El corazón enfermo de Aita Patxi Jabier Jaio Etxeita dejó de latir el 14 de octubre a los 69 años de edad. El religioso era párroco y presidente de la orden pasionista de Orue, Amorebieta-Etxano. De hecho, era el más joven de la comunidad. Las exequias por su persona se oficiarán este miércoles en un funeral de cuerpo presente en la iglesia que él dirigía y oficiada por un sacerdote de San Felicísimo, lugar en el que estaba ingresado.

Persona de trato tan fácil como amable, tan cercano como casi familiar, Jaio, conocido por muchos como Amatza, fue promotor entre otros proyectos de la Gogoeta Astea, semana de reflexión que se celebra de forma anual a finales de agosto en formato de espacio abierto al diálogo en euskera, entre la fe y la cultura. También dio apoyo a las personas enfermas en capellanía del hospital de Galdakao y fue asiduo a las actividades conjuntas organizadas por la diócesis provincial.

El alcalde de Amorebieta-Etxano, Andoni Agirrebeitia, calificó de "irreparable" la pérdida de Jaio. "Lo es para Amorebieta-Etxano en general y para la zona de Orue en particular. Ha sido una de las personas más importantes de aquella comunidad en estos últimos cuarenta años y muy querido por toda la sociedad. Sin duda ha hecho muchísimas cosas por la ciudadanía", analizó.

A juicio del obispado de Bilbao, quien también impartió doctrina en Berriz, Elorrio, Atxondo y Amorebieta era un hombre alegre, humilde, servicial y que "sabía transmitir el mensaje cristiano a todo el mundo con su manera de actuar en la vida". Desde la parroquia zornotzarra de Santa María lamentaron su pérdida, la de un amigo "que se nos ha ido en silencio".

"Era -agregan desde la diócesis- una persona entregada a sus amigos y a los que no lo eran tanto, porque sabía construir puentes y aunar sensibilidades". El grupo de mayores de Bizian Gora, con sede en Orue, le recuerda "como buen iurretarra que era, cantarín y dantzari".

En la parroquia de Santa María de Amorebieta, donde dio servicio durante los últimos seis años, destacan además su "talante abierto, nada protagonista, sencillo y cercano a todas las personas del pueblo". Su comienzo, sin embargo, fue en la anteiglesia que llevaba en su corazón pasionista: Iurreta, en 1979, cuando fue ordenado sacerdote. Fue también profesor de Religión en Lauaxeta Ikastola. "Era una persona que se resistía a decir un no si veía que su aportación era necesaria en algún lugar próximo a su entorno", valora su amigo Jabi Artaraz, docente del centro educativo citado quien resume los importantes cargos que el iurretarra ocupó: "Fue párroco de Orue, superior de los pasionistas, capellán del Hospital de Galdakao, porque los pasionistas que llevaban ese trabajo ya no viven; párroco en Amorebieta cuando ya tenía bastante sin tomar más responsabilidades, y tuvo otro sinfín de responsabilidades porque era fiel a su cometido cristiano en su entorno más cercano. Vivía cada instante aquí y para todos", concluyó Artaraz.