa un protocolo anticovid-19 unificado y específico para poder ensayar y actuar. No obstante, la agrupación de bandas también se ha encontrado con "el primer no" del Consejero de Cultura, Bingen Zupiria. En este sentido, Labrador expone que Lakua les ha trasladado que su "prioridad" en este momento es centrarse en el proceso vacunación de la población. "Las bandas de música no pueden esperar a verano", responde tajante Labrador, dado que "hay muchas que están en peligro". "Vamos a seguir negociando para que podamos conseguir que las bandas puedan volver a la actividad de una forma segura y regulada, preservando la salud de todos, pero también, la salud de la cultura popular; algo que está en peligro", expone.

Una veintena de conjuntos musicales amateurs, de los 42 que hay en los tres territorios de Euskadi, se han inscrito ya en esta federación que nace de la necesidad "de aunar fuerzas y de emprender proyectos conjuntos". Asimismo, anuncia que hay otras que tienen interés en inscribirse y que no han podido hacerlo aún por la urgencia que requería constituir la federación y así comenzar el diálogo con las instituciones.

Al igual que ocurrió en otras comunidades como Valencia o Galicia, esta es una apuesta de este tipo podía haber surgido hace años en Euskadi pero, finalmente, lo ha hecho ahora, a consecuencia de un "catalizador" que ha removido el suelo cultural en muchos ámbitos y sectores: la pandemia. Las medidas contra el covid-19 han traído una "regulación de la música popular" hasta tal punto que se ha prohibido su actividad. De hecho, el último decreto, aprobado el pasado día 6, mantiene dicha restricción: "Permanecen suspendidos los ensayos y actuaciones colectivas no profesionales de carácter músico-vocal, salvo en el caso de los que pertenezcan a la educación reglada". "No hay conciertos, ni pasacalles, ni ensayos". Ante esta situación, la federación busca "desbloquear" la situación con el Gobierno vasco.

RECUPERAR EL PATRIMONIO

Labrador hace un repaso de lo que ha sido 2020. Con la desescalada algunas bandas volvieron a la actividad, dado que el LABI no había establecido aún diferencia entre agrupaciones profesionales y amateurs. Cada una, por supuesto, estableció un protocolo de seguridad propio para poder ensayar y actuar, aunque también hubo bandas que decidieron no volver a la actividad y, por lo tanto, "no han tocado una nota desde marzo". En noviembre, no obstante, el Gobierno Vasco impuso la citada restricción para los colectivos "no profesionales".

En estos cuatro meses, algunos de los conjuntos han intentado mantener algo de actividad para "mantener viva la banda" a través del camino online. Labrador, con estudios de Dirección de Orquesta y Coro en Musikene, conoce de primera mano las complicaciones derivadas de las medidas del LABI; después de 43 años de silencio, hace dos recuperó la Zornotzako Musika Banda, que ahora dirige: "No nos podemos permitir desaparecer ya, porque acabamos de nacer. Mis esfuerzos se centran en lecturas de un nuevo repertorio online y en hacer que la banda siga viva".

Precisamente, uno de los trabajos de la federación será el avivar el patrimonio inmaterial que suponen estos conjuntos, intentando recuperar aquellas bandas que se encuentren en estado "crítico" o, incluso, las que ya han desaparecido. Labrador vuelve a subrayar la importancia de estas asociaciones en el tejido asociativo y cultural vasco y pone un ejemplo muy significativo: la banda de música más antigua de todo el Estado es de Irun y existen registros de su existencia desde 1708. "Más de tres siglos de patrimonio no se pueden perder por una pandemia".