PARA Leire Zelaia, sus profesoras Cristina Bacete y Ana Urgoiti son “sus heroínas”. Con el micrófono en la mano, y visiblemente emocionada, esta joven bilbaina de 20 años confiesa que para ella el arte es su vida y se muestra profundamente agradecida al camino que le han mostrado las responsables de la escuela Formarte. El centro ofrece desde 2014 un programa de desarrollo personal y profesional a través de la creación artística a personas con discapacidad psíquica o intelectual.
Leire es autora del lienzo Fuego, una de las 22 obras de los 21 artistas que conforman la muestra Acogida, que desde ayer y hasta el 14 de enero acogerá la Sala de Exposiciones de las Juntas Generales en Bilbao. Por tercer año consecutivo, alumnos y alumnas de esta escuela de arte sin barreras desarrollan este proyecto expositivo, “trabajando desde los sentimientos y desde los sentidos”, según explicaron ayer Urgoiti y Bacene, socias y educadoras de Formarte, durante la presentación de la muestra. Ana Otadui, presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, felicitó a los artistas y confesó que se siente muy orgullosa de poder colaborar con ellos: “Todos los años nos enseñáis un montón de cosas. Ojalá que el humanismo que se desprende de estas obras traspase estas paredes y llegue a la sociedad”.
recorrido por la muestra Los trabajos no dejan indiferente a nadie y llaman a la reflexión. Estos alumnos, a los que se les puede considerar ya artistas, quisieron visibilizar los derechos de los refugiados y la obligación de la sociedad de acogerles. Un trabajo que les llevó diez meses, incluyendo una fase de información y documentación en la que visionaron los vídeos que Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, realizaron con testimonios de niños de la Guerra Civil española que tuvieron que refugiarse en Francia, Bélgica, Inglaterra y Rusia, así como el reportaje sobre personas refugiadas que en la actualidad huyen de las guerras y la hambruna. También realizaron una visita guiada al Museo de la Paz de Gernika y otro itinerario por la Casa Sin Llaves de Artea para reflexionar sobre la necesidad de evitar los conflictos bélicos y sobre la importancia de la acogida, que se reflejan en las obras expuestas.
Así, Claudia Aguinaga pintó los dos cortinones que invitan al espectador a entrar en la sala. Lucía Arístegui presenta en su obra Yo te arropo un abrigo, diseñado con retales de tela para cubrir las necesidades básicas del refugiado. “Yo no sabía coser, pero dije: Tengo que conseguirlo. Y lo he hecho”, explicó muy emocionada. Sergio Fernández realizó una maqueta en cartón del bombardeo que sufrió Gernika. Por su parte, Imanol Yébenes, que ya expuso el año pasado, firma una obra de madera en la que representa una huerta “para paliar el hambre”.
Miren Santiago es también otra de las veteranas, que incluso ya ha vendido alguna obra. Como comentan sus profesoras, deja huella de la energía vital que la envuelve en su trabajo, lo que le ha ayudado a abrirse más a la sociedad. Ella lo tiene claro, quiere dedicarse al arte. En esta exposición muestra una obra en la que exhorta al espectador a escuchar lo que nos tienen que decir los refugiados. “Quiero dedicarme a esto”, asegura tajante.
Jon Ander Gil, jugador del Athletic Genuine, quedó impactado por un vídeo de la ONG Coopera en el que salen unos niños del Congo cantando el himno del Athletic. Se pusieron en contacto con la ONG y de ahí surgió su cuadro ¿Dónde está la frontera?. Daniel Esteves es un gran creativo. Con gran ironía se pregunta en su obra cómo será el futuro si seguimos comportándonos de esta manera con las personas que solicitan asilo. En el muro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que él representa en el lienzo, le contesta: Me importa un nein.
La acción solidaria de unos bomberos sevillanos en el mar Egeo, el Árbol de Gernika como “símbolo de supervivencia, la destrucción y el dolor que causan las guerras”, el sufrimiento de niños refugiados o el cuestionamiento de las fronteras son otros de los temas reflejados en las obras expuestas. Trabajar sin barreras, con total libertad, da como resultado auténticas obras de arte. “Las personas con discapacidad se encuentran con que, una vez cumplidos los 20 años, ya no tienen cabida en las aulas de educación especial, pero a través del arte pueden seguir formándose. Incluso la creatividad les puede dar una salida laboral”, defendió en numerosas ocasiones Ana y Cristina. La entrada a la sala de exposiciones de Juntas Generales, en el número 6 de la bilbaina calle Hurtado de Amezaga es gratuita.