Nunca es tarde para tributar el último reconocimiento a una persona. Quizás sí lo es ya para decirle agur con letras mayúsculas a Karmele Leizaola en Euskadi. Tal vez porque mereció, sin duda, un homenaje en vida que nadie le brindó. Gozó de un mayor reconocimiento en Caracas que en el país donde nació. En Venezuela se le recuerda por la gesta de ser la primera mujer que formó parte de un equipo de diseño de periódicos en un país que no daba oportunidad en esta sección a quien no fuera hombre. En América, le reconocen su especialidad en tipografía, por el uso que hizo de blancos y como maestra de generaciones en diseño gráfico.

El pasado día 5 falleció esta donostiarra, venezolana y residente en Las Rozas de Madrid a la edad de 91 años. La guipuzcoana ganó el Premio Municipal de Periodismo de Venezuela en la mención de Diagramación y Diseño. Además, fue compañera de trabajo del premio Nobel de literatura de 1982, Gabriel García Márquez, buen amigo que le citó en una de sus obras.

Karmele Leizaola era hija de Josu Miren Terese Azpiazu y Ricardo Leizaola, matrimonio dueño de la librería San Ignacio. de Donostia. que tuvo nueve hijos. En su llegada al exilio en Venezuela, el matrimonio cambió de sector y pasó a regentar un hotel en Caracas que fue lugar desde el que muchas familias emprendieron una nueva vida tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. El inmueble tenía por nombre Zumaia y más adelante abrieron el Bidasoa. Karmele, además era sobrina del lehendakari Jesús María de Leizaola.

El mundo periodístico y, por extensión, el editorial de Venezuela, lamenta la pérdida humana y profesional de una mujer que trabajó en el periódico del país caribeño El Nacional además de participar en las principales revistas del país, innovando en diagramación, es decir, en diseñar y realizar la maqueta de una revista, libro, periódico, disco... Está considerada una leyenda de la diagramación tras su labor también impresa en publicaciones como Élite, de Tipografía Vargas; Economía Hoy, Imagen o Momento, donde coincidió con García Márquez. Los medios de comunicación olvidan, no obstante, que también maquetó la revista Gudari , publicación de la resistencia vasca clandestina en el exilio.

Olvidada en Euskadi

En Euskadi son contadas las voces, casi únicamente las familiares, que han puesto en valor su persona y logros. Así, el exparlamentario jeltzale Iñaki Anasagasti, quien editó con ella Gudari, salió a reivindicar su figura. "Lamento que el periodismo vasco desconociera la existencia de una mujer estrella como Karmele, donostiarra, pionera, premiada, sobrina del lehendakari Leizaola, madre de cuatro periodistas y artistas, con una sonrisa perenne. Algo se está haciendo muy mal en las instituciones y en las reivindicaciones feministas", enfatiza el exsenador del PNV.

Su sobrino, el periodista Estepan Aldamiz-Etxebarria, destaca su humanidad, y le recordará siempre sonriente. "Creo que fue una gran trabajadora, creadora e innovadora, especialmente por su trabajo en El Nacional, y no hay sino ver lo que ahora escriben quienes la conocieron. Pero siendo buena en lo suyo, siempre me llamó la atención la poca importancia que se daba a sí misma. La verdad es que era una izeba estupenda".

Desde el otro lado del Atlántico, el periodista y editor Sergio Dahbar habla con conocimiento de causa sobre ella. "Ha partido una dama del periodismo venezolano, quizás la mejor maestra que tuvimos, Karmele Leizaola", subraya y va más allá: "Pensó el diseño gráfico como un arte al que había que meterle cabeza. Nos enseñó a amar esta profesión. Gabriel García Márquez ahora debe estar persiguiéndola en la eternidad".

Sobre el premio Nobel ella contaba anécdotas como que "escribía bien, cuando quería escribir bien", sonreía, y le calificaba como una persona graciosa. Narraba lo mucho que le hablaba de su época en París.

Autodidacta en su profesión, Leizaola "buscaba la armonía" en un mundo en el que trabajaron personas que no eran del sector como "un hombre que había trabajado en seguros, otro que vendía leche€ Y amigos les contrataban en aquella época. Actuaban mecánicamente, sin ojo. En ese momento, encontrar una persona con la sensibilidad de Karmele Leizaola era con quien hablar y de quien aprender", agradecen sus excompañeros.

Ella luchó por publicaciones en las que el periodismo y el diseño fueran complementarios. "Se aprende mirando bien, sabiendo utilizar la mirada, se aprende a fuerza de hacerlo mal". Quienes trabajaron con Leizaola destacan que de ella no solo se aprendía de diagramación, sino de valores éticos y periodísticos. "Siempre tuvo disposición a enseñar", admiran a quien contrajo matrimonio con Luis de las Heras, quienes tuvieron cuatro hijo: los periodistas Txomin y Estíbaliz, el publicista Mikel y el caricaturista Eneko.

Tras su fallecimiento, el periodismo caraqueño se volcó en reconocerle como la primera mujer que consiguió formar parte de un equipo de diseño de periódicos en Venezuela. "Los profesores de Diseño que tuve fueron mis ojos. Gracias a ellos adquirí el sentido periodístico. El diseño no es nada si no entiendes de periodismo y si el periodismo no es bueno, tampoco ayuda al diseño", reivindicaba esta fumadora impulsiva.

Compañeros de aquella época agregan que fue "muy culta, buena conversadora, gran cocinera, pero fumaba como una chimenea. Y lo peor, yo trabajando a su lado€", bromeaba un compañero durante un seminario de Diseño de la Información celebrado en 2009.

De aquel encuentro en Caracas salió un reconocimiento explícito hacia ella. "Karmele abrió nuevos caminos para plasmar la noticia en los medios impresos, gracias a su innovador uso de los espacios en blanco, el empleo de fuentes tipográficas y un profundo conocimiento de la arquitectura de los textos en una página de periódico".

Tenía 91 años, era vasca de origen, venezolana de adopción, y creó la imagen de muchos diarios y semanarios suramericanos

"Lamento que el periodismo vasco desconociera la existencia de una mujer estrella como Karmele", defiende Iñaki Anasagasti