germen de Even in exileVíctor Jara, asesinado durante el golpe de Estado de Pinochet,

Los Manics se tomaron un descanso tras su último disco, Resistence is futile (Sony Music), pero Bradfield no. Y en su tercer trabajo en solitario sorprendro con un álbum conceptual centrado en la figura de Jara, el inolvidable músico chileno asesinado por las huestes de Pinochet. El autor de Te recuerdo Amanda, El derecho de vivir en paz o Manifiesto creó canciones que eran “fuego de puro amor que palpitaba en las venas”, y que su autor cantaba “no por cantar, ni por tener buena voz”, sino porque “la guitarra tiene sentido si es guitarra trabajadora”. Un canto que “no es de ricos, es de los andamios”, y surgía para “alcanzar las estrellas”.

Los Manics son una banda surgida del punk de inicios de los 90 que logró resurgir tras la desaparición de su cantante, Richey Edwards, con discos de orgullosa militancia izquierdista y dardos de rock certero como If you tolerate this your children will be next, A design for live o Motorcycleemptyness. Conociendo su pasión por U2, The Clash, Simple Minds o Billy Bragg, de cuyas canciones humanistas, filosóficas y políticas aprendió en su juventud, no resulta extraño que su líder haya fijado su atención en Jara, un músico bastante conocido en América Latina y Euskadi, como prueba alguna versión de Fermín Muguruza, pero no tanto en la cultura anglosajona.

El homenaje tiene su origen en las letras escritas sobre el chileno por el poeta y dramaturgo Patrick Jones, hermano de Nicky Wire, el bajista de los Manics y, para muchos, su líder en la sombra. El músico sintió inmediatamente la necesidad de convertir en canciones esos poemas cuando los leyó, a principios de 2019. “Cada uno de ellos toca diferentes aspectos de la vida de Jara y cuando los leí me llamó la cabeza porque su vida acabó en muerte”.

Música política

“La idea ahora de que la libertad de pensamiento político podría terminar en muerte sigue siendo demasiado impactante. Sin embargo, vivimos en una época en la que la política de oposición conduce a una amargura incalculable y una total falta de empatía, compromiso o respeto. Es tan destructivo… Creo que este período de la historia muestra que la vida de Jara es relevante”, según Bradfield, para quien su voz “vuelve, una y otra vez”, como un eco que “inspira confianza y orientación”. El galés cree que “la música de motivaciones políticas no necesariamente tiene que ser un castigo polémico, sino que puede ser poética, personal y musicalmente transcendental”.

Even in exile se alimenta de canciones originales que ofrecen, en muchos casos, una factura propia del grupo madre de Bradfield, con su germen en el rock y las guitarras eléctricas aunque con un espectro estilístico abierto, liderado por la voz aguda de Bradfield y con una temática uniforme que logra que el álbum no suene disperso. Recuerda ofrece un arranque acústico y una letra que remite a The guns of Brixton, de The Clash, y que conecta a Pinochet con Nixon y Thatcher, al cantar “a los desaparecidos que no quisieron obedecer en nombre de la libertad”.

Su épica eléctrica recuerda a los Manics, como la de la bella Without knowing the end o The boy from the plantation, que presenta guitarras a lo Jhonny Marr y un gran estribillo para recordar la niñez de Jara y el aprendizaje de la guitarra desde la óptica de su madre. “Lo supe cuando te acuné que ibas a brillar”, canta. El resto del material, en el que solo aparece una versión, La partida, uno de los instrumentales, centrada en los desaparecidos y con arreglos de western y de los sonidos desérticos de Morricone, alterna sonidos diversos.

De los arreglos etéreos de sintetizador a lo OMD o Ultravox de la emotiva balada There’s come a war, centrada en la inevitabilidad de la contienda entre el Gobierno de Allende y Pinochet, al medio tiempo épico en el caso de Thirty thousand mil bottles, que alude al programa de leche gratuita impulsado por el gobierno izquierdista y al número de desaparecidos durante la dictadura, pasando por la psicodelia de Pink Floyd, en The last song, cuyo texto viaja a los últimos días de Jara y Allende. Son letras sobre deseos, igualdad, lucha, esperanza popular o el influjo de Violeta Parra, explícito en From the hands of Violeta, y sonidos con guiños a John Cale, Wire, Super Furry Animals y Led Zeppelin, para manifestar un deseo, que “la verdad siempre trascenderá”, y reivindicar a “un hombre bueno”.